miércoles, 2 de diciembre de 2015

Desafio Lurbel Aitana (120km 7200 D+)

Dejándome atrapar por todos mis compañeros de ANDANDAEH y en especial por Marcos, no se como, me vi envuelto en un gran reto para acabar el 2015 por todo lo alto. Nada más ni nada menos que una Ultra-Trail de gran dificultad como es el "Desafio Lurbel", una competición por montaña que consta de un recorrido de 120 kilómetros y 7200 de desnivel positivo. Inspirado por esos derroches de optimismo que aparecen cuando estas sentado enfrente de un ordenador me inscribí sin casi pensármelo.

Según pasaban los días iba siendo consciente del berenjenal en que me había metido pero como buen aragonés, a cabezón no me gana nadie. Solo quedaba mentalizarse y ser valiente. El planning de entrenamiento era el que había llevado para las maratones de Zaragoza y Valencia, por lo que las escapadas a la montaña habían sido escasas (Incluyendo mi accidentada experiencia en la Senda de Camille). Los kilómetros en las piernas acumulados eran óptimos pero no había entrenado apenas desnivel.

Con estas escasa garantías de éxito me planté en Finestrat, un pueblo al lado de Benidorm que es donde se llevaba a cabo la prueba. Tengo que reconocer que la semana anterior estuve bastante ausente en mi vida diaria debido a los nervios y las dudas que tenía al respecto sobre como iba a reaccionar mi cuerpo. Un nudo invadía mi estomago, solo quería que se diera el pistoletazo de salida y esperar a que se alinearan los astros a mi favor.

La carrera empezaba a las 6 de la mañana y tenía por delante 30 horas para conseguir el reto. Con la mochila bien cargada de todo lo imprescindible (Ropa de abrigo, comida y suplementos) empezó la aventura. A la vez que mi modalidad también empezaba la de 80km con la que compartiríamos recorrido las primeras horas. Nada más empezar teníamos que enfrentarnos a un kilómetro vertical de 3,6 al Puig Campana en el que ascendíamos a 1300 metros, una dura ascensión pero que no resultó ser tanto debido a la aglomeración de gente.



Iban pasando las horas y mi cuerpo respondía de forma positiva hasta que en el avituallamiento del punto 30 nos bifurcamos las 2 modalidades y nos quedamos solo los "locos" de 120. Aquí la afluencia de corredores disminuyó drasticamente y los siguientes kilómetros los realicé casi siempre en solitario, con la carga mental que eso conlleva. Mi mayor miedo era no ir lo suficientemente rápido y tener que afrontar la difícil bajada del Barranco de Monesillo de noches. Es muy técnica y yo tengo mucho respeto a los descensos (será por mis malas experiencias en la infancia). Afortunadamente fue lo último que realicé de día y conseguí llegar al avituallamiento de Confrides.

Confrides marcaba el kilómetros 68 del recorrido y ahí nos esperaba la segunda bolsa de vida donde tenía guardada la ropa de abrigo. Después de reponer fuerzas a base de un plato de macarrones a la bolognesa que supieron a gloria y de abrigarme para afrontar la fría noche (Tardé unos 40 minutos) afronté la famosa subida a Aitana ya con el frontal en marcha. En este punto del recorrido decidí juntarme con Silvia y Antonio, dos compañeros de Albacete que muy gustosamente decidieron adoptarme para que no afrontará la subida nocturna en solitario ¡Gracias chicos!.



Salvo los últimos 2,6 kilómetros, la subida fue bastante tendida, discurriendo por senderos muy cómodos. Las vistas en la cumbre acompañadas con el reflejo de la luna llena sobre el mar eran espectaculares. Pero no había tiempo de comodidades, nos esperaba un duro descenso sobre terreno rocoso que fue castigando mis delicados tobillos. Si ellos tuvieran autonomía propia, hace tiempo que se hubieran independizado ya de mi.¡Que mal se lo hago pasar!. 

Llegados al avituallamiento de Port de Tagarina ya había superado mi record de kilómetros seguidos que estaba en 75. Me esperaban 45 más por delante de absoluta incertidumbre. Pero de momento el cuerpo respondía bien hasta que llegamos a la última zona de descanso en Sella (90). Aquí ya llegué muy justito de piernas, sobretodo el tobillo derecho debido a alguna mala pisada anterior. Pensé en retirarme pero me dije - Llevas ya 90km, echale garra y llega a meta - así que sin parar mucho para no quedarme frío, volví a emprender el camino.

