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jueves, 26 de septiembre de 2024

BACKYARD INFINITE RACE VAL D'ARAN

 Así como quien no quiere la cosa, después de un verano más que movidito, llegó septiembre. Mi radar se volvió a activar y busqué algún lugar donde llenar mi vacío competitivo. Navegando por la red, navegando en internet, navegando yo, te encontré: BACKYARD INFINITE RACE VAL D'ARAN.

Voy a empezar la temporada como acabe la siguiente. Dando vueltas en un recorrido de 6,7 kilómetros hasta que no pueda más. Viajamos desde la Backyard de Benabarre hasta la de Val D'Aran y tiro porque me toca.

En junio me quedé totalmente enamorado de esta desconocida modalidad deportiva para mi. Fue muy exigente, dejándome totalmente exhausto, derrotado y llegando al límite pero como esto de sufrir nos encanta, solo pensaba en volver a repetir. 

Viajé con mi pareja a la pequeña localidad de Salardú del pirineo catalán. Un lugar mágico. La primera impresión es que era un marco incomparable para realizar la carrera. Rodeados de verde, montañas y con un aroma a libertad espectacular.

Las previsiones meteorológicas no eran nada halagüeñas. Se esperaban muchas lluvias. De momento, amanecíamos encapotados pero secos. Lo que viene a ser las mejores condiciones para correr. A ver cuanto nos dura...

La organización pone el polideportivo como zona de operaciones. En este lugar se encuentra tanto la zona de salida y meta, como el avituallamiento y la zona de descanso personal. Después de dejarme todo mi material minuciosamente organizado, ya estoy listo para empezar. Lo reconozco, tengo un toc con el orden pero si veo todo en su sitio, mi mente estará más tranquila y por ende, mi cuerpo responderá mejor.

A las 9 da comienzo la aventura. Como siempre, me dejo llevar por la emoción y pongo un ritmo alto siguiendo al primer corredor. Me digo que esta vuelta será de reconocimiento y luego ya iremos ajustando los tiempos. Nada más empezar me doy cuenta que no va a ser un día nada fácil. Salimos directamente subiendo una cuesta por el pueblo para desembocar en otra aún más exigente, ya pisando camino. Volvemos a Salardú y de ahí una rápida bajada hasta el vecino pueblo de Unha. Lo cruzamos siempre en ligero ascenso para salir a un camino que nos unirá con la tercera localidad: Gessa. Aquí daremos unas vueltas por sus calles para cerciorarnos de su belleza para volver al pueblo inicial. En la mencionada Salardú cruzaremos un bosque con bajada trepidante y puente colgante incluido. Llegaremos al parking del polideportivo. Con la miel en los labios, nos desvían para hacer un último bucle por su casco histórico y por fin, llegamos a meta.

Disfrutando. Fotos de la Organización

Primera vuelta completada en unos 40 minutos. Ponemos nota. Nivel de dureza: 8. A partir de ahora habrá que gestionar fuerzas. Saber donde andar y en que lugar apretar. Es todo estrategia. No hay que dar puntada sin hilo si no quieres pincharte y acabar antes de tiempo.

La segunda y tercera vuelta las invierto en marcarme parciales. 7 minutos el principio de la subida por el camino. 20 al llegar a Gessa. En 36 minutos debo pasar por el puente colgante y en unos 44 llegar a meta. De esta manera voy sabiendo si estoy llevando un ritmo correcto y además, tengo 15 minutos para descansar.

El tiempo fue aguantando bien hasta el final de la sexta vuelta. Ya empezaron a hacer acto de presencia las primeras gotas. De momento no les temo mucho, me aprovisiono con un chubasquero pero apenas me lo pongo. Me da mucho calor y la lluvia no es muy persistente. Llego a meta, es la hora de comer. La organización nos deleita con unos macarrones con queso y tomate que me saben a gloria bendita. Me había preparado mi propio arroz, lo guardaré para más adelante. A lo que nos preparamos para salir, la tormenta nos está esperando.

La competición cambia completamente. Me visto para la ocasión y salimos a la guerra naval. A los 5 minutos ya estoy empapado completamente. El impermeable que debía ser "el bueno", está totalmente calado. Llego al pabellón como una bayeta pasada de uso. Lo bueno de estar bajo techo es que te puedes quitar la ropa y secar el cuerpo mientras estás descansando. Si nos llega a salir el día así en la Backyard de Benabarre, hubiera sido un problema muy grande.

Disfrutando mojado

Nos pegamos 3 horas bajo un manto de agua constante. Es tontería cambiarme de ropa porque al momento iba a estar calado otra vez. Además, la bajada que da al puente colgante se ha convertido en un lodazal. Es extremadamente peligrosa. En una curva, salí recto y gracias a un árbol que me paró sino acabo en el rio. Mientras mis extremidades se van arrugando cada vez más, pido clemencia al dios Zeus. Parece que me hace caso y nos da un respiro. Dejamos chubasquero a un lado y lo cambiamos por un fino cortavientos.

En la siguiente vuelta noto dolor en mis plantas del pie. Es la misma sensación que sentí en la Ehunmilak en la que al final me tuve que retirar. Llevaba los pies tan ablandados que se me estaban empezando a agrietar. ¡PELIGRO! Por suerte, en esta modalidad tenemos la posibilidad de revertir la situación. Cambio de calcetines y zapatillas. Pies secos, pies contentos.

Cuando llevamos 9 horas de carrera (60km) empieza el modo nocturno. Es hora de que salga a jugar el factor mente. ¡Calienta que sales! Ahora es más importante el cerebro que las piernas. ¿Seré capaz de gestionarlo bien?

Con la caída del sol y el terreno en peores condiciones, los ritmos bajan. Cada vez hay menos tiempo para descansar. Voy hablando con varios compañeros para hacer las vueltas más amenas. Se ha quedado una noche muy buena. Aunque haya bajado la temperatura no es un problema. Al descansar en un sitio cerrado no te llegas a quedar frío. 

Otro de los bastiones en este tipo de competiciones es la compañía. Saber que al final de cada vuelta te está esperando una persona es indispensable. La persona que me aguantaba pacientemente a mi no podía ser mejor. Mi pareja, armada de paciencia, me recibía con una sonrisa y el más cálido de los arrumacos. El acompañante te anima, te mantiene entretenido y no te hace pensar de más. En estos lares, pensar, lo menos posible.

Nos plantamos en la catorceava vuelta (94km). Mi mente se empieza a desmoronar y lo peor de todo: Mis parte intimas. El escozor empieza a ser TOP. Llevar tantas horas mojado no está ayudando nada. Me impregno en vaselina y polvos de talco cada poco tiempo. ¡Lo intento todo! Es mi talón de Aquiles en las carreras de ultrafondo. Siempre lo sufro y no consigo encontrar la solución. ¿Algún sabio consejo en la sala?

Disfrutando del paisaje

Llegamos a la 15. Mi récord está en 17. Está tan cerca y a la vez tan lejos. Quiero pero no puedo. Me resigno. No puedo más. La que está decidida a no abandonar es mi chica. Me insiste, usa audios de mi familia para convencerme, se enfada, me hecha la bronca. Pasa por todas las fases posibles para hacerme cambiar de opinión pero yo lo tengo más que decidido. Cuando apenas quedan 2 minutos, hace la última intentona: - ¡Yo no te voy a acompañar a ver como dices que abandonas! -. Y se sienta alejada de mi. ¡Ostia, esto va en serio! - Pienso en mis adentros. Cabreado como un mono digo: - ¿Quieres que corra, pues corro? -. Me pongo los manguitos y salgo resignado a la línea de salida.

