Toca afrontar el último día de aventura. Debido a mi trabajo toca poner punto y final a mi segunda experiencia en el Camino en cuanto llegue a Burgos. Tengo 38 kilómetros por delante que espero que sean solo el preludio de la próxima aventura de 2017.
Salgo como siempre el último de la localidad de Villafranca de Montes de Oca. Como ya me habían comentado, los primeros kilómetros nos introducimos en zona de monte, en las inmediaciones del Puerto de la Pedraja. La primera parte es en continua ascensión por lo que es recomendable tomárselo con calma y disfrutar de la naturaleza y la paz que te rodea. A los 3 km te encontrarás con un bonito monumento dedicado a los caídos en la Guerra Civil lleno de notas escritas por los familiares.
Monumento a los caídos |
En mitad del bosque te encontrarás con una de las curiosidades de este tramo: "El Oasis del Camino". Una pequeña joya hecha por los peregrinos a base de grandes tótems decorados con pinturas y bancos donde poder descansar un poco.
Esta parte la hago acompañando a Pilar. Hemos hecho muy buenas migas, es muy enriquecedor hablar con ella. Después de despedirnos y desearnos suerte en nuestros respectivos retos, afronto el resto de etapa pasando por localidades como San Juan de Ortega, Agés hasta llegar a Atapuerca, mítica localidad conocida a nivel mundial por sus hallazgos arqueológicos y paleontológicos.
La última parte de este recorrido la haces por carretera pero una vez pasas Atapuerca, giras a la izquierda y te adentras otra vez en zona de monte. El camino se vuelve ascendente hasta llegar a una gran cruz de madera (1077m). Aquí empieza otro vertiginoso descenso en el que voy adelantando al resto peregrinos, incluso a una ciclista con la que había coincidido en el albergue anterior.
El Oasis del Camino |
De aquí a Burgos el trayecto se hace muy monótono ya que vas todo el rato por carretera, paralelo al río "Pico", el cual me hace mucha ilusión debido a que es el apodo que tengo en mi pueblo, Vinuesa. Si vais a hacer esta parte del camino, debéis saber que hay variantes para no tener que ir por carretera tantos kilómetros pero un servidor no se enteró hasta llegar a Burgos.
La entrada a esta ciudad se me hizo muy larga. Primero tienes que pasar unos polígonos y posteriormente casi toda la localidad pero en la meta te espera su majestuosa catedral. Justo al lado está situado el Albergue Municipal. Fueron muy amables conmigo, me dejaron ducharme aunque no me hospedé.
Como escribía al principio, este es el final de mi aventura. Toca volver a Zaragoza, al trabajo, a la rutina. Ésto es solo un pequeño impasse, un punto y seguido hasta la próxima primavera donde espero afrontar, si todo sale bien, mi tercera experiencia y ésta con final en SANTIAGO.
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