Los últimos 30km los hice muy lentos, aprovechando a tirar en las subidas y falsos llanos pero teniendo que ir muy despacio en los descensos ya que veía las estrellas al hacer algún movimiento brusco. En estas carreras, a parte de físico, también hay que saber sufrir. Después de tantas horas es imposible que no te duela nada pero saber contrarrestarlo es la clave del éxito. Para poner el broche final a semejante aventura, en el último descenso ya con Finestrat de fondo, empezó a amanecer. En ese momento se te pasa por la mente todas las horas anteriores y que si realmente vale la pena. ¡Si señores!¡Así es! Por el momento de cruzar la meta, girar la cabeza, observar el cronometro que marca 26 horas, 25 minutos y 25 segundos y darte cuenta de que TU has sido el que lo ha logrado, solo por ese momento, ya ha merecido la pena.



 Muchos se preguntaran si de verdad vale la pena llevar el cuerpo a ese límite. No hay que hallar respuestas, simplemente cada uno hace lo que realmente le llena y en estos momentos yo disfruto con esta afición. Se puede llegar a entender o no, pero nunca criticar o poner en duda el esfuerzo de los demás.

Agradecer a mis compañeros de equipo su apoyo (Aunque dudaran un poco de si lo conseguiría...lo entiendo, el primero que tenía serias dudas era yo) y por introducirme en este sacrificado mundillo. Dar la enhorabuena a mi guía nocturna Silvia por la primera posición en su categoría. Y sobretodo, agradecer de corazón el apoyo incondicional de mis "Pantojos" que me acompañan haya donde voy. Ellos sufren más que yo con estas carreras pero en ningún momento han puesto en duda lo correcto mis acciones.

¡Va por ti PRIMO! 

Tiempo: 26:25:08
Clasificación general: 104 

Participantes que acabaron: 154 

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martes, 17 de noviembre de 2015

Maratón Valencia Trinidad Alfonso

Después de probar varias distancias en carreras de asfalto, llegué a la conclusión que mi preferida es la maratón. La distancia reina es la que mejor se adapta a mis cualidades y con la que más disfruto. Así que era indispensable inscribirme a la "Maratón de Valencia", denominada la mejor de España.

Una vez inscrito, empecé a investigar que otros locos de Zaragoza iban a ir, y como era de esperar, una gran cantidad de amigos de Corredores del Ebro, Grupo 7:45, Cadrete Running y de mi propio equipo ANDANDAEH estaban ya inscritos. Un de los motivos por lo que este deporte engancha es por eso mismo, porque somos una gran familia y nunca vas a estar solo en un evento.

Aprovechando las buenas sensaciones que me dejó la "Maratón De Zaragoza", seguí con el plan de entrenamiento para llegar en condiciones a la cita mediterranea. Con todo lo inconstante que soy a la hora de entrenar, a esta carrera llegaba con los deberes hechos.

Llegó el día previo y pusimos rumbo a Valencia 11 mañicos con ganas de dar guerra. La feria del corredor ubicada en la Ciudad de la Ciencia y las Artes era espectacular por lo que se presagiaba una carrera aún más impresionante.


El día amanecía fresquito pero perfecto para afrontar más de 3 horas corriendo. Solo llegar a las cercanías se notaba la magnitud de tal evento. 24000 almas compartiendo nervios y alegrías. Mi cajón estaba formado por los corredores que tenían previsto hacer tiempos entre 3 y 3:30. La aglomeración era tal que desde que empezó la carrera hasta que pasé yo por el arco de salida pasaron 4 minutos. Hasta pasado los primeros 10 kilómetros no pude empezar a correr a gusto ya que era un continuo adelantamiento de personas. Los cambios de ritmo a los que te ves sometido sabía que me podían pasar factura y así fue. No me canso de repetirlo, hay personas muy poco solidarias con los demás, cada uno tiene que ser consciente de los tiempos que va a hacer y con respecto a ello, ubicarse en la posición correcta a la hora de dar la salida, así no repercutes negativamente sobre los demás compañeros.

Mi idea de carrera era llevar un ritmo constante entre 4:20 y 4:25 el kilómetro. Siempre había corrido con liebres o compañeros pero esta vez era la primera en la que iba a ser mi propio reloj. Después de unos primeros kilómetros muy lentos debido  a la aglomeración, empecé a marcarme un ritmo más o menos constante hasta que llego el 30. Nunca me había encontrado al Hombre del Mazo pero si, efectivamente, detrás de la pancarta de 30, ahí estaba él, agazapado y con ganas de abrazarme. Fue tal el abrazo que 10 minutos después me tuve que parar. Nunca antes lo había tenido que hacer pero esta vez lo necesitaba. El dolor no era especifico, sino una sensación general de mal estar que hacía que cada cierto tiempo tuviera que andar y así durante los últimos 10 kilómetros.


Como buen aragonés, nuca se me pasó por la cabeza abandonar, cueste lo que cueste iba a llegar. Además, la afluencia de público era espectacular hasta tal punto que había tramos de la carrera que teníamos que ir en fila india. Cada vez que me paraba me "echaban la bronca" de forma positiva y me veía obligado a emprender el trote otra vez.