Es fundamental tener a alguien así a tu lado para no dejar que te rindas cuando sabe que aún puedes dar un poco más. También es inevitable enfadarte sin sentido. Como si fueras un niño. Llevas 15 horas corriendo sin parar y el cerebro lo tienes hecho una esponja. Es como dicen en el fútbol, lo que pasa en el campo, se queda en el campo. Fuera, todos tan amigos. En nuestro caso, fuera es todo AMOR.

Como puedo hago la vuelta 16, bajando los ritmos considerablemente y compartiendo camino con Aritz Vazquez. Después de dos experiencias en Backyard he aprendido que no todo es lo que parece. Los corredores que parecen más fuertes las primeras horas, se acaban evaporando. Por contra, los que pasan desapercibidos son los mejores estrategas y los que se llevan la gloria. Llevaba observándolo en el polideportivo y sin duda era uno de mis favoritos. A estas alturas solo quedábamos 8 en liza.

Acabo la vuelta 16 y decido sacar la bandera blanca. Me rindo. Mi pareja después de verme destrozado la hora anterior, también parece estar de acuerdo. Me he quedado a 2 horas de superar mi mejor marca. Parece poco tiempo y asumible  pero creerme, no podía más. El desnivel acumulado (3100+), la meteorología y el estado de forma me han vencido. Conmigo se retiran varios compañeros. Solo quedan cuatro. Auténticos titanes que van a luchar hasta el final mientras yo, tieso como un palo, me retiro a mis aposentos.

Al final, mi apuesta fue la correcta. Aritz se llevó la victoria con 23 vueltas. Me encanta esta modalidad por la incertidumbre del resultado. En otros deportes puedes imaginar por donde van los derroteros. Aquí todo puede pasar pero con el tiempo te vas dando cuenta de como es la mejor manera de hacerlo. Me queda mucho que aprender y por supuesto que voy a intentar seguir mejorando. Algún día llegaré a las 24 horas. Lo prometo.

Dar la enhorabuena a la organización y voluntarios. Gente muy joven y con muchas ganas. Nos han tratado de maravilla y han creado todo un carrerón. Os auguro un futuro brillante. Tenéis una zona increíble y con vuestra pasión, solo os pueden pasar cosas buenas.

Por mi parte, cierro las carreras de ultrafondo (Igual cae un 24 horas, depende si me deja mi entrenador). Empieza la dura rutina del maratón. Cada vez somos más veteranos y tenemos menos margen de mejora pero disfrutamos intentándolo. Seguiremos rascando segundos mientras podamos.

¡GRACIAS PRIMO, VA POR TI!

Tiempo: 16:00:00
Clasificación general: 5

Kilómetros realizados: 107

                                              BANDA SONORA DE LA CARRERA










domingo, 25 de agosto de 2024

ETAPA 6: MIRAZ- ARZÚA (47KM)

 Hoy tampoco madrugo demasiado. La etapa es bastante más corta que las anteriores. Abro el ojo y soy el único en la habitación. No me he enterado de nada. Buena señal. Quiere decir que he descansado como un bebé.

Me tomo un café en el bar del albergue. El problema de los pueblos pequeños es que no hay supermercado. Tienes que tenerlo en cuenta para llevar la comida con antelación si quieres gestionártelo tu mismo. Sino, tendrás que tirar de bares o restaurantes.

Salgo bien animado. Ponía en la ruta que era subida pero apenas la noto. Lo que si va haciendo acto de presencia es la lluvia. De momento es testimonial, no molesta.

Sin enterarme, llego al punto más alto del Camino del Norte. 770 metros. Lo sé porque lo leí y lo intuyo pero no hay ninguna mención especifica. ¡Que costaba poner algo! Un mojón aunque sea...

Llego a Cabana y la lluvia arrecia. Decido ponerme el chubasquero pero enseguida para. Me parece un agobio esta prenda. Es muy molesta. He perdido más tiempo en ponerlo y guardarlo que en llevarlo encima.

No me canso de los bosques gallegos

En Sobrado dos Monxes paro a tomar una cerveza y están los ciclistas. Me dicen: -¡Mira que intentamos ganarte pero no hay manera! -. En esta localidad tienes el Monasterio Cisterciense donde puedes comprar sus famosos dulces de leche. Yo lo dejo para otra ocasión. No maridan bien con la cerveza.

Salimos con energías renovadas, disfrutando de la ausencia del sol y la mini lluvia. No todo iba a ser tan idílico. En Boimorto empieza a llover intensamente. Cuando voy chorreando, resignado, decido ponerme otra vez el chubasquero. No tengo más remedio. Cruzo andando casi el kilómetro de calle principal que tiene la localidad. Voy calado pero lo importante es que no tengo frío.

En cuanto para de llover, chubasquero fuera. Además, se vislumbra sol. ¡Al final veremos un arcoíris y todo! Lo único  que pido es que mañana no me pase factura ir tanto tiempo empapado.

Al final llego a Arzúa. Esta localidad ya la conozco de anteriores caminos. Es la confluencia de muchos de ellos. Aquí ya se nota otra aurea diferente. La soledad del Camino del Norte se choca de bruces con el bullicio del Francés. No hay más que ver la cantidad y tamaño de los albergues. Me hospedo en el Don Quijote y las literas son interminables.

Se que la introspección se va a acabar. La soledad va a dar paso a una especie de desfile hasta la plaza del Obradoiro. Decido celebrar mi "final particular" comiendo en el restaurante Encontro donde me doy un merecido homenaje. A partir de aquí la ruta ya la conozco. Lo voy a disfrutar igual y no va a quitar ni un ápice de emoción el llegar a Santiago. Es más, es volver a reencontrarte con rincones que habías olvidado. Otros que habrán cambiado. Otros que los recordabas de otra manera. Empieza un nuevo juego. ¡Vamos allá!


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ETAPA 5: ABADÍN - MIRAZ (57KM)

 Hoy me levanto más tarde. Aunque a priori es la etapa más larga, posiblemente sea la más llana. En mi cabeza me he planificado que va a ser un recorrido rápido. Es una gozada tener el desayuno incluido. Parece que uno empieza el día con más energía.

Nada más salir, no me preguntéis como, llego a la ermita de Abadín pero no veo señales por ningún lado. Decido seguir y acabo en la carretera. No estaba seguro en que momento me había equivocado. El día anterior me había estudiado un poco la ruta y observé que íbamos contantemente paralelos a la carretera nacional 364 y que en dos momentos había que cruzarla. Por no retroceder, opto por seguir por carretera hasta encontrar el cruce.

Cuando ya llevaba bastante tiempo corriendo por el arcén y cansado de tanto asfalto decidí sacar el google maps ¡TRAMPA!. Lo sé pero no aguantaba más. Pillé un desvío y volví a encontrar el camino. Arboles y sombra. Así mucho mejor.

