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lunes, 26 de febrero de 2018

II 10K TUDELA

Recién acabado el "VIII Maratón de Castellón" con una marca que ni me imaginaba, llegué a Zaragoza con la euforia por las nubes. Quería aprovechar mi estado de forma y no vi mejor manera que apuntarme a la "II 10K Tudela" que se celebraba una semana después.

En realidad, la carrera estrella es la IX Media Maratón Estela Navascués pero aunque mi cordura es limitada, esta vez tuve dos dedos de frente para no apuntarme a "la más larga". Además, en Tudela tengo mucha familia y era el día perfecto para conocer a mi nueva primita Sofía y volver a correr con su papa Alex que hace mucho que no lo hacíamos, no hay que perder las buenas costumbres. Todo prometía para ser una mañana muy completa.


¡Otra más en la familia!
También quería probar en mi entrenamiento lo que llaman "supercompensación" que consiste en un proceso biológico por el cual producimos estrés en nuestro cuerpo mediante cargas de entrenamiento para preparar un maratón. Una vez realizado, reparamos el organismo mediante descanso con el objetivo de volver a un nivel mejor del que partimos inicialmente. Resumiendo: ¡Petarlo en la 10K!  

Este principio de supercompensación habla de un periodo de descanso de hasta 6 semanas. ¿Que corredor tiene paciencia hoy en día para esperar tanto tiempo? Yo lo acorté a 7 días.

La mañana amaneció fría. La carrera empieza a las 11, tiempo suficiente para que el día mejorara y el sol hiciera acto de presencia pero me puse la térmica debajo no fuera a ponerme malito. No descansaré lo necesario pero tampoco me pillaré un resfriado. 


Junto a los Beer Runners. Foto de Angel Alvaro
La estrategia que seguí en Castellón me dio muy buenos resultados así que iba a aplicarla otra vez. Salir a fuego desde el principio. Si me salió en 42 kilómetros, ¿Porque no me iba a salir en 10? Por desgracia, en el atletismo no hay lógica que valga. La carrera salió lanzada y yo me junté con unos compañeros de Zaragoza de la Escuela Rusa que iban a hacer 37 minutos. Nada más salir de la primera recta, cogíamos la calle Zaragoza que es en constante subida. Aquí ya me vine arriba y empecé a aplicar mi táctica. ¡A fuego!

Todo iba bien hasta el ecuador de la carrera. En el kilómetro 5 nos adentrábamos en la Mejana, una zona donde nos empezó a dar el viento de cara. Inesperadamente apareció el hombre del Mazo. No me lo encuentro en un maratón y en una 10K ahí estaba él. ¡Esto es la magia del running! Las piernas las sentía muy pesadas, será que no he llevado a cabo el descanso adecuado....

Aquí ya me quede solo, en mitad de la nada. Últimamente siempre me pasa lo mismo, corro siempre solo, sea cual sea la distancia recorrida. Soy un polo opuesto al resto. Me puse como referencia un compañero que estaba a unos 20 metros. A partir de ahora era una guerra entre él, yo y el lactato.

Poco a poco me iba acercando hasta adentrarnos en la zona final adoquinada, para más inri, cuesta arriba. Ya tomada la última curva, solo nos faltaba una bajada hasta llegar a la meta. Empecé mi sprint final mientras el compañero giraba la cabeza buscando referencias. Fue una llegada de película. Hay que dar espectáculo a los aficionados que están esperando. No lo pude alcanzar por menos de un segundo pero el sofocón que nos metimos no tiene precio. Al final, un abrazo y todos amigos.


¡Llegada bailando el limbo!
Paré el cronometro en 36:20. Mejor marca personal conseguida. Al final, la "supercompensación" ha surtido efecto. Como broche final, cada vez que corro en Tudela, un vinito acompañado de un huevo con bechamel en el Bar José Luis y para Zaragoza, que esta tarde toca trabajar. Próximo destino: Montaña.

!Va por ti PRIMO! 

Tiempo: 00:36:20
Puesto: 22
Participantes que acabaron: 249

                                     BANDA SONORA DE LA CARRERA



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