Después de una hora interminable por fin me adentré en la recta final. Un decorado espectacular que transcurría por el medio de los 2 lagos de la Ciudad de la Ciencia y las Artes con una multitud ovacionandote como si fueses el mismísimo ganador.

Al final acabe en 3 horas y 19 minutos, muy por debajo de mis pretensiones y con sensaciones dispares. Soy consciente de que he formado parte de un evento impresionante pero con la espinita de no haberlo disfrutado como hubiera querido (Sobretodo la entrada a meta ya que estaba desfondado).

Pero eso no quita que ha sido un fin de semana perfecto rodeado de grandes amigos que, como no, acabó con una gran comilona en el Pipol Asador, un restaurante totalmente recomendable y a muy buen precio.


Enhorabuena a todos; ¡Somos FINISHERS y eso nadie nos lo puede rebatir!

¡Va por ti PRIMO! 

Tiempo: 03:19:18
Clasificación general: 2574 
Participantes: 14065  


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miércoles, 30 de septiembre de 2015

IX Maratón de Zaragoza

Se acaba el verano, dejamos las vacaciones atrás y se abre otra vez mi temporada de carreras. Y que mejor manera que hacerlo en mi ciudad y a lo grande; con la "IX Maratón de Zaragoza". En mi caso es una época muy mala para hacer una carrera de estas características ya que no tengo tiempo suficiente para entrenarla en condiciones. Yo las vacaciones me las tomo como lo que son, de fiesta en fiesta y viajando todo lo que puedo. Las zapatillas de correr se quedan bien guardadas en casa (ellas también necesitan descansar).

Los entrenamientos los empecé a principios de septiembre y este año no pude apuntarme a ninguna media maratón como preparación porque decidí hacer "La Senda de Camille", una ruta pirenaica de 104 kilómetros que aunque yo no pude terminarla, se la recomiendo a todo el mundo porque es de una belleza espectacular.

Para poner la guinda al pastel, no podía faltar la encrucijada de mis horarios de trabajo. Las carreras y mi curro son como un matrimonio; siempre discuten pero al final llegan a un acuerdo y el que sale perjudicado soy yo. Esta vez iba de noches, por lo que tocaba afrontar los 42 kilómetros sin dormir. Debido a todas estas circunstancias, mi idea de carrera era tomármela como una prueba antes del "35º Maratón de Valencia" que es donde si voy a intentar hacer mejor marca personal.

Yo la noche anterior a una competición siempre duermo muy mal debido a los nervios, esta vez muy a mi pesar, no tuve ningún problema. A las 7 de la mañana vinieron mis compañeras para relevarme en el puesto. Decidí cambiarme en el mismo trabajo porque si iba a casa cabía la posibilidad de ver la cama y lanzarme a ella cual amor platónico. Una vez puesto el traje de faena me fui para la zona de salida donde había quedado con mi equipazo ANDANDAEH.




Sonó el pistoletazo de salida y los primeros kilómetros me puse junto a la liebre de 3:15. Este tipo de distancias hay que llevarlas a cabo con mucha cabeza, al principio puedes creer que el ritmo que llevas es flojo y que podrías ir más rápido pero hay que tener paciencia, la carrera es muy larga. Pero como mi paciencia tiene un limite, y debe ser muy pequeño, a los 20 minutos me despegue de dicha liebre. Me queda el consuelo que al ver a mis compañeros, todos habían hecho lo mismo, iban por delante de sus respectivas liebres. ¡Si es que lo llevamos en los genes del equipo!

Ahora tocaba una parte de la carrera bastante exigente hasta llegar al Parque Jose Antonio Labordeta, donde daríamos unas vueltas y volveríamos a bajar hacia el centro de la ciudad para completar los primeros 21 kilómetros. Las piernas de momento funcionaban muy bien. Como motivación extra estaban dispuestos por todo el recorrido varios grupos de animación para recargarte las pilas. Cuando ya nos disponíamos a abandonar el parque me encontré con lo que a la postre sería mi gran ayuda y liebre de excepción: Carlos, llevaba un ritmo que creí que se iba a adaptar a mis características y me pegue a él al más puro estilo "Alzamora". Hubo momentos que me hizo sufrir bastante pero sabía que si aguantaba iba a hacer un gran tiempo.




Cuando llegamos al Puente del Tercer Cinturón las piernas ya las notaba muy cargadas. Iba haciendo la goma, me quedaba en los repechos e intentaba recuperar en las zonas más llanas ¡Que bien me vino en este tramo las esponjas que nos daban los voluntarios! Cuando llegamos al Puente de Hierro aparecieron unos compañeros de Carlos que nos hicieron de libre durante unos 3 kilómetros para hacernos más fácil el último tramo. Además aparecieron por primera vez entre el público mis familiares. Ver a mi sobrino fue como tomarme el gel más potente del mercado. Ya solo quedaba la fatídica calle de Echegaray y Caballero y lo habré logrado.