Los kilómetros pasan muy rápidos. De normal estoy haciendo 6 a la hora. Aquí voy con bastante adelanto como en el Tour. Llego a Villaba casi sin enterarme. Casi no hay desnivel y el que te encuentras es negativo. Literalmente, volarás. Próximo destino: Baamonde.

¿Se puede ser más bonito?

En Baamonde me encuentro con unos ciclistas que me dicen que estoy muy fuerte. Ya me habían estado observando. Pensaban quedarse a dormir ahí pero les animo a que sigan hasta Miraz. Les convenzo. Yo creo que pensaron: -¡Si puede este tío corriendo, nosotros no vamos a ser menos! -.

En esta localidad no hace falta meterse en el centro si no te hospedas ahí. Nada más pasar el albergue municipal, encontrarás una rotonda y debes ir hacia la izquierda y optar por el camino complementario que te llevará bordeando el rio. Es un poco más largo pero evitarás la carretera.

No te arrepentirás. Lo primero que encontrarás es un hipnotizante bañadero en el que refrescarte. Lo que se denomina un pequeño Oasis en el Camino. Luego te encontrarás con un rincón casi místico. En medio del bosque y envuelta en musgo aparece imponente la capilla de San Alberte.

Enseguida tienes que volver a elegir entre dos opciones. Hacia Miraz que es el camino tradicional o puedes elegir por As Cruces. Te ahorrarás 7 kilómetros pero hay menos servicios. Como yo duermo en el primer pueblo, tengo que girar hacia la izquierda.

Toca elegir...

El último tramo se me hace bastante pesado. Son las 3 de la tarde y llevo ya 50km . Llego muy cansado pero contento. Me hospedo en el albergue O Abrigo. Al principio me da la impresión que son bastante antipáticos. Con el paso de las horas, me doy cuenta que tienen un humor especial. Solo hay que saber esperar.

Aquí me junto con unas chicas de Zaragoza y con los mencionados ciclistas. Con ellos ceno y mantenemos una animada conversación hasta que mi cuerpo me pide descansar. Ha sido una jornada muy larga y las piernas ya van notando fatiga.


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sábado, 24 de agosto de 2024

ETAPA 4: RIBADEO - ABADÍN (54KM)

 Hoy nos despertamos un poco antes. Nos vamos hacia la montaña y la jornada se nos puede demorar. Ya empezamos directamente cuesta arriba por carretera pero no muy pronunciada. Perfecto para que vaya asentando el desayuno.

El cielo está cubierto y nos acompaña la típica niebla gallega. Mucho mejor que las etapas anteriores, el sol era abrasador y me había llegado incluso a quemar. Hasta ahora había usado manga de tirantes pero ayer los omoplatos, abandonados a su suerte ya que no me llegaba la mano para ponerme protección, acabaron con un tono rojo intenso. Amigos, la crema solar no puede faltar nunca en su mochila. 

Pese a que vamos acumulando desnivel, los kilómetros pasan rápido. Las subidas no son muy intensas y las bajadas largas y tendidas. El terreno perfecto para ganar tiempo al reloj.

Vamos atravesando bosques preciosos y pequeñas aldeas donde es muy impactante el contraste. Hay casas muy bonitas con aspecto señorial junto a otras que están en franco deterioro. En ruina total. Abandonadas. He de decir que me está gustando mucho esta etapa. Quizá sea la parte más bonita hasta el momento. ¡Galicia tiene algo especial! 

Galicia enamora

Llego a Lourenzá muy entero. Disfruto de su catedral. Quería parar aquí pero decido alargar hasta Mondoñedo. Ahora que las fuerzas me acompañan, vamos a aprovecharlo. Mientras tanto sigo alucinando con los paisajes. Es un ruta preciosa a través de bosques de cuento. Ideal para correr soñando.

Importante. Tienes que saber que en Galicia las conchas que te encuentras por le camino te marcan la dirección a seguir a través de su punta (En Asturias es al revés). Tras este "pereconsejo", llego a Mondoñedo y hay un ambiente brutal. Las calles están super animadas debido a que hoy es día de mercadillo.

En este punto debes elegir otra vez entre 2 opciones. La verdad que estas bifurcaciones hacen más divertido el camino. Esta vez tu decisión será el PRINCIPAL o COMPLEMENTARIO. El primero son menos kilómetros pero más desnivel..

Ayuntamiento de Lourenzá

Elijo el que se supone iba a hacer más rápido ¡PORQUÉ HICE ESO! El camino complementario se me hace interminable. 16 kilómetros de pura carretera. No dejamos el asfalto ni un segundo. El valle de Valiñadares es muy bonito, lo corroboro, pero si hubiera sido por sendero, lo habría disfrutado. De esta manera NO.

Después de una larga penitencia y con el regalo final de una fuente donde casi tengo una sobrehidratación, llego a Abadín. Me hospedo en el albergue Xabarin por 18 euros. Tanto el encargado como las instalaciones me parecen impecables. Toalla, gel y maquina de café incluido. 

Después de 3 días, me he merecido un homenaje. Como un menú en el restaurante el Paso. ¡Pero que bien sienta comer así! Y beber también...Una vez en el albergue me junto con varios peregrinos y coincidimos con el infierno que ha sido la última parte de la etapa. Por otro lado, estaban los que habían elegido la variante principal y habían sufrido mucho igualmente con una cuesta interminable. Tendré que repetir para saber cual opción es la menos mala.


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ETAPA 3: LUARCA - RIBADEO (54KM)

Me pongo el despertador a las 7 pero da igual. esta vez no ha sido un gallo sino mi vecino de litera. No paraba de moverse constantemente así que decidí adelantar la salida.

Para salir de Luarca hay que subir una calle en cuesta bastante pronunciada. Al llegar arriba, desviándote 100 metros tienes la opción de ver la ermita y sus vistas. Me asomó y justo al lado hay una inmensa pradera con varias camper aparcadas. Aquí traeré algún día a Miren para despertarnos mirando el mar.

Los primeros kilómetros pasan muy rápidos por pequeñas carreteras, caminos y casa sueltas. Todo el trazado es muy llano. Llego a Navía casi sin enterarme, Cruzo el puente de la ría y a seguir el camino.

Una vez llegas a Porcía, debes elegir otra vez entre 2 caminos. Por el interior dirección TOL o volver a repetir por la costa hacia Tapia de Casariego. Ya que estamos, quiero seguir disfrutando del Cantábrico. Necesito ver más acantilados. Por Aragón no tenemos muchos...

Llegamos a Tapia y decido hacer mi parada del día. Una buena cerveza con limón siempre es una buena elección. A partir de aquí te das cuenta que esta etapa es muy diferente a la anterior. Hoy si vas a disfrutar de las playas en todo su esplendor. Me quedo fascinado con la belleza de las playas del norte. Ya me pasó en Cantabria y vuelvo a alucinar con las asturianas. La Playa de Penarronda no te dejará indiferente. Tienes la opción de parar y darte un baño, te lo aconsejo. En mi caso, me quedan mucho kilómetros por delante y decido seguir.

¿No te apetece bañarte?

