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martes, 15 de junio de 2021

CAMPEONATO DE ESPAÑA 100KM EN RUTA

2021 está siendo muy complicado a nivel deportivo pero poco a poco vamos viendo la luz. En mi caso, durante los primeros meses del año siempre estoy inmerso en la preparación de alguna maratón. Siendo consciente que una prueba de asfalto de estas características era imposible que se celebrara, busqué otras alternativas. Dándole vueltas a la situación, al final opté por un objetivo mayúsculo: "Campeonato de España 100km en Ruta".

Entrenar un maratón es una ardua tarea. Son muchos días a la semana con entrenamientos bastante específicos. En el caso del ultrafondo, la preparación es diferente. Tendría que acumular un volumen mayor de kilómetros pero la intensidad sería mucho más moderada. Pensé que ante la incertidumbre de si se podría llevar a cabo o no la competición elegida, el preparar algo que no me supusiera un desgaste mental elevado, era lo apropiado. El año pasado me ocurrió justo esa sensación. A menos de un mes de participar en el Maratón de Zaragoza, empezó el confinamiento. Fue muy frustrante y no quería volver a pasar por eso.

Así que manos a la obra. Decidí empezar a prepararme en febrero. 5 días a la semana de entrenamiento con solo uno de ellos como trabajo específico. El resto estaría conformado por rodajes y tiradas largas con ritmos moderados. La fuerza la trabajaría con rutas por montaña y días de gimnasio. Iría aumentando los kilómetros según fueran avanzando las semanas. A priori, un plan de trabajo bastante llevadero.

Al principio todo era alegría...

Por supuesto, mi objetivo no solo iba a ser participar. Ya que me pongo, lo hago a lo grande. Iba a entrenar para conseguir el récord de Aragón (07:45:19). Mi punto de partida será hacer el kilómetro en 4:30, de esta manera pararía el cronómetro en 07:30:00. Visto así, parece que es un ritmo bastante cómodo, pero no nos engañemos, lo tendré que mantener durante 100 kilómetros.

Fueron 4 largos meses de preparación. Llegando a acumular hasta 160 kilómetros a la semana. Con la participación en la "Ultra sierra nevada" de por medio. Tenía bastante miedo a que mis piernas aguantaran tal volumen de carga pero por suerte  no sufrieron ningún percance. Lo rocambolesco es que el único problema muscular que tuve fue en el hombro. Solo fue un susto, ya que en todo momento estuve en manos de fisioterapia Zaragoza y se encargaron de solucionarlo.

Con todo esto que os cuento, llegó el día de la competición: 12 de Junio en Santander. Llegaba con la moral por las nubes. Los test que había hecho un mes antes (Probando también la alimentación en carrera) me habían salido genial. Sentía que estaba en un momento de forma formidable. Sin duda, es la mejor manera de afrontar un reto así. Si la confianza es plena, ya tienes mucho ganado.

La carrera se celebra en el Parque de las Llamas sobre un recorrido de 5 kilómetros que tendríamos que completar 20 veces. Tu mismo te puedes preparar tu propio avituallamiento y dejarlo en una mesa en la zona de meta. Como siempre, confié plenamente en el trabajo de Patricia Lambea, mi nutricionista. El menú se compondría de geles, hidratos en polvo, isotónico, agua y pastillas de sales. Toda una espiral de sensaciones para el paladar.

Son las 7 de la mañana y empieza la carrera. El cielo está encapotado y esto es una gran alegría. Sabía que tenía que tener la cabeza bien amueblada y no dejarme llevar por las emociones iniciales. A 4:30 es un ritmo bastante cómodo para mi. Es fácil caer en la tentación de ir más rápido. Iba bien mentalizado de no caer en esta trampa. Lo siento por mi club ANDANDAEH, ya se que no puse en practica nuestro lema "A fuego hasta reventar" pero la situación requería ser más prudente esta vez.

Aún con todo, marcaba ritmos de 4:25. Como la hormiguita en la fábula, iba guardándome 5 segunditos para cuando llegará el duro invierno. Me junté con un compañero las primeras vueltas. El marcaba el ritmo hasta que llegábamos al avituallamiento. Entonces se paraba y yo seguía hasta que me volvía a pillar. Así estuvimos en bucle durante bastantes kilómetros.