Hay que decir que esta calle se hace eterna, sobretodo después de 37 km a las espaldas. Aguanté como pude aunque el ritmo lo bajamos bastante hasta que llegamos a la calle Alfonso, en ese momento con el público animando, se te olvidan todos los males y afrontas los últimos metros pletórico. Al final paré el crono con apenas 30 segundos de retraso de mi mejor marca personal. Teniendo en cuenta que iba sin dormir, solo puedo decir que estoy muy satisfecho y las sensaciones para afrontar Valencia son inmejorables. 

Dar las gracias a Carlos por marcarme el camino, habría querido llevar en algún momento yo el ritmo pero amigo ¡Me llevabas con el gancho al cuello! Dar la enhorabuena a la organización por su impecable trabajo y a todos los FINISHER, halláis cumplido o no vuestro objetivo, ya que ésta es una maratón bastante dura.

¡Va por ti PRIMO! 

Tiempo: 03:12:13
Clasificación general: 107
Participantes: 1300

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lunes, 21 de septiembre de 2015

LA SENDA DE CAMILLE

La Senda de Camille es una travesía circular de montaña de 6/7 etapas que recorre el Pirineo Aragonés y Francés durante 104 kilómetros. Está pensada para que acabes cada etapa en un refugio, duermas y al día siguiente continúes la marcha. En nuestro caso, al querer hacerla corriendo, la queríamos hacer en 3 etapas saliendo desde Lizara. A continuación os contaré mi experiencia a lo largo de cada etapa. 


  • Lizara - Somport 
Llegamos al refugio a las 9:30 de la mañana. Después de darnos el mapa, la cartilla de sellado, un saco de dormir y unas pequeñas indicaciones, emprendemos el camino. La temperatura era buena pero debido a la altura en la que nos encontrábamos, las nubes estaban muy bajas y la humedad era alta. La senda está marcada con señales de color verde y amarillo pero no son muy abundantes así que estar muy atentos para no desviarse. Esta primera etapa es complicada, no se puede correr demasiado debido a su terreno abrupto y en constante subida hasta llegar al Ibón de Estanés. A partir de aquí tienes la posibilidad de empezar a darle movimiento a tus ya ansiosas piernas hasta que llegas a la zona de bosque y tienes que volver a parar.

Después de caminar a la sombra por el espectacular Bosque de las Hayas, sales a unos grandes claros donde empiezas a divisar las infraestructuras de la estación de esquí de Candanchú. Esta zona también es cómoda para correr hasta que llegas al final de la etapa: el Puerto de Somport. Como curiosidad, parte del final del trayecto coincidía con la controvertida Ultra Canfranc-Canfranc que se celebraba al día siguiente.

Distancia: 17,4 km       Tiempo: 4 horas      Desnivel acumulado: 2050 metros



  • Somport - Alert
En la segunda etapa enseguida nos introducimos en suelo francés. Aquí ya no están las marcas propias de la senda. Tienes que guiarte con las marcas del GR-11 y después con las francesas de HRP (Alta ruta pirenaica) siguiendo la ruta que te marca el mapa. Nosotros llevábamos el track en el reloj por lo que en ese aspecto estábamos bastante tranquilos. Enseguida te introduces en el Bosque de Sansanet, con el aliciente que los caminos están muy bien marcados y se puede correr bastante. El trayecto también es en constante subida hasta que llegas al desvío del Ibón de Estanés. Nosotros debemos seguir por la otra dirección hacia el Bosque de Espelunguère. Una vez que dejas las arboledas, te introduces en grandes zonas abiertas con poca vegetación. Se empiezan a ver cabañas muy aisladas que sirven como punto de referencia. Una vez que llegas a la cabaña de Pegnot empiezas a subir a zonas bastantes altas. Aquí la vegetación es casi nula y reina el terreno arcilloso. Llegados a este punto, hay que estar muy atentos porque las señales son escasas. Lo digo con razón de causa ya que nos quedamos sin batería en el reloj y nos sentimos un poco perdidos sin el track. Como curiosidad, cuando nos encontramos aislados sin ninguna referencia, en mitad de la nada, vimos una mujer y empezamos a correr tras ella como si no existiera un mañana. ¡Hacia tiempo que no iba detrás de una chica de esta manera!. Fue nuestra salvadora, nos indicó como llegar de forma rápida hasta nuestra meta.