Cuando ya me estoy acercando a mi destino me encontré con una de las cosas que más me ha fascinado a lo largo de todos mis caminos. Un lugar donde la gente del pueblo deja amablemente frutas para que los peregrinos puedan repostar. Me parece un gesto precioso. Justo al lado había un cartel que decía: - Estás a 333 pasos de la mejor cerveza artesana -. Entretenido ante semejante desafío fui contando uno a uno hasta llegar al lugar. ¡Maldición! Estaba cerrado. Todo mi gozo en un pozo.

Antes de llegar a Ribadeo tienes que cruzar el inmenso Puente de los Santos de 700 metros de longitud. Cuando empiezas estas en Asturias pero al llegar a su final ya te encontrarás en suelo gallego.

¿Nos damos una vuelta en barco?

Me voy directo al albergue el Olivo que está al principio del pueblo. No tienes ni que entrar a sus calles. Alucino con todos los servicios que te ofrece. Por 10 euros tienes lavadora gratis. Te ofrecen desayuno y una nevera repleta de frutas y verduras para servirte lo que quieras. Sin duda, el mejor que me he encontrado hasta ahora.

Paso la tarde en la bonita zona de la playa do Cargadoiro. Está muy cerquita del albergue y es un sitio perfecto para pasear y descansar. Mañana nos espera otro día duro.

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ETAPA 2: MUROS DE NALÓN - LUARCA (53KM)

 Me pongo el despertador a las 7 de la mañana pero una hora antes un gallo empieza a hacer de las suyas y me levanta de la cama. Mañana tapones.

Enseguida la ruta te introduce en un precioso bosque y vas alternándolo con carreteras y pequeños núcleos urbanos. Me hace mucha gracias que está lleno de limoneros que nadie cosecha. Sería un paraíso para mi pareja que está enganchada a los cítricos. 

El mar lo ves por primera vez en esta etapa, antes de llegar a Soto de Luiña donde paro a reponer fuerzas. Aquí llega un momento importante de la etapa. Pasado Soto te encontrarás con un mojón donde deberás elegir tu propia aventura, como si fuera un libro de Pesadillas.  El camino se bifurca, debes elegir el PRIMITIVO o el de COSTA. 

Por lo que he leído, el Primitivo está vandalizado y han debido quitar las señalizaciones, además que hay menos servicios. Yo me quedo con la Costa.. Promete ser mucho más bonito.

Las vistas son inmejorables

Una vez realizado este destino te debo avisar que es engañoso. Puedes creer que vas a ir tranquilamente bordeando playa y acantilados como en la parte cántabra pero NO. ¡Para nada! Estás subiendo cuestas con bastante desnivel por bosque para luego bajar hacia la playa. Una vez que parece que vas a llegar a la costa, el camino se desvía te vuelve a introducir en el bosque y así sucesivamente.

En algún momento tienes la opción de ir al agua como con la playa del Silencio pero debes desviarte y hacer más kilómetros. Ahí ya la decisión es tuya.

Pese a todo lo dicho, debo recalcar que es una zona preciosa pero muy exigente. 1600 metros de desnivel positivo..

Llego al Hotel Canero y decido descansar. La Coca-cola siempre ayuda. Había leído que la subida que venía era bastante exigente. Después de lo vivido alrededor de la costa, la verdad, me pareció pan comido.

A partir de aquí, muchas pequeñas carreteras y senderos hasta llegar a Luarca. La primera vista impresiona. No la esperas y aparece, majestuosa bajo tus pies. Es el final deseado de una etapa. 

Final de la etapa. ¡Que más se puede pedir!

Me alojo en el único albergue que hay. Hay bastante más gente que la noche anterior. Es un edificio sin jardín ni nada. Nos tenemos que apañar para tender la ropa en el único tendedero que hay pero por todo lo demás, es genial. Como la cocina no es muy grande, hoy comeré y cenaré lo mismo: Bocadillo de salchichón.

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ETAPA 1: GIJÓN - MUROS DE NALÓN (47km)

 Después de varios años en barbecho, retomamos mi querido Camino de Santiago. Empezaremos allá donde lo dejé: En Gijón. Llevo viajando toda la noche en autobús desde Zaragoza. Hay que decir que la conexión Asturias/Aragón deja mucho que desear.

Salimos a las 23:00 con la idea de poder dormir durante el viaje pero entre la potencia del aire acondicionado y los bocinazos de llegada en cada parada, no consigo conciliar el sueño. Pongo pie a tierra a las 8 de la mañana y mi idea es empezar directamente la etapa. Ya sabéis, hay que exprimir al máximo los días de vacaciones que uno tiene. 

Mi norma es no empezar a correr hasta que no salgo del núcleo urbano así que los primeros kilómetros se hacen un poco pesados. Además, me cuesta encontrar las señalizaciones. Será que aún no tengo activado el sentido arácnido del peregrino para ver las flechas amarillas.

Cuando ya nos estábamos alejando de Gijón, me perdí con las indicaciones. Estaba siguiendo unas flechas que indicaban la ruta a la Central Térmica de Aboño. Curiosamente eran amarillas también. En un momento dado me desviaba por una bajada muy chula y vertiginosa. Totalmente diferente a lo que llevaba realizado pero hice caso omiso de las sospechas. Una vez abajo se perdía la pista de todo así que me tocó volver a subir y encontrar el camino correcto. ¡Primer desliz y llevamos apenas unas horas! 

¿Sabéis lo que es?

Lo que no me gusta de esta zona es que vas mucho tiempo por carretera y hay mucha maleza por lo que casi no queda espacio en el arcén. Hay que tener mucho cuidado. Sin darme cuenta y no se si será porque es el primer día, llego a Avilés. Voy paseando por una ría muy bonita, disfrutando del paisaje hasta que llego al Centro Niemeyer y cruzo las vías del tren. 

Opto por hacer mi primera parada. Cervecita y chorizo a la sidra para coger fuerzas. Aún queda mucho camino por delante.

La siguiente parte es un continuo subibaja donde las piernas y el cansancio  hacen mella. Voy notando la falta de sueño. Tenía preparadas mentalmente todas las etapas y en mi cabeza llevaba la idea de que eran 39 kilómetros. Una vez que llegué a esta distancia, me di cuenta que estaba en mitad de la nada. ¡Aquí pasa algo! Saqué mi chuleta y eran ¡47KM! Menudo bajón...Me meto debajo de una fuente, refresco las ideas y a seguir, no me queda otra.

Pasadizo secreto...

Por suerte, enseguida la ruta me introduce en un mágico bosque de eucaliptus donde empiezo a corretear sin parar, disfrutando de cada paso. Es una maravilla. Ensimismado como el mismo Mofli, llego a Muros de Nalón.

El albergue está nada más empezar: Me hospedo en el Fali's. Mi sorpresa es que el dueño es extranjero y no habla castellano. Nos apañamos como podemos. Estamos solo una pareja y yo. Me voy a visitar el pueblo, comer en algún parque y descansar. Para la cena me siento un poco incomodo porque es junto al hospedero en una conversación que yo no entiendo. Es mi primer día y no me siento con ganas de esforzarme y socializar. Prefiero introspección.

                                                                                            SIGUIENTE ETAPA




domingo, 23 de junio de 2024

BACKYARD BENABARRE

 No hay nada más peligroso que te ofrezcan planes nuevos en un momento de euforia, sobre todo en el mundo del deporte. Una vez acabado el Maratón de Zaragoza, me encontré en los vestuarios con mi compañero Jesús. Entre risas y exceso de endorfinas, me comentó una carrera que se iba a celebrar en junio y prometía ser muy divertida. Ni corto ni perezoso, me embarqué en una nueva aventura. Una nueva disciplina: la "Backyard Benabarre".

