Páginas

martes, 30 de octubre de 2018

V Geopark Maestrail (42km 2500 D+)

Seguimos poniéndonos a punto en este arranque de temporada que tanto me está costando. La única manera de volver a coger el gusanillo es apuntándome a carreras. Aprovechando que estaba de escapada familiar en Aliaga (Teruel), decidí ojear el calendario y di con una carrera que se celebraba en las cercanías: "V Geopark Maestrail". Seguro que muchos de vosotros también aprovecháis vuestra estancia vacacional para participar en alguna prueba por la zona. Yo no iba a ser menos.

Después de 4 ediciones en las que se llevó a cabo en Castellote, esta vez cambiaba de sede. Se iba a celebrar en la pequeña localidad de Villarluengo. Un lugar privilegiado donde poder disfrutar del deporte que más nos gusta. Había cuatro distancias: Marcha senderista, 12k, 21k y Maratón. Por supuesto, opté por la última. Por delante, 42 kilómetros de montaña y 2500 de desnivel positivo.

Los días previos a la carrera vaticinaban un cambio brusco de temperaturas. Íbamos a pasar de ir en manga corta a refugiarnos de la nieve. Las constantes precipitaciones hicieron que la organización se viera obligada a cambiar el recorrido. Varios de los ríos que debíamos cruzar, se habían desbordado. La climatología es una de las adversidades con las que tenemos que lidiar los corredores. En el fondo, creo que cuanto más difícil se pone la situación, más disfrutamos.

Todos no debieron pensar lo mismo porque en la linea de salida apenas nos encontrábamos 50 participantes. Lo peor de esta situación son los minutos previos. La espera antes de darse la salida. Aquí es cuando realmente piensas si fue buena idea apuntarte. Si no estarías mejor en tu casa, calentito metido en la cama. En cuanto empieza la prueba, todas esas dudas se disipan y vuelve a apoderarse de ti el aventurero que llevas dentro.

Ante todo, SONRÍE 

Nada más abandonar el pueblo nos introdujimos en un paisaje cubierto por la nieve. El abrumador color blanco contrastaba con la hilera de colores fosforitos que íbamos en fila india. Poco a poco, al ser tan pocos participantes, nos fuimos distanciando. Aquí me quedé con mi compañero Rubén, compartiendo los primeros kilómetros de carrera. El iba marcando el ritmo. Yo seguía sus pasos mientras le observaba divertido como le iba saliendo escarcha en el pelo. Os podéis imaginar a que temperatura debíamos estar. 

El terreno es un continuo sube y baja. La zona de Teruel no tendrá esas subidas constantes que puedes encontrar en el Pirineo pero no por ello es menos dura. Cuando el camino pica hacia arriba, me amoldo bastante bien. Pongo un ritmo constante hasta llegar a la cima. Mi handicap, como he dicho en muchas ocasiones, son las bajadas. Especialmente complicada era la que nos llevaba a Pitarque. Piedras sueltas, arcilla y zonas congeladas eran las culpables. Además, decidí usar para esta carrera las zapatillas Hoka One Speedgoat 2. En su día me las compré pensando en zonas con mucho barro pero no les he llegado a coger el gusto. Al tener un drop tan grande, siento que estoy muy separado del suelo. Ésto me propicia una amortiguación excelente pero en su contra, el pie me baila bastante. Con el terreno tan inestable, acabé con los tobillos hechos puré.

Al llegar a Pitarque nos encontramos con un río desbordado. No quedaba otro remedio que meter los pies en remojo. A estas alturas ya me habían empezado a adelantar los participantes de la media, entre ellas, Yolanda Martin, a posteriori ganadora de la prueba y futura crack. Con los pies mojados, afrontamos la segunda parte de la carrera. 

Sin llegar nunca a forzar la maquina, me encontraba muy entero. Tenía muy buenas sensaciones. Igual quiere decir que estoy empezando a coger la forma. Entre divagaciones y pensamientos, llegué a un avituallamiento, situado en el conocido Hostal de la Trucha. Me aprovisioné con un trozo de melocotón. Mientras me lo comía, proseguí el camino sin prestar atención a las marcas. Cuando me di cuenta, estaba en unas piscinas. En otro momento hubiera deseado darme un chapuzón......hoy no. Después de dar un rodeo en busca de la salida, decidí retroceder sobre mis pasos y ahí estaba el camino correcto bien señalizado. Debes de estar siempre alerta, en el menor despiste te puedes confundir de dirección y perderte. Yo soy un especialista.