Distancia: 18,9 km       Tiempo: 4 horas       Desnivel acumulado: 1930 metros

Refugio de Arlet: Muy acogedor. Nos dieron una copiosa cena a base de sopa, ensalada, guiso de vaca y postre. Zona de dormitorio muy amplia y con mantas. La pega es que los baños están en el exterior y.....¡NO DISPONEN DE DUCHAS!


Ibón de Arlet
  • Arlet - Lescun     ¡EMPIEZA LA EPOPEYA!
Antes de nada, decir que ha sido la experiencia deportiva más dura de mi vida por lo que técnicamente de la etapa no voy a poder contar mucho. Todo empezó la noche anterior, mientras dormíamos empezó a sonar un viento que retumbaba en las paredes para luego seguir con lluvia y truenos. Nos levantamos a las 6 pero debido al temporal no pudimos salir hasta las 8 cuando la tormenta amainó. El refugio de Arlet es el único de la senda que no se puede llegar con coche por lo que estábamos aislados. Los primeros kilómetros fuimos bien sobre un terreno bastante asequible hasta que derrepente nos vimos en mitad de una gran tormenta. Era como estar en el ojo del huracán, no veíamos más allá de 5 metros y el agua caía con bastante furia. Empezamos a aligerar el paso entre rayos que parecía que caían a nuestro lado. En camino se había convertido en un río donde el agua ya nos llegaba por los tobillos.

Cuando creíamos que no podía ir peor la cosa ¡Empezó a granizar! Caía con tal velocidad que me provocó moratones en el cuerpo. Estábamos en mitad de la nada pero lo único que podíamos era avanzar confiando en que acabara pronto. Empezamos a rodear el Col de la Burcq con el terreno muy inestable, no paraba de resbalarme y a la derecha teníamos un desfiladero (Nos encontrábamos a 2000 metros de altitud). Después de mucho nerviosismo y tensión conseguimos llegar a un claro y emulando las películas de piratas divisamos ¡Tierra a la vista! En nuestro caso era la Cabaña de Bonaris. Para acabar de redondear la aventura, dicha cabaña estaba custodiada por un gran Mastín que se puso a seguirnos y ladrar pero era tal nuestra desesperación que hicimos caso omiso de las advertencias sobre la forma de actuar ante estos perros y fuimos directos a resguardarnos en la cabaña.

Como era de esperar, no estaba el pastor pero por suerte, había un pequeño porche  con ropa de abrigo que nos pusimos enseguida para poder entrar en calor. Después de 2 horas esperando que dejara de llover, aparecieron una pareja de franceses con los que habíamos coincidido en el refugio anterior. Cuando por fin salió el sol, emprendimos la última parte de la etapa que después de lo vivido, me pareció fantástica pese a que nos volvió a llover.

Al llegar al final (En el Camping de Lauzart, Lescun) nos recibió....NADIE. El camping estaba vacío, no podíamos llamar a nadie porque estábamos en zona francesa sin cobertura alguna. Por lo menos pudimos ducharnos y ponernos ropa "medio seca" después de llevar empapados 6 horas. Al cabo de un par de horas de espera, con los nervios a flor de piel, seguía sin aparecer ningún empleado. Decidimos ir al pueblo en busca de ayuda.

Cabaña de Bonaris
¡Y por fin nos sonrió la suerte! Al llegar a Lescun nos topamos con una familia española a la que pedimos información de como ir a Canfranc. Después de contarles nuestra aventura no dudaron ni un segundo en llevarnos ellos mismos hasta ahí y eso que eran 5, así que los 7 bien apretaditos en el coche, llegamos a suelo español. Una vez allí ya pudimos llamar a un taxi que nos llevara de vuelta al lugar donde teníamos el coche y poner punto y final a semejante locura.

No pudimos llevar a cabo la Senda de Camille, al final hicimos 55 kilómetros de 104 por lo que la historia aún no tiene un final. Después de semejante experiencia, he aprendido que la montaña y la climatología son infinitamente superior a nosotros y como tal, hay que respetarla. Ha sido duro pero he aprendido mucho para afrontar futuras aventuras. Eso si, durante un tiempo me quedaré corriendo por el asfalto.

Distancia: 19,5 km       Tiempo: 6 horas       Desnivel acumulado: 2160 metros

                                                BANDA SONORA



viernes, 19 de junio de 2015

TMT

Con la participación en la TMT se daba por finalizada la competición de las Trail Series Zaragoza que consistía en acabar tres carreras de montaña de 25 kilómetros cada una y sumando los resultados obtenidos se hacía la clasificación final.

Las dos anteriores las había acabado pero las sensaciones no fueron buenas debido a los discretos resultados. Por esta razón tenía ganas de correr para intentar resarcirme. El recorrido se lleva a cabo en la Puebla de Alfindén y la hora de salida es a las 4 de la tarde. Ésto sumado a las fechas en las que estamos, todo hacía presagiar que las temperaturas iban a ser muy altas. Para intentar aclimatarme, las semanas anteriores había entrenado en horas donde el sol estuviera muy presente. 