Había oído hablar de esta nueva modalidad pero la tenía un poco alejada de mi radar. En los últimos años se ha expandido mucho por territorio nacional y hoy en día es muy popular en el mundo del Ultrafondo. Consiste en un recorrido en bucle de 6,7 kilómetros que lo debes hacer en menos de una hora. Si no lo consigues, quedas eliminado. Termina cuando un único participante puede completar el sólo por lo menos una vuelta más que los demás.

A priori parece una tarea sencilla completar 7 kilómetros en un hora. La dificultad radica en conseguir hacer las máximas horas posibles. Entra en juego mucho la estrategia. Aquí no gana el más rápido, sino el que más aguanta. Mi objetivo era completar 24 horas, planificando hacer cada recorrido en unos 45 minutos. Así tendría 15 para descansar y avituallar.

Nos presentamos en Benabarre con Jesús, Joaquín y Esteban, compañeros del Kalandrakas. Es una carrera de autosuficiencia. Nosotros nos teníamos que llevar todo lo necesario para sobrellevar las horas y la estancia. Tienda de campaña, carpa, mesas y sillas. Ya que por edad, tristemente voy dejando atrás la etapa de festivales musicales, poniéndole imaginación, era como estar en el Iboga Summer Festival. Incluso me traje el vaso para entonarme. ¡El que no se consuela es porque no quiere!

El recorrido es en un lugar privilegiado. El Parque de San Medardo. Atravesando bosque por senderos y pistas. Bonito pero exigente. Acumulamos 120 metros de desnivel en cada vuelta. Veremos como van pesando en las piernas...

Empieza la aventura. Foto del Diario de Huesca

Arranca la carrera a las 9 de la mañana bajo una gran animación.. Pongo un ritmo rápido. Esta vuelta me la voy a tomar como estudio, luego ya aflojaré ritmos. Me voy percatando de las zonas de subidas y los diferentes puntos para aprendérmelos. Me junto con Marc Fernandez, compañero de aventuras y una eminencia en el Ultrafondo español. Aprovecho para pedirle consejos de como afrontar la carrera. Me dice: - ¡Lo primero que NO tienes que hacer es lo que estamos haciendo ahora! -. Pues empezamos bien.

Acabamos la primera vuelta en 42 minutos. Nada más llegar debes tocar un cencerro para verificar tu logro. Ejecuto la acción  y rápido a mis aposentos para descansar. Son las 10 de la mañana. Hace ya bastante calor. Opto por cambiarme de camiseta. Una de tirantes, pastilla de sales, agua y a reposar.

La segunda vuelta más de lo mismo. Voy en los primeros puestos con Marc. Se que debería ir más lento pero me siento muy cómodo. Esta vez marcamos 39 minutos. ¡Creo que nos hemos pasado!

En cabeza van siempre tres atletas del Club de Atletismo Pomez Barbastro. Luego vamos variando la posición los demás compañeros pero yo en un par de veces llegué cuarto y a partir de ahí, para el speaker pasé a ser TOP4. Sin quererlo, había conseguido un nuevo mote en mi lista.

Con el gran Francesc. Speaker TOP

Las vueltas pasaban y yo seguía marcando 42 minutos como un reloj. Cambiábamos la dirección del recorrido cada vuelta, así se hacia más ameno. Yo me había marcado 3 puntos de referencia. Si pasaba por ahí en los tiempos estipulados, todo iba en orden. Se que voy muy rápido. Las grandes expertos en esta modalidad estaban marcando parciales de 52 minutos. Soy consciente pero también creo que estaba más cómodo a ritmos más ligeros. Me hubiera saturado ir más lento. O eso creía yo.

En la vuelta 7 me entró un antojo irrefrenable. Hacia mucho calor y solo pensaba en eso. Nada más tocar el cencerro me fui directo a un bar que habían montado los estudiantes de Benabarre. Cervecita con limón bien fría y a descansar. ¡Me sentó de maravilla! Me prometí que si llegaba a la vuelta 10, me iba a auto regalar una cerveza normal. 

Cuando volvimos a salir, con el sol apretando y el reseco de la cerveza, llevaba la boca fatal. Igual no había sido tan buena idea. Vale que me quiera creer que estoy en un festival pero tampoco me tengo que venir arriba. A partir de ahora, me llevaré un bidón de agua en mano para ir refrescándome por el camino.

A estas alturas de la carrera, la participación había caído en picado. De los 170 que empezamos, solo quedaríamos unos 30. Mis compañeros Joaquín y Esteban también habían caído en combate. Habían pasado en un momento de atletas a ayudantes y yo que lo agradecí. La ayuda en estas carreras me voy dando cuenta que es indispensable. Llegar y tenerlo todo preparado es un aval muy importante para que tu solo te dediques a no gastar fuerzas. Yo solía tener 16 minutos. Parecen mucho pero entre pitos y flautas, se pasan volando. Descansar, lo que es descansar, poquito.

Al principio somos muchos...

Llegamos a la vuelta 12. Un punto de inflexión. Se deciden retirar bastantes participantes, entre ellos, mi compañero Jesús y los 3 atletas que iban todo el rato primeros. Eso significa que me quedo yo a la cabeza del pelotón. Tenemos que coger el frontal debido a que son las 9 de la noche. Dentro de poco empezará a anochecer. Es la últimas vuelta que hacemos por el recorrido original. Después, solo iremos por pista para evitar accidentes. Consigo acabar en primera posición. Ya se que no significa nada pero siempre hace ilusión.

La noche va cayendo y con ello la animación tanto en la zona de corredores, como la fiesta interior. Los kilómetros van pesando. Ahora nos toca hacer un trayecto de ida por pista y volver por el mismo sitio. Ante la soledad, siempre viene bien cruzarte con otros compañeros. Vuelvo a acabar primero y sigo manteniendo los parciales de 42 minutos.

El problema ahora radica en los descansos. Empieza a bajar la temperatura. Cuanto más tiempo estás parado, el cuerpo se enfría más. Otra vez caigo en la misma discusión interna. Ya se que podría ir más lento para paliar dicho inconveniente pero el cuerpo me pide ir "ligero". No se actuar de otra forma. De momento me funciona. ¡Vivamos el presente!

Cuando consigo llegar a la vuelta número 15, mis compañeros ya se han ido a la cama pero aparece Miren para suplirles. Como he dicho, la compañía es fundamental. Pese a la compañía, la noche hace estragos en mi. El frío, las rozaduras y lo más difícil de gestionar, la mente, están volviéndose un problema. Intento no pensar. Ser un autómata. Me dirijo a meta como el que va al paredón. Cuenta atrás y volver a empezar.

Acabo la vuelta 16. Por la noche siempre vamos en cabeza 3 compañeros. Nos vamos intercambiando las posiciones. Compartimos algunas palabras pero aquí la guerra es interna. Ya estoy hablando demasiado conmigo mismo. Introspección total. Acabo primero esta vuelta.