La locura compartida siempre es mejor

Tocaba afrontar el último tramo. En un momento dado, mientras  descendía a gran velocidad por una pista, me encontré de bruces con un compañero inesperado: Un gigante toro en mitad del camino. Menos mal que leí las últimas novedades de la organización en las que hacía alusión a que podíamos encontrarnos con "ganado vacuno de raza avileña, que aunque se asemeja al toro de lidia, es inofensivo". Pese al aviso, el ver un morlaco de 1000 kilos con cara de pocos amigos mirándome, no me daba ninguna confianza. Además, era completamente blanco. Copito de nieve pero con cuernos. Pasé con mucho sigilo a su lado y sin mirarle a los ojos por si acaso no se fuera a ofender. Cuando me separé 3 metros, puse pies en polvorosa.

A punto de marcar mi reloj los 40 kilómetros de carrera, llegué al último avituallamiento. Pensaba que ya lo tenía finiquitado pero los voluntarios me dieron una sorpresa más: Aún quedaban 6,5 km. Esta situación es muy normal en carreras de montaña, no te debes fiar nunca de la distancia inicial. Recuerdo este año en UT Llastres, donde también hicimos 6 km más cuando creíamos haber llegado a meta. Por lo menos, la parte buena es que era todo bajada.

Al acabar el descenso, sales a un claro y ves en todo su esplendor Villarluengo. El problema es que esta localidad esta situada sobre un profundo barranco. Lo primero que observas son sus casa colgadas y te preguntas ¿Como llego yo ahora hasta allí arriba? Tocaba rodear el barranco pero enseguida cruzabas un bonito puente para afrontar la última subida. Un ascenso espectacular bajo la atenta mirada de los gigante bloques de piedra que sujetan las primeras casas. Al fin, me adentro en las calles donde me está esperando toda mi familia para cruzar juntos la meta después de 6 horas.

Una carrera muy bonita donde las condiciones climatologicas la hicieron aún más especial. Es una zona que merece ser visitada y disfrutar de sus paisajes. Para finalizar, la organización nos obsequió con alubias y ternera. Un broche final perfecto para una carrera que sin duda recomiendo al 100%.


!Va por ti PRIMO! 

Tiempo: 06:07:59
Clasificación general: 11

Participantes que finalizaron: 32

                                     BANDA SONORA DE LA CARRERA







jueves, 25 de octubre de 2018

XIV Media Maratón Comarca de Valdejalón

Inevitablemente, el día tenía que llegar. Se ha acabado el verano. Pensaréis: ¡Ya hace tiempo que terminó! Cierto, pero los zaragozanos lo alargamos hasta las fiestas del Pilar. Así somos. Una vez sonaron los últimos fuegos artificiales, había que retomar los entrenamientos y las competiciones. Yo decidí dar el pistoletazo de salida con la "XIV Media Maratón Comarca de Valdejalón".

Cuantos más años voy cumpliendo, más pereza me da retomar la seriedad en los entrenos. Cuanto más viejo, más rebelde. Entre unas cosas y otras, llevaba sin competir en asfalto desde el "V EDP San Fermin Marathon Pamplona" y no lo hice al máximo porque ejercí de liebre. Mi problema es que si no tengo una meta, no me involucro. La solución: Apuntarme a carreras.

En este contexto, con 5 kilos más y los excesos de Pilares revoloteando aún en mi cuerpo, me presenté en la linea de salida. La carrera se llevaba a cabo en la Almunia de Doña Godina, con gran cultura deportiva. En diferencia a otras pruebas, ésta no discurría por el casco urbano sino que recorríamos los caminos adyacentes.

En un alarde de inteligencia, planteé una estrategia conservadora, acorde a mi estado. Iba a llevar un ritmo de 4:15/km, evadiéndome de todos los estímulos de mi alrededor (terreno favorable, buenas sensaciones, etc). El que más me preocupaba era intentar seguir a otros corredores. Estaba rodeado de amigos que en otras circunstancias, estaría a su nivel o incluso mejor pero no a día de hoy. Debía ser serio y no caer en la tentación de seguir su estela. ¡Tricas quietecito!


¡Con la juventud! Foto de Aragonia-Atletismo

Todo empezó según lo previsto. Deje escaparse a mis compañeros de otras batallas y me mantuve fiel a mi ritmo. En algunos momentos el terreno estaba un poco inestable debido a la "gota fría" que hemos tenido en nuestro país estos días. Algo de barro pero mucho menos de lo que se preveía. Intentaba buscar excusas para defender mi nefasto resultado. Lo del barro no colaba.

Durante la primera vuelta me junté con un chico que corría por segunda vez esta distancia. Iba cómodo con el ritmo pero con el miedo a una posible pájara. Durante unos kilómetros nos fuimos haciendo relevos al más puro estilo Tour de Francia. Al final ,decidió aflojar. Yo seguía fiel a mi 4:15/km.