Pero para llevarnos la contraria, el día salió lluvioso y justo a la hora que se iba a producir la salida, las previsiones eran de tormenta. Para ser sinceros, me alegré, tenía muchas dudas de mi rendimiento si las temperaturas hubieran sido muy altas.

La carrera dio su pistoletazo de salida y mi idea era ir con precaución ya que el territorio no me lo conocía, así que empecé conservador. Esta prueba es de semi-autosuficiencia, solo hay 2 avituallamientos por lo que era de uso obligatorio llevar algún tipo de portalíquido. Yo opté por un cinturón con bidón de 500 centilitros ya que me pareció más ligero que una mochila. El resultado final fue negativo, ya que me molestaba mucho debido a su continuo movimiento. Además, casi no lo usé pero esto fue gracias a que no hacía calor.



Según avanzaban los kilómetros las sensaciones mejoraban. Me iba encontrando con compañeros que en las otras 2 carreras habían sido muy superiores por lo que me daban un punto de motivación extra. Entre ellos estaba Blasco, mi compañero de curro, que no lo había ni siquiera "olido" en las anteriores. Esta rivalidad sana es la que hace que tus resultados mejoren. 

No había subidas ni bajadas muy  exigentes y los tramos de llano eran largos por lo que se adaptaba mucho mejor a mis condiciones. Sabía que después de la famosa subida al Toro, los últimos kilómetros eran llanos. Tocaba exprimirse al máximo en mi terreno. Al final llegué a la meta con mucha fuerza y parando el crono en 02:13:08 en el puesto 42.



Estoy muy satisfecho con mi resultado. Además por fin he conseguido correr con cabeza e ir de menos a más, guardando energías para el tramo final. Para acabar de redondear el día, el equipo ANDANDAEH hemos acabado en un muy meritorio sexto puesto y por mi parte estoy muy orgulloso de haber podido aportar un buen puñado de puntos en esta última carrera. Por último, resaltar la organización que ha sido excelente, culminada con una gran comida popular para todos los participantes.

¡Va por ti PRIMO! 

Tiempo: 02:13:08
Clasificación general: 42
Clasificación categoría: 12


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martes, 9 de junio de 2015

Camino de Santiago corriendo: Etapa 4

Torres del Río - Logroño (20km)

Amanece en la bonita localidad navarra al son de los cantos de los pajarillos que hace que me levanté a las 6:30. Nota importante para futuras incursiones en el Camino de Santiago: Indispensable llevar tapones para los oídos. ¡Cuantos minutos de descanso hubiera ganado gracias a ellos!

Es el último día de esta apasionante aventura. Me da mucha pena que se acabe aquí ahora que le estaba cogiendo el tranquillo. Desayuno con Anne tranquilamente y nos despedimos hasta que nos volvamos a encontrar en el camino, ella sale andando y yo decido apurar los minutos sentado en la terraza del Albergue Casa Mariela. Quiero guardar en mi mente los máximos fotogramas posibles del momento y reflexionar sobre todo lo vivido. 



Esta etapa me la voy a tomar con mucha calma, disfrutando de cada paisaje y despidiendome de los compañeros con los que he compartido vivencias todos estos días. La primera en encontrarme precisamente es Anne, sentada en un banco mientras escribe sus reflexiones, nos despedimos ya definitivamente hasta un nuevo encuentro. Al poco de despedirme me encuentro con los 3 mosqueteros de Cuenca con los que hago mucha parte del camino andando y divagando sobre la aventura a emprender en 2016. 

Esta etapa no es dura físicamente. Tiene partes del camino que están muy bien empedradas y unas bajadas por pista que hacen que me acuerde de algunos de mis compañeros de ANDANDAEH y de lo que disfrutarían bajando a toda velocidad por ellas. Además, corre una ligera brisa que hace el trayecto más agradable. Estoy cerca de Viana cuando me encuentro con el gran Maximiliano, un señor con el que compartí habitación el primer día y que a pesar de sus problemas físicos en los pies, solo tenía palabras de optimismo y una gran sonrisa para acompañarlas. ¡Me quito el sombrero ante la actitud de muchos peregrinos!



Llego a la única localidad que hay en todo el recorrido: Viana, un majestuoso pueblo donde hago una parada junto a otro compañero de San Sebastian con el que he compartido camino también durante estos días y me incita a que haga el "Camino Aragonés". 