La vuelta 17 transcurre por los mismos derroteros. Escozor máximo en las zonas intimas y cerebro desquebrajándose. Sin embargo, sigo manteniendo los parciales. De físico voy bien. De todo lo demás, para reciclar. Al llegar a meta me obsequian con una longaniza de Benabarre. En cada vuelta hacían un sorteo de productos de la zona y después de 17 horas, por fin había sido el agraciado. A estas alturas, quedábamos 14.

Tenía 13 minutos para descansar, para pensar en mi futuro más inmediato. El regalo había sido un soplo de aire fresco pero mi mente estaba decidida a tirar la toalla. Me decía: - Aguanta hasta que seas TOP 10 y ya te retiras -. Enseguida cambiaba de opinión. No tenía lógica seguir. Miren me animaba a seguir pero con la prudencia de estar hablando con un guiñapo que no puede con su vida y empieza a desvariar.

Al final, sobran las palabras...

Avisan de que faltan 3 minutos para emprender la marcha. Quedan 2 minutos. 1 minuto. Me dirijo a meta. 3, 2, 1 y salimos. Al metro me detengo y digo a Germán, el organizador, que mi aventura acaba aquí. Es como Gran Hermano pero no hace falta que me haya echado la audiencia. Abandono yo. Me fastidia no avanzar más. No quedar entre los 10 primeros pero mi mente ha decidido. Fantaseaba con que el amanecer me diera energías renovadas pero aún quedaban 4 horas.

No puedo estar contento porque me había planteado aguantar un día. No ha podido ser. Igual era muy ambicioso sin saber donde me estaba metiendo. La noche me ha rematado. Igual si hubiéramos empezado a las 21:00, quitándonos las horas nocturnas al principio, la aventura tendría otro final. No lo sé. Es muy fácil hablar a toro pasado. Me quedo con lo positivo de haber descubierto la BACKYARD. Una modalidad que me ha encantado. Me ha puesto es su sitio, me ha derrotado pero no se como , salgo enamorado. ¡En los asuntos del corazón, no hay regla de dos!

¡GRACIAS PRIMO, VA POR TI!

Tiempo: 17:00:00
Clasificación general: 11

Kilómetros realizados: 115

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jueves, 16 de mayo de 2024

CAMPEONATO DE ESPAÑA 100KM

Acabada la preparación maratoniana, tocaba dar un pasito más. Ampliar zancada y kilómetros. Nada mejor que rematando la temporada en el "Campeonato de España de 100km".

Este año se celebraba en Sotillo de la Adrada (Ávila). Después de participar en las últimas ediciones de Santander y con resultados en caída libre, me apetecía un cambio de aires. Resetear y volver a ilusionarme con esta modalidad. Las condiciones, a priori, parecían las mejores. Muy cerca de mi última maratón, con lo que podía aprovechar entrenos y estado de forma. Además de una mejor climatología.

Por contra, el último mes en el que mi intención era aumentar kilómetros y bajar calidad, al final desembocó en un pequeño caos. Un laberinto de turnos de trabajo, poco entreno y una semana antes de la competición: Un crucero. Como podéis imaginar, los excesos camparon a sus anchas sobre aguas internacionales. 

Con una mezcla rara de ilusión y tranquilidad me presenté en la localidad abulense. Consciente del tramo final tan errático que he llevado pero confiado en mis posibilidades al cien por cien. 

El día se presentaba bastante caluroso. Por suerte, empezábamos a las 7:30. Las primeras horas serían benevolas con nosotros. Luego ya se verá. En la zona de salida, todo bien preparado en las mesas. Geles, hidratos e isotónicos serían mi dieta durante las próximas horas. Para proporcionármelos, los mejores asistentes que uno puede tener, mis padres. Siempre al pie del cañón.

Encerrados en el redil. Foto del Campeonato

Recalcar que el recorrido es igual que en Santander. 20 vueltas a un trazado de 5 kilómetros donde ya nos avisan que es exigente. ¿Tampoco será para tanto no?

Empieza la carrera y todo el mundo sale como si estuviéramos en una 5k. En realidad es así, con la diferencia de que lo debemos hacer 20 veces. Mi intención es ir a ritmo de 4:25 pero los primeros compases salen más rápido. Me dejo llevar por la manada.

Ya en el kilómetro 2 me encuentro con la parte dura del trazado, una cuesta bastante pronunciada que esta vez la hago sin problemas. Ya os contaré dentro de unas horas. Después una larga bajada por zona de sombra muy cómoda y con el suelo recién asfaltado (Lo tuvieron que hacer por la celebración del Mundial la temporada pasada). Cuando llegamos al final del circuito, unos cambios de dirección un poco bruscos y otra subida, esta vez menos exigente. Acabamos con una bajada con mucho desnivel donde sin querer te pones a ritmos muy rápidos y salimos al inicio. 

Una vez analizado el recorrido que vamos a tener que hacer, mi primera impresión es positiva. Hay muchas bajadas para descansar y subir el ritmo. A la segunda vez que lo hago, voy cambiando de opinión. Las bajadas ya no me parecen buena idea, prefiero las subidas. A la tercera, Ya no me gusta ni una ni la otra. ¡Quiero llano!

Con este devenir de sentimientos, va avanzando la mañana. Como siempre, me cuesta entrar en calor pero a la hora ya me empiezo a encontrar bien. Sigo a un ritmo de 4:20 bastante cómodo pero soy consciente de que la batalla acaba de empezar.

Preparando los neumáticos 

No consigo hacer grupeta con nadie. Voy haciendo la goma con Estefanía Unzu y Jessica Tipan. En las subidas adelanto yo y en las bajadas se me escapan. Al final, un trazado con tanto desnivel, es imposible llevar un ritmo constante y cada atleta se desenvuelve mejor en una zona. Entre tanto, me encuentro con mi gran mentor en estas lides, Javier Lozano. Hablamos un poco y me adelanto. Me dice: - Dosifica que queda mucho -. Sus palabras resuenan en mi cabeza con cierto aroma a profecía.

Cuando ya llevamos 3 horas de competición, las zonas de sombra que disfrutábamos al pasar por la arboleda, se habían esfumado. La placida mañana se estaba convirtiendo en un hervidero. Por suerte, en mitad del recorrido había un avituallamiento de agua donde poder refrescarse.

Nos acercábamos al ecuador de la carrera y todo iba bien. El sol ya hacía mella en mi pero no en mi piel. Si llevas como asistente a tu madre, te aseguro que no te dejará empezar una competición sin antes ponerte crema solar. ¡No te va a faltar de nada!

Pasado los 45 kilómetros, como si de una película de M. Night Shyamalan se tratase, aparece un giro de guion que nadie se esperaba. En el fondo, yo si lo esperaba pero no quería verlo. Mis piernas ya no funcionan. La subida antes mencionada ahora mismo me parece el Annapurna. Las bajadas, una tortura para los cuadriceps y los giros, besos envenenados en mis tobillos.

El hombre del mazo observándome

Bajo el ritmo considerablemente, algunos kilómetros caen a 5. Mi cabeza, la gran aliada en estas distancias, decide volverse contra mi. Empiezo a tener sentimientos negativos: ¡Ya no voy a poder mejorar marca! ¡Para que voy a seguir sufriendo! ¡No puedo con este calor! Todo este cocktail cerebral acaba en un desenlace esperado: Me retiro en el kilómetro 55.