El paisaje era bastante peculiar. Podías observar la huerta y los frutales de la comarca del Valdejalón en todo su esplendor. me llamó la atención un inmenso campo de coliflores. daban ganas de adentrarse y correr descontroladamente a lo : ¡Loco de las coles!


Iba tan rápido que no pudieron enfocarme... Foto de Aragonia-Atletismo

La carrera siguió su curso, controlando el ritmo. Los últimos kilómetros me constó mantenerlo. Al final, tocó sufrir. Cuando ya se divisaba la meta, oí los pasos de un corredor que se acercaba. intenté acelerar, haciendo un ataque a 400 metros de la llegada emulando al gran Alejandro Valverde, por seguir con el símil del ciclismo. El puñetero no se despegaba pero tampoco me quería adelantar. Fue honrado y pensó que no era justo adelantarme justo al final después de ir 21 kilómetros por detrás. Agradezco su detalle pero le hice un gesto con la mano para que me adelantase. Prefería empeorar una posición a que me diese un "parraque" ahí mismo.

El resultado es el esperado, muy lejos de mis registros habituales. No obstante, estoy satisfecho de haber aguantado un ritmo constante. No se puede pedir peras al olmo. Mi motor no da para más. Espero ir afinándolo poco a poco y volver a llegar a mi nivel, el cual, quiero conseguir en el Maratón de Sevilla.

Mientras eso llega, voy a cumplir uno de mis sueños, correr en LA HABANA. Se que no voy a llegar en el estado que desearía pero voy a disfrutar como nunca lo he hecho de cada metro recorrido por suelo cubano.


!Va por ti PRIMO! 

Tiempo: 01:29:51
Clasificación general:38

Participantes que acabaron:123

                                     BANDA SONORA DE LA CARRERA



jueves, 4 de octubre de 2018

ULTRA PIRINEU (110 km 6800 D+)

Se acabó el verano. Atrás quedan aquellos días de excesos en los que la única preocupación era no deshidratarme y no precisamente de agua. Vuelve a arrancar una nueva temporada. Mi cuerpo y mente aún no están preparados, sin embargo, aquellas inscripciones que hacemos al principio de año, aparecen cuando menos te lo esperas. En mi caso, emergió en el calendario la Ultra Pirineu.

Es una carrera de 110 km y 6800 desnivel positivo que transcurre por el pirineo catalán, con llegada y salida en la localidad de Bagá. Es una de las pruebas más emblemáticas y este año celebraba el décimo aniversario. Un servidor tenía que estar presente aunque mi estado de forma dejara mucho que desear. Por esta última razón, no había preparado la prueba ni con Patricia, mi nutricionista ni con Fernando, el fisioterapeuta que me arregla el chasis antes de todas las carreras. Estaba solo ante el peligro.

Al ser una prueba tan popular, tienes la fortuna de coincidir con los mejores atletas del momento. En la linea de salida te podías encontrar a Jordi Gamito (Tercero en UTMB), Javi Dominguez (Ganador de Tor des Geants) y Zaid Ait Malek (Campeón de España en Carreras de montaña). Este último, después de 12 años en España, lo quieren extraditar, por eso, uno de los lemas de este año es #Zaidsequeda. 

La parte negativa la encuentras en la gran cantidad de participantes. Los primeros 14 kilómetros son en constante subida hasta acumular un total de 2000 metros positivos. Se hacen unos tapones increíbles. Vas en constante fila india. En mi cabeza retumbaba todo el rato la melodía de los Lemmings. ¿Os acordáis? Eramos clavaditos. 


Descender no es descansar. Foto de Racephotos Sport

Después del primer sofocón, me di cuenta que mis fuerzas estaban justas. A mi me gusta siempre competir. Salir fuerte y luego aguantar como pueda. Esta vez el papel era diferente. Había que cambiar de chip. Iba a tomar la estrategia de Nibali en la Vuelta Ciclista a España. Me lo iba a tomar como una acumulación de kilómetros, en plan entrenamiento pero sin renunciar a dar espectáculo si lo ocasión lo permitía.

Cuando ibamos a llegar al punto más alto de la carrera, el refugio de Niu (2500m), vi que la última subida estaba abarrotada de público animando a los corredores, los cuales llegaban andando a duras penas. Aquí vi mi oportunidad para liarla un poco. Cuando llegué a la altura de la gente, empecé a acelerar como si de la meta se tratase. La gente enloqueció. Llegué con el corazón en la boca pero con la satisfacción de divertir al personal.