He realizado estos 10 primeros kilómetros en 1 hora y 18 minutos, por lo que podéis ver, casi todo el trayecto andando. Así que decido hacer la otra parte del camino más fuerte y entrar en mi meta los más pletórico posible. Me encuentro muy cómodo, el trayecto es bastante favorable. La gran urbe riojana se divisa al fondo, ahí está el final de esta gran experiencia.

Llego a Logroño y lo primero que hago es ir directamente a la calle Laurel. Ahí degusto dos de mis tapas preferidas: el mini del Bar Lorenzo Tio Agus y la exquisitas papas bravas del Bar Jubera. Después de hacer feliz a mi estomago, me voy al Albergue Entresueños que es donde me esperaba la mochila. El lugar es un hotel normal pero con dos plantas reservadas para los peregrinos, me cuesta 5 euros usar sus instalaciones ya que no me voy a quedar a dormir. Me ducho y preparo la mochila por última vez, el siguiente destino es Zaragoza, es la vuelta a la rutina.

Atrás dejo 4 días muy intensos donde ha habido momentos de soledad, incluso diría de aburrimiento ya que no acostumbró a viajar solo. Pero los momentos buenos prevalecen de manera holgada. Todas las palabra que había oído acerca de esta experiencia son totalmente ciertas. No diré que me he encontrado a mi mismo ni que el camino me ha cambiado pero si puedo decir que es uno de los viajes que más me ha llenado. A partir de ahora empieza la planificación de un nuevo recorrido, esta vez más largo y con llegada a Santiago y espero que todos esos sentimientos que se han quedado a la mitad, los consiga completar.


                                              ¡BUEN CAMINO!

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lunes, 8 de junio de 2015

Camino de Santiago corriendo: Etapa 3

Estella - Torres del Río (29km)

A las 7 nos despiertan para que nos pongamos en marcha. A estas alturas solo quedamos 2 ciclistas alemanes, una mujer bulgara que se retiraba y yo. Como cada mañana, me voy a desayunar y a leer mi ya intimo Diario de Navarra.

Cruzo Estella andando y al poco tiempo de empezar a correr, lo que estaba esperando todo el viaje ¡La fuente del Vino! Una pequeña alegría en el camino cortesía de las Bodegas Irache. Me tomo un pequeño sorbo que me sabe a gloria, no me quiero ni imaginar que hubiera pasado si la fuente hubiera estado al final de la etapa.


Fuente del Vino
Esta etapa tiene poco desnivel, con los pros y contras que eso conlleva:
  • PROS: No hay cuestas donde sufrir.
  • CONTRAS: Es mucho más monótono y aburrido.
Van pasando los kilómetros y el calor empieza a acuciar. Esta vez la distancia entre los pueblos es más grande y el paisaje no es tan bonito. En el ecuador del camino noto una amago de pinchazo en el gemelo que me hace saltar las alarmas. Decido andar y en ese momento coincido con los colegas de Cuenca. Después de acompañarles un rato emprendo otra vez mi particular cruzada y satisfactoriamente   no noto nada en el gemelo. Llego a Los Arcos un poco desfondado. Repongo fuerzas a base de aquarius y cruzo el pueblo andando tranquilamente.

Se que solo me quedan 6/8 kilómetros pero se me hacen muy duros. El cansancio acumulado durante estos 3 días, el mal descanso y el calor están pasando factura. Pero no hay nada que una buena conversación no ayude, llego a Torres del Río junto a un compañero de Vizcaya hablando de si son mejor las Mizuno o las Sportiva e intentándome convencer para que me apunte a carreras de montaña del País Vasco.


La soledad del peregrino
Me instalo en el Albergue Casa Mariela, un sitio muy acogedor, con un dueño muy agradable, con tienda incluida pero con el inconveniente de que no se puede usar la cocina. Mi economía está ya en mínimos, tengo que subsistir hasta Logroño así que opto por hacerme un bocadillo de jamón en vez de acudir al restaurante.

En este albergue coincido con una persona muy importante en el camino, Anne, paso parte de la tarde con ella y me transmite muy buenas vibraciones con su experiencias vividas. Su vitalidad y positivismo hacen que esta aventura se torne aún más mágica. La otra parte de la tarde la paso con los compañeros de Cuenca y las gentes del lugar, los cuales nos enseñan sus experiencias en el mundo de los viñedos y el pacharán.

Es el tercer día y todo está pasando muy rápido. Solo pensar que mañana ya tengo que volver a casa me hace sentir tristeza. Sin lugar a dudas todo aquel que dice que el Camino de Santiago engancha, no le falta nada de razón.


Sansol
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Camino de Santiago corriendo: Etapa 2

Puente la Reina - Estella (22km)

Empieza la segunda etapa, la noche ha sido dura, no he podido dormir bien debido a los abundantes ronquidos de un compañero. Además, los caminantes empiezan a levantarse a partir de las 5 de la mañana por lo que el ruido es constante.