No se que me pasa con esta modalidad. Hay un momento en el que empiezo a sufrir y no se darle la vuelta a la tortilla. Mi mente se desquebraja y opto por la solución fácil. Se que mi cuerpo hubiera podido seguir. ¿Qué no hubiera conseguido hacer los objetivos marcados? Seguramente no pero si estaba en condiciones de seguir y acabar, incluso con una buena marca y optar a medallas.

Es cierto que la única vez que he conseguido acabar fue en la edición de Santander 2021. En ese momento hice una preparación especifica solo para esa carrera. Con un volumen muy alto de kilómetros y un número de semanas estudiadas. El resultado no pudo ser mejor. Las siguientes, he confiado en alargar temporada y esperar que lo entrenado con anterioridad me fuera suficiente. El resultado no puede ser peor. Y ya van 3, vivo en el día de la marmota y no aprendo.

Tengo que hacer un pensamiento. Entrenar mi mente para poder superar ciertas situaciones o darme por vencido y aceptar que no es mi modalidad. Buscaré una solución pero de momento toca hacer borrón y cuenta nueva. Toca irse a la montaña. Toca buscar retos diferentes. TOCA DISFRUTAR.

¡GRACIAS PRIMO, VA POR TI!

Tiempo: 04:02:14
Clasificación general: Retirado

Kilómetros realizados: 55

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sábado, 20 de abril de 2024

XVII MARATÓN DE ZARAGOZA

Sigue avanzando la temporada a paso firme. Los kilómetros se van acumulando en las ya maltrechas piernas. No obstante, no hay tiempo para claudicar, toca correr en casa, toca disfrutar del "XVII Maratón de Zaragoza".

Al principio de la temporada, allá por noviembre, con mi entrenador fijamos la competición en la capital aragonesa como la fecha perfecta para cumplir objetivos. El punto final a una planificación intensa donde se viera reflejado todo el esfuerzo realizado. Por el camino, añadimos el Maratón de Castellón, únicamente como aliciente para saber si íbamos por el buen camino. Al final, todo salió mejor de lo esperado y cumplimos objetivos antes de tiempo.

Con esta premisa, afrontamos la parte final de la preparación para Zaragoza. Siguieron saliendo lo entrenos dentro de lo esperado pero la motivación había decaído. Era como si mi mente, al conseguir mejor marca personal en Castellón, se hubiera desconectado. Cuesta mantenerte concentrado tanto tiempo, por lo menos yo, rey del despiste. Con esto no quiero poner escusas, mi entrega siempre va a ser total.

Amanece el día perfecto. El cierzo nos da una tregua. Con eso ya somos felices a orillas del Ebro. Arrancamos y enseguida se limpia la carrera. Los grandes favoritos se distancian. El resto de mortales vamos formando una gran serpiente multicolor, cada uno buscando su ritmo. En mi caso, 3:40, incluso, si mi cuerpo me concediera permiso, ajustar a 3:38.

Con toda una Campeona de España. Foto del Maratón

Al primer paso por el puente de Hierro (2km) me junto con Lidia Campo, actual campeona de España de 10km en ruta. Hacía de liebre de la keniana Rita Jeptoo. Me dijo que si me juntaba con ellas, me llevaría hasta el kilómetro 15. Acepté como buen comensal. Espero que no se me atraganté la invitación. Además, como perro viejo que soy, sabía que al juntarme con la primera clasificada, iba a acaparar protagonismo en la retransmisión en directo por Aragón TV. ¡Oye, no todos los días uno puede compartir plano con dos campeonas!¡Que me quiten lo bailado!

Al principio el ritmo marcado era fuerte pero me mantuve pegado. Luego bajó. Lidia constantemente estaba mirando hacia atrás y dando palabras de animo a Rita, que iba haciendo la goma. Yo, tan pronto iba con el gancho o me ponía en cabeza. Le pregunté. Me dijo que su plan era ritmo de 3:32 con una proyección de 2:30 en meta. ¡Me asusté! -¡ A donde voy yo!-. Por suerte, enseguida añadió que se veía obligada a bajar el ritmo. No debía ser el día de Rita. -¡Suspiré aliviado!-.

Cerca ya de esos 15 kilómetros mencionados donde se iba a retirar la liebre, observé que mi ritmo global estaba en 3:41. Se me estaban escapando los parciales así que decidí saltar del barco y navegar en solitario. Cambiaba la película por completo. Ahora era único protagonista. Empiezo a ajustar ritmos y al paso por las Murallas aparecen, incombustibles como siempre, mi familia. Una ayuda extra para empezar con la remontada.

La familia siempre te saca una sonrisa...

A partir de aquí, una pelea a tres bandas, conmigo mismo, piernas y cerebro. Nadie más en el horizonte. Las sensaciones van siendo buenas con el paso de los kilómetros pero no todo lo deseables para conseguir objetivos. Me voy poniendo pequeños retos. El siguiente, llegar a la calle Echegaray y Caballero donde van a estar ubicados otra vez mi familia. Antes de ahí, me encontré a mi cuñado y a lo largo de todo el recorrido, multitud de gente conocida. A mi jefe y niños del Club de Atletismo San José, a compañeros de carreras y amigos que hacen todo mucho más fácil. Es una baza a favor el correr en casa.

Se acercaba el momento temido por todos los atletas. La subida del Paseo Cuellar (33km). A estas alturas, no iba a hacer marca personal y si tenía alguna duda, con las primeras rampas, quedó totalmente confirmado. El ritmo se desplomó. Cambio  de chip. Intentar acabar lo mejor posible en la clasificación. Al paso por el Parque Grande, pude observar los atletas que me precedían. Me puse manos a la obra. Sabía que solo había que llegar el kilómetro 37 y luego pies en polvorosa hasta meta.

Llegando al centro enlacé con José Pablo Salazar. Ya solo quedaban 2 kilómetros. A disfrutar de la algarabía y del ambiente festivo de las calles. Sonrisa en mano, afronté la calle Don Jaime. Nuestro baño de masas particular. Se te ponen los pelos de punta cuando pasas por sus extintos adoquines. Me quedé cerca de Damien Urcun pero ya me fue imposible contactar con él. Al final crucé la meta en octava posición y vislumbrando el fallido cronómetro de 02:37:13. Un sensación triste que enseguida se desvaneció gracias al gran Mariano Navascués que con micro en mano me recibió por todo lo alto.

De crack a crack...

Como he dicho, son sensaciones contradictorias. Sabía que ya llegaba un poco pasado de forma y motivación pero siempre tienes la esperanza de mejorar tiempos. No lo conseguí. Esta vez no pudo ser. Por esa parte no estoy satisfecho pero por otro lado, no deja de ser especial correr en casa y sentirme importante. Todos sabemos y somos conscientes que el nivel es más bajo que en otras maratones pero Zaragoza siempre tiene algo especial. Zaragoza siempre en mi equipo.

¡GRACIAS PRIMO, VA POR TI!