El primer gran escollo de la carrera estaba superado, ahora tocaba una larga bajada, con sus respectivos repechos, hasta Bellver (40 km). En este avituallamiento es imprescindible reponer energías, te espera un tramo de subida dividido en 3 fases con una duración de 25 km. Los dos primeros tramos se me hicieron bastante asequibles, llevaba un ritmo vivo y constante. Todo cambió al llegar a Aguiló (61 km). Me dijo un compañero que me abrigará, en esta zona hacía mucho viento. Me puse la térmica y empezamos a ascender. Habíamos dejado atrás la arboleda y avanzábamos por un pedregal sin resguardo alguno. De repente, era como si llevará cemento en las zapatillas. Llevaba un caminar muy pesado. La primera gran pajara del día apareció. En estos momentos, solo queda centrarte en tus pisadas y esperar a que pase el bache. Para mas inri, al llegar a la cima, se me acabó la batería del reloj. Sabía que quedaban 10 kilómetros de bajada hasta Gósol (74 km) pero me impacienta un poco no saber cuantos voy avanzando.


Ascender es sufrir. Foto de Racephotos Sport

Después del interminable descenso, al llegar al avituallamiento me espera la bolsa de vida. Tocaba cargar el reloj y cambiarme de ropa. Aunque parezca una tontería, esta acción te inyecta energía, tiene un efecto placebo. Si a esto le sumamos la presencia de mis padres, se puede decir que estaba como nuevo (es un decir...) Además, viendo el perfil de la carrera, lo que quedaba era "coser y cantar".

Iluso de mi, no era consciente de lo que me esperaba. Al poco de retomar la carrera, hubo que sacar  el frontal. La noche hacia acto de presencia y fue en ese mismo momento cuando se empezó a torcer la cosa. La oscuridad me cayó como una losa. La subida del refugio de Gresolet (88 km) que parecía una pequeña tachuela, se me atragantó más que cualquier otra anterior. Al llegar al avituallamiento de Vents (96 km) un corredor dijo que aún quedaba la "matahombres", palabras que no me ayudaron en absoluto. Tiré de un gel viniendo la que se me venía encima.

Embravecido por el mejunje, empecé a ascender el último pico que me separaba de la meta. Por sorpresa, vi que tenía que cruzar un río con bastante caudal pero no solo una vez. Varias fueron las ocasiones en que tuve que hacer malabarismos entre las piedras para no caer al agua. Sumando la poca visibilidad, este tramo se volvía muy peligroso, aunque tengo que reconocer que me pareció bastante divertido, saltando como Pepito Grillo de roca en roca.

Cuando haces cumbre, no es hora de festejos, aún te quedará un pequeño repecho de 20 minutos. A partir de ahí, 10 km descendiendo hasta llegar a Bagá. Ya no tenía ganas de correr pero era más grande el ansia por llegar que el dolor de piernas por lo que puse la directa junto a otro compañero que estaba igual de harto que yo. Varias fueron las anécdotas que me hicieron parar: Alumbrar a un compañero que se había quedado sin batería en el frontal, otra corredora con urgencias estomacales pidiendo pañuelos y por último, Graziana, con la que coincidí gran parte de la carrera y que acabó vomitando. Estábamos todos al filo de nuestras fuerzas. 

Para rematar, al llegar a una carretera creímos haber llegado pero un aficionado nos dijo que aún faltaban 5 kilómetros, la mayoría por asfalto. ¡Jaque mate! Al final llegué a meta en poco más de 20 horas. Con la satisfacción de haber acabado pese a mi poca preparación. Soy consciente que esta carrera si hubiera sido en primavera, la habría hecho en bastantes menos horas. Pero hay que ser consecuentes y pensar que todo suma. He podido participar en una de las carreras más importantes de España y con eso me quedo.


Pero al final tienes recompensa. Foto de Racephotos Sport

No quería acabar sin dar las gracias a mis padres. Esta vez hicieron un esfuerzo extra acompañándome, viéndose obligados a madrugar y trasnochar más de la cuenta. Encima lo primero que me preguntaron fue ¿Cuando tenemos la siguiente? Esto si que son "groupis" y no los de los Rollling Stones.


!Va por ti PRIMO! 

Tiempo: 20:22:26
Clasificación general: 178

Participantes que cabaron: 576

                                     BANDA SONORA DE LA CARRERA




 RECOMENDACIONES
  • Donde dormir: Hostal La Neu, en Castellar de N'Hug. Tu ve que dormir aquí porque ya estaba todo ocupado en Bagá y tuve mucha suerte. A parte de estar muy bien, con una gran desayuno incluido, en este pueblo vivió el gran KILIAN JORNET.
  • Donde cenar: Hostal la Muntanya, en el propio Castellar. Tienen un menú que no han modificado desde que lo crearon sus abuelos, fundadores del hostal. Calidad, cariño y cantidad perfectos para afrontar una Ultra. 
  • Que visitar: El nacimiento del río Llobregat. Es un rincón muy bello donde poder disfrutar de la naturaleza