Me levanto a las 7 y ya solo quedamos en el albergue un ciclista y yo. Tranquilamente desayuno en una cafetería y me pongo al día de los acuerdos políticos de esta tierra haciendo tiempo mientras leo el Diario de Navarra. A las 8:30 emprendo el camino, cruzo el majestuoso puente románico con el que me despido de Puente la Reina, activo el GPS y a empezar a trotar.




A escasos kilómetros de estar en activo me encuentro con unas cuestas que ni el mismísimo Tourmalet. La primera media hora transcurre por caminos en pendiente continua. Toca hacer muchos tramos andando para dar luego paso a divertidas y empedradas bajadas. En Cirauqui decido comprarme un aquarius y llenarme el bidón con él. ¡Estamos de vacaciones, vamos a tirar la casa por la ventana!




Durante todo el trayecto voy encontrándome con mis compañeros del anterior albergue y eso me hace mucha ilusión. Todos se quedan sorprendidos y ponen por fin cara al rumor de que había "intrépido" que estaba haciendo el camino corriendo (Intrépido dícese de colgado). Van pasando los minutos y entre saludos y fotos llego a mi destino: Estella. Como había presagiado, he llegado muy pronto, Son las 11 de la mañana y el albergue no abre hasta las 12. ¡No problem!. Tiene fácil solución, me dirijo al bar más cercano y junto a una VOLL DAME DOBLE MALTA espero a que llegue la hora.

En el albergue ANFAS me tratan de maravilla, es un trato muy cercano y se desviven para solucionarte cualquier duda. Se lo recomiendo a todo peregrino que esté leyendo estas palabras. Eso si, había muy poca gente hospedada y de muy poco hablar salvo tres compañeros conquenses con lo que hice muy buenas migas y ya compartí el resto del camino.

Tarde soleada en Estella, tocaba hacer turismo. Igual peco un poco en este sentido ya que por la mañana me pego tiradas largas corriendo pero luego por la tarde soy incapaz de estarme quieto y me la pego paseando de un lado a otro. Visité el curioso Parque de los Desvelados y puse en remojo mis doloridos pies en las pozas saladas.




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sábado, 6 de junio de 2015

Camino de Santiago corriendo: Etapa 1

Etapa 1: Pamplona - Puente la Reina (24km)

Llego el lunes a Pamplona, me dirijo directamente al Hostal Hemingwey que es el que había concertado para pasar la primera noche. La tarde la paso junto a mis compañeros de fatigas Mikel, Eloy y Alex con unas cervecitas pero antes de descansar no me puedo ir sin probar los famosos pinchos navarros. Si tenéis la oportunidad de visitar Pamplona, parar en "La Mandarra de los Ramos" . En este local todo es a lo grande, sin lugar a dudas, las tapas más gigantes que he degustado en mi vida, sin perder un ápice de su calidad.

A las 23:00 me voy al hostal. Tiene todas las comodidades, pero el ambiente es muy frió. Soy el único español y eso se nota ¡Falta espíritu Mediterraneo!

Preparando el viaje, mi idea principal era hacerla en compañía de un amigo por lo que contratamos una empresa que te va llevando la mochila a las diferentes escalas que vas a hacer. Al final emprendí el viaje solo pero como ya lo había contratado, tuve que usar dicho transporte:
Así que para correr solo llevaba una pequeña mochila con comida, bebida, una libreta, dinero y móvil. Ya se que no es ser un peregrino 100% pero prometo que la próxima vez si lo seré.

Mi idea era no madrugar mucho ya que las etapas no me iban a costar tanto como si fuera andando, pero por los nervios, a las 8 ya estaba puesto en pie. Después de un copioso desayuno cortesía del Hostel Hemingwey, me puse en marcha a eso de las 10 de la mañana. 




Los 2 primeros kilómetros hasta llegar a las afuera los hice andando. Cuando ya dejé atrás los altos edificios empecé a correr. En el 5, la primera localidad: Cizur Menor y nada más acabar hay un desvío que nos introduce en caminos de tierra por primera vez. La gente se sorprende al verme correr, dicen que es el primero que ven en todo el camino. en cuanto empieza el primer desnivel me junté con un compañero argentino, Mikel, que estaba haciendo el trayecto en bicicleta. Después de charlar un buen rato, se para en una sombra a descansar, toca despedirse y decir la frase más escuchada por estos lares: ¡BUEN CAMINO!




Esta parte del camino es muy dura ya que hay que hacer cumbre al Alto del Perdón. Después de unas cuestas con bastante desnivel llego a lo alto (km 13,4). Aquí descanso un poco, foto de rigor junto a un monumento en honor a los peregrinos y vuelta al camino. A partir de aquí la dificultad del terreno disminuye, al contrario de la temperatura, llegando a los