Tiempo: 02:37:13
Clasificación: 8
Participantes: 1600

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martes, 27 de febrero de 2024

MARATÓN DE CASTELLÓN (CAMPEONATO DE ESPAÑA MASTER)

Con los años, cada vez compito menos. Antes me inscribía a cualquier carrera y no disfrutaba de la preparación. Ahora soy más consciente de todo lo que rodea a conseguir un OBJETIVO. Me centro en ello y no hago esfuerzos sin recompensa. Llevaba sin ponerme un dorsal desde el TOR DE GEANTS, allá por septiembre. 5 meses después y después de mucho trabajo, vuelvo a una línea de salida, vuelvo al MARATÓN DE CASTELLÓN.

Como todos los inviernos, hablo con mi entrenador y damos forma a la planificación. Dudaba entre Castellón o Sevilla. Al final, por logística y presupuesto, me decanté por la primera opción. Ahora solo tocaba volver a la rutina de entrenamientos. Reencontrarme con los intervalos y las series. Es una relación que cuesta. Al principio todo son desavenencias y crispaciones pero según avanzan las semanas, os acabáis entendiendo, incluso en mi caso, me acabo enganchando. ¡Estoy IN LOVE con las series de 2000!

Llegó la hora del  maratón. Las sensaciones eran inmejorables. Me sentía más rápido que nunca y mi entrenador me lo había ratificado. Me dijo de ir a un ritmo de 3:40. Eso significaba bajar 3 minutos mi marca personal. Personalmente, lo veía un poco utópico pero yo me encomiendo a las sabias palabras de Fernando. Obedecer y correr.

Al ser Campeonato de España, el nivel iba a ser alto. Más posibilidades de hacer una buena grupeta y ver pasar los kilómetros algo más cómodos. Nada más arrancar, como siempre, todo el mundo sale pasado de revoluciones, yo intento ser fiel a los deberes marcados pero el primer kilómetro se me va a 3:30. ¡Menuda calentada para empezar!

¡Ante todo, disfruta de lo que haces! Foto de Canofotosports

Intento regular y no dejar llevarme por impulsos. Hacer mi carrera y olvidarme de los demás atletas. Eso hace que los primeros minutos vaya solo en mi odisea. Para añadirle más ingredientes al cocktail, el viento es intenso. Tengo que lidiar con él en las grandes avenidas por las que nos movemos. Acompañado hubiera sido más llevadero pero se ve que soy un bebedor solitario.

En el kilómetro 16 dejamos atrás la parte edificada y ponemos rumbo al Grao. 4000 metros en forma de recta interminable. Para unos, una bendición, para otros, el mismísimo infierno. Yo me limito a seguir concentrado. Me pongo como meta, alcanzar a un grupo de 3 atletas antes de llegar. Justo cuando volvían a hacer acto de presencia los edificios, conseguí contactar. Me dieron la bienvenida y me puse a su vera pero algo no iba bien. Llevaban un ritmo poco constante. Tan pronto aceleraban como frenaban. Yo, paranoico con el ritmo, cuando veía que íbamos más lento de 3:40, me ponía nervioso. Decidí saltar del barco y proseguir mi camino en solitario. Otra vez más...

Próximo destino: Otro grupo de 3 atletas que corrían en equipo. Eran master 40, ya los tenía fichados de la salida. Me parecían unos buenos compañeros para la parte final del maratón. Misma situación, misma solución. No me gustó el ritmo y seguí mi camino. ¿Estaré siendo poco conservador? ¿Acaso no me vendría bien un poco de compañía para acabar más entero? En estos momentos, no entendía de cábalas. Iba a piñón fijo, no había otra alternativa.

Volví a afrontar la recta que nos llevaba al centro de Castellón como en la ida. Más solo que la una. - ¡Y tan a gusto, oye! -.

Era el kilómetro 30 cuando nos metíamos otra vez bajo el refugio de las calles acompañadas por público. Es un aspecto a recalcar. La gran cantidad de gente que inunda las calles y los numerosos grupos de animación: Batucadas, Discomóvil, gente haciendo zumba, disfraces, aficionados de fútbol, una orquesta... Aunque sea durante unos segundos, todas estas personas te ayudan a dejar a un lado la fatiga. En el fondo, no somos realmente conscientes de lo importantes que son para conseguir nuestro objetivo. ¡GRACIAS!

¡Garrote!

No obstante, las fuerzas empezaban a flaquear, el viento era más intenso. Cuando te daba de cara, el esfuerzo extra era considerable. Lo que antes era una simple brisa, ahora era como empujar una pared. Tocaba apretar los dientes y tirar de rasmia. Kilómetro 33, 34, 35, iban cayendo como una losa. ¿Me habré pasado de rosca? Me temo que si...

Las sensaciones eran muy malas pero los ritmos los conseguía mantener. -¡Venga Tricas, coño! -. Me gritaba a mi mismo. Que todo ese esfuerzo durante meses no quede en vano. A lo lejos vi a un atleta de mi categoría (M35). Era el primero que veía en toda la carrera. Me dio un poco de energía extra para adelantarle. Ya no quedaba nada. Después contacté con una atleta africana y ya se divisaba la meta. El acelerón final. Veía el marcador, está tan cerca, lo consigo, ahora está lejos, no lo consigo, me da igual. Disfruto del momento. Al final 02:35:10.

¡Increíble! Menudo bocado le he dado a mi marca personal. Son cifras que no me imaginaba conseguir nunca. Las veía tan lejanas que ni se me pasaba por la cabeza. Esto solo quiere decir que con mucho esfuerzo y dedicación, se pueden conseguir cosas que no te esperas. Además, para agrandar más mi fantasía, al cruzar la meta, el atleta M35 que había adelantado me dijo que creía que había quedado tercero en el Campeonato de España de mi categoría. ¿QUÉ? Me sentía Bruno Hortelano en Dinamarca. No me lo podía creer. Tenía que cerciorarme bien antes de emocionarme. Miré por internet y si, MEDALLA DE BRONCE. ¡Esto ya es insuperable! Feliz se queda corto.

¡Un sueño! Foto del Periódico del Mediterráneo

En mi caso, un factor fundamental con respecto a otras preparaciones ha sido el manejo del ocio. Nutrición, descanso y deporte los he mantenido más o menos igual pero como ya todos sabéis, mi talón de Aquiles es la fiesta. Esta vez lo he regulado bastante, solo he salido un día durante toda la preparación y digamos que fue un "rodaje suave". No tiene mucho más misterio. Ya lo sabía pero no era consciente de la gran diferencia de resultados. El cuerpo es sabio, más sabio que yo...

No quiero acabar sin agradecer a tod@s los que han colaborado durante estos meses y han sido pieza clave. Mi pareja, la familia, Los compañeros de Andandaeh, mi nutricionista, los fisios, el gimnasio, mis niños del Club San José que tanto me motivan pero especialmente al gurú de todo esto: FERNANDO. Mi entrenador desde que tenía 10 años. Me ha visto crecer, descarrilarme, volverme a enderezar, hemos tomado chupitos, compartido competiciones de atletismo, bailes y carreras. Toda una vida. Estoy seguro que solo él sabe sacarme este rendimiento. Pese a que muchas veces le pitarán los oídos cada vez que me manda series de 150 metros, las hago sin rechistar. El tiene la formula secreta. Próxima parada: Zaragoza.


¡GRACIAS PRIMO, VA POR TI!

Tiempo: 02:35:10
Clasificación: 16
Clasificación Campeonato de España Master: 7 global /3º de mi categoría


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