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martes, 14 de octubre de 2014

VIII Maratón de Zaragoza

Y por fin llegó el gran día, la cita más importante de la temporada, aquella en la que llevaba inscrito más de 6 meses: la VIII Maratón de Zaragoza. Un reto muy importante para mi ya que era la primera vez que me enfrentaba a una distancia tan larga y tan respetada.

Todo empezó cuando al ir a inscribirme a la Media Maratón de mi cuidad, había una oferta que te salía muy barato si te apuntabas a las dos a la vez. Como aún quedaba mucho tiempo y no era muy consciente de lo que estaba haciendo, decidí tirar para adelante. Los meses pasaban, iba participando en competiciones de como máximo 21 kilómetros, pero la fecha del 28 de septiembre aún me parecía muy lejana. Sin darme cuenta, ya empezaba el verano, por lo que solo quedaban 3 meses ( Es más o menos el tiempo que aconsejan para empezar a preparar un evento de estas características). Pero era la primera vez en 8 años que podía disfrutar del verano en condiciones debido a mi nuevo horario en el trabajo, por lo que el entrenamiento quedó aparcado hasta el 31 de agosto.

Llegó el primer día de septiembre con más excesos en el cuerpo que entrenamientos en las piernas. Había que apurar los pocos días que me quedaban y ser valiente. Aún así, llegué al día de la carrera con el entrenamiento más largo de 27 kilómetros.

La mañana amaneció fría pero sin ningún atisbo de hacer cierzo, cosa que me preocupaba bastante. Desayuné como si fuera una carrera más, tampoco quería pecar de inexperto e hincharme más de la cuenta. Una vez salí de mi casa los nervios empezaban a aparecer. Un reguero de corredores se iban acercando a la zona de salida y empezaba a verse caras conocidas por todos lados. Me junté con mis compañeros del grupo de entrenamiento Toni Abadía; abrazos, fotografía de rigor y muchos ánimos para la batalla que nos espera.


Seguidamente acudí al punto de encuentro con mis compañeros de ANDANDAEH. Los valientes esta vez eramos Jorge, Gorka, Pablo, Chevy, Marcos y yo. Después de conversaciones nerviosas y palabras sin sentido, nos fuimos hacía la salida a esperar el inevitable comienzo de la prueba. En principio Pablo, Gorka y yo teníamos pensado ir con la liebre de 3:30 mientras los demás compañeros tenían en mente otros ritmos.


Empezó la carrera y salimos tranquilamente a un ritmo de 5 minutos el kilómetro pero un poco detrás de la liebre para no ir dentro de todo el pelotón. Ya sobre el punto 6 a Pablo le podían las ganas y tiró para adelante. Yo como era la primera vez que corría una distancia así y aún quedaban 3 horas por delante, no quería precipitarme aunque viera que iba muy bien de fuerzas.

Siguieron pasando los kilómetros junto a Gorka por detrás de la liebre pero sin perderla de vista. Las sensaciones eran inmejorables y el recorrido de ida y vuelta permitía cruzarte con otras partes del pelotón e ir recibiendo y dando ánimos de otros amigos y compañeros. Al llegar al punto 27, el miedo y las dudas empezaban a invadir mi cabeza ya que, como he comentado antes, es lo máximo que había corrido pero en cambio, físicamente estaba muy entero.

El famoso kilómetro 30 estaba a la vuelta de la esquina y me daba la impresión de que "el muro" podía aparecer en cualquier momento. Pero en ese mismo instante, a mi compañero le entraron las prisas y empezó a poner velocidad de crucero. Pensé: ¡Donde vas loco! aunque decidí seguir su ritmo sin pensármelo dos veces pero sin llegar a alcanzarle. Realmente su estrategia me pareció impecable; "Si no quieres chocar contra el muro, acelera y saltatelo". 


Una vez superado el punto 36 en el principio del paseo Echegaray y Caballero ya supe que no se me podía escapar el reto. Estaba pletórico de fuerzas y ya nadie me podía parar, pero recorrer toda la ribera del Ebro y volver  hasta la calle SanVicente de Paul se me hizo larguísimo, sin lugar a dudas la parte más dura de toda la carrera.

En esta misma calle me estaba esperando mi madre con una camiseta que había preparado con la que quería cruzar la meta. Semejante experiencia solo podía ir dedicada al impulsor de todo esto. El último kilómetro fue una experiencia inexplicable, entre la adrenalina y el ambiente de las calles parecía que iba volando.



Finalmente crucé la meta por debajo del tiempo que me había marcado, pero eso no era lo importante. Las sensaciones que sentí los últimos metros son indescriptibles. Mereció la pena haber sufrido los 41 kilómetros anteriores solo por la alegría y el bien estar que se genera al final.

Dar la enhorabuena a todos mis amigos y compañeros que consiguieron superar sus retos. Jorge, has realizado un tiempo increíble, ahora a bajar de 40 minutos en la 10k. Pedro, has demostrado lo que de verdad significa la palabra "compañerismo" acompañando en los malos momentos a Ramón. Y sobretodo gracias a Gorka por acompañarme y darme apoyo durante tantos kilómetros.

Felicitar también a la organización, a todos los colaboradores (Especial mención a la ovación que me brindaron al ir a recoger la bolsa al pabellón, se me pusieron los pelos de punta), al público por dar ese punto extra que todo corredor necesita. También a mi familia y a mis compañeros de entrenamiento que estuvieron animando desde las 8 de la mañana hasta que cruzamos la meta; ¡Eso si tiene merito!.



¡Va por ti PRIMO! 

Tiempo: 03:26:59
Clasificación general: 217
Participantes: 940 (acabaron)


                                          BANDA SONORA DE LA CARRERA



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