Me sentía en plenitud. Pasaban los minutos e incluso mejoraban las sensaciones. A cada paso de meta, megafonía iba informándome que subía puestos en la clasificación. Marqué mi mejor parcial en el ecuador de la carrera. A estas alturas ya me había quedado en solitario. Aunque parezca que este sistema de vueltas es como si fueras un hamster en una rueda, a mi me gustó. Estás constantemente cruzándote con corredores y lo hace más ameno.

Todo no podía ir tan bien. Me decía a mi mismo: - ¿Dónde está la trampa? -. Efectivamente, tardó en llegar pero ahí estaba. Sobre el kilómetro 70 empezó a caer un sol de justicia. Si a esto le sumas que no había ninguna sombra en todo el trazado, la trampa es mayor. Las sensaciones dieron un cambio radical. Mi gozo y ensoñación se transformaron en sufrimiento y realidad. Las cuestas que antes ni las percibía, ahora me parecían la subida al Moncayo. Los cambios de sentido se convertían en una thermomix para mis tobillos. En la parte del avituallamiento opté por caminar mientras bebía, esperando así recuperar fuerzas. Los ritmos por minuto bajaban drásticamente. 

De sufrir no te escapas

Por suerte, en este tipo de aventuras mis Pantojos siempre me acompañan. Sabía que cada 5 kilómetros iba a ver a mi familia desgañitándose. Sin duda, su presencia hizo que no me acabara de rendir nunca. El calor era extremo y todos los corredores estábamos pasando penurias. El tener un apoyo constante a tu lado es fundamental. De hecho, el punto de inflexión lo marco mi sobrino Asier. Sobre el kilómetro 90, al pasar a su lado decidí caminar un poco. Él, con la inocencia de su edad, sorprendido mi gritó: -¡Tío! ¿Qué haces? ¿Por qué te paras? -. No era consciente de que estaba exhausto y que si era una carrera, lógicamente, lo que tenía que hacer era correr. Tenía más razón que un santo. Me cambió la mentalidad y volví a resurgir.

Volví a subir el ritmo. Si os digo la verdad, no se de donde saqué la fuerza. Las cuentas matemáticas que hacía en mi cabeza para ver si iba a poder conseguir el récord de Aragón me parecían imposibles de realizar. Para ser sinceros, a estas alturas me costaba sumar 2 + 2. Dejé todos mis pronósticos para la última vuelta. Kilómetro 95 y ahora si que si, o me cae un meteorito encima o nadie me puede arrebatar conseguir mi objetivo.

Para darle más epicidad al momento, justo cuando iba a cruzar la meta, coincidía con el paso de Juan Romero. Un referente del deporte aragonés, gran persona y poseedor del récord durante varios años. Fue un momento mágico. Como si recogiera su testigo. Las nuevas generaciones. No se, a mi me pareció increíble. El destino me dijo él. 

Sensaciones Únicas

Paré el cronometro en 07:33:56 en octava posición. Acababa de conseguir mi objetivo, marcar la mejor marca aragonesa de la historia en esta modalidad. Ni en mis mejores sueños había imaginado algo así cuando empecé en el atletismo. Mientras escribo estas líneas sigo estando en una nube y eso que ya ha pasado tiempo para digerirlo. ¡Si la felicidad plena existe, debe parecerse mucho a los que siento!

Dar las GRACIAS a todo la gente que me ha acompañado en esta aventura. ¡Lo hemos conseguido! Esta victoria es parte vuestra, ya os iré invitando a unas cañas según os vaya viendo. Después de tanto trabajo, la celebración tiene que estar a la altura.

Empecé a correr en 2013 haciendo un tiempo de 55 minutos en una 10k y hoy me encuentro en mitad de un sueño, sin creérmelo aún, contándoos esta experiencia . No se muy bien como he llegado hasta aquí, lo que si que se, es quien es el autentico culpable de todo esto:

¡GRACIAS PRIMO, VA POR TI!

Tiempo: 07:33:56
Clasificación general: 8

Participantes finalistas: 62


                                               BANDA SONORA DE LA CARRERA