Uno de los mejores momentos deportivos que he vivido se produjo el año pasado. Pensándolo bien, posiblemente sea el mejor. Conseguí batir el Récord de Aragón en la disciplina de 100km en ruta. Es algo que ni siquiera deambulaba por mi menté cuando empecé en esto del atletismo. Tras varios años quemando etapas y con mucho trabajo, se dio la posibilidad y logré alcanzar el objetivo. Se puede decir que soy Plusmarquista de Aragón. Me encanta la palabra aunque casi nunca lo consigo pronunciar bien a la primera. Ya verás, intenta decirlo varias veces seguidas muy rápido...
¿A que es imposible?
Dejando atrás el intento de trabalenguas y tras semejante experiencia vivida en 2021, no me quedaba otra opción que repetir esta temporada en el "Campeonato de España 100km en Ruta de Santander".
El año pasado la preparación fue perfecta. No tenía ninguna otra competición así que me pude dedicar exclusivamente a entrenar ultrafondo ya que requiere de un trabajo especifico. Casi en su totalidad aeróbico. Hay que recalcar que para esas fechas aún seguía el ocio nocturno cerrado. No tenía distracciones que me perjudicaran y mi diablo interior estaba castigado.
Este año ha sido todo diferente. Coronavirus, Maratón de Zaragoza, lesiones, 24 horas en pista de Ciudad Real... Una amalgama de contraindicaciones para llegar en un estado optimo al día de la carrera. Eso y...los bares abiertos.
Ante todo, sonrisa. Foto de Pedro Aboitiz |
En mi sentir, creía que no había llegado con los kilómetros suficientes en las piernas aunque había intentado que los realizados fueran de calidad. Eso no quitaba que mi objetivo fuera optimista. Si me plantaba en la línea de salida era para mejorar marca.
Llegó el día y todo eran caras conocidas. Lo que me está enganchando del ultrafondo es la gente. Es como una familia que se reencuentra cada cierto tiempo. Al final ,casi siempre son los mismos valientes (o locos). Entre saludos y abrazos, a cinco minutos de empezar, una persona de la organización me dice: - ¿Llevas el chip puesto? -. ¡Mierda! -. Me lo había dejado en casa. Estoy acostumbrado a que lo lleva incorporado el dorsal y está vez era con una tobillera. Empecé a ponerme nervioso. Tanto trabajo para que por un despiste no pueda participar. - ¡Seré inútil! -. Por suerte, la organización me dejó uno vacío y, in extremis, me coloqué en la zona de salida. La cosa no puede empezar mejor.....
Dejando los nervios iniciales a un lado, la competición empezó como esperaba. Los atletas a unos ritmos endiablados pese a los 100 kilómetros que nos esperan. Yo, con mi objetivo marcado. Ir a un ritmo de 4:25. Si lo mantenía, conseguiría rebajar la marca del año pasado. Las primeras vueltas fueron para entrar en competición. Me cuesta activarme. Al principio siempre me siento fatigado pero enseguida me recompongo.
A los pocos kilómetros me encontré con Efrén, atleta con el que coincidí el año pasado durante casi 60 kilómetros. Iba en una grupeta con todos sus compañeros del Club Atletismo Manresa. Me dijo que me uniera y me pareció una gran idea. Era un ritmo un poco más alto (4:20) pero correr arropado y más en una competición así, lo veo primordial.
Familia inesperada |
Fueron pasando los kilómetros super cómodos. Parecíamos una manada de búfalos bien engrasada. Todo iba genial y en perfecta sincronía. Además, el día estaba nublado y la temperatura era perfecta. ¿Qué más se puede pedir?
Amigos, no todo iba a ser coser y cantar. Los contratiempos no se iban a hacer esperar. Sobre el kilómetro 35, a Efrén no lo pareció bien el ritmo que llevábamos y se escapó al mas puro estilo Escartín. El pelotón se resquebrajó tan fácilmente como la casa de paja de los 3 cerditos. En cuestión de segundos todo se esfumó. Yo me quedé en tierra de nadie. Tenía que decidir. O reengancharme a la cabeza o dejarme caer con los de atrás. Tic, tac, tic, tac. Elegí la primera y...¡ERROR!
Me mantuve en un segundo plano pero el ritmo era más alto. Ahora la partida había cambiado. Tocaba correr en solitario. Con todo lo que eso conlleva. Seguía con la vista a un compañero para mantenerme motivado y estable. Pasamos los 50 kilómetros en 03:36:57. De momento todo seguía en orden. Sin ningún problema estomacal y las piernas seguían respondiendo.
A estas alturas ya me había colado dentro del TOP 10 pero cuando llegamos al kilómetro 65 todo se torció. Como si de un videojuego se tratase, me quedé con mi barrita de energía a cero. Pase de 100 a 0 en 3 segundos. Un Ferrari invertido. La siguiente vuelta se me hizo muy dura, parando a refrescarme en las fuentes.
Apretando dientes. Foto de Pedro Aboitiz |
El ritmo lo bajé a 5 pero lo peor de todo es que mi mente desconectó. Me bloqueé totalmente. Al llegar al avituallamiento decidí retirarme. Pese al intento de compañeros parea que prosiguiera, yo había decidido echar el telón. Hasta aquí llegué. 70 kilómetros en poco más de 5 horas.
Después de dejar pasar unos días, estoy defraudado conmigo mismo. Ni siquiera intenté luchar un poco para seguir. En cuanto vi que los ritmos se me iban, ya me abandoné. Es frustrante como la mente te juega tan malas pasadas. Tiene un poder brutal sobre el resto de tu cuerpo. Y últimamente mi mente me está jugando malas pasadas. Barcelona, Ciudad Real, Santander...Estoy seguro de que en todas estas competiciones hubiera podido hacer mucho más en cuanto a lo físico.
Desde que no compito en montaña, mi fuerza mental ha bajado. También es verdad que son dos disciplinas que no tienen nada que ver. Es mucho más duro el Ultrafondo que el Ultratrail. De momento, este verano me voy a dedicar a echar muchas horas por el monte a ver si consigo reestablecer mis tozudas neuronas y volver con más fuerzas la siguiente temporada.
¡GRACIAS PRIMO, VA POR TI!
Tiempo: 05:08:59
Clasificación general: Retirado
Kilómetros Acumulados: 70
BANDA SONORA DE LA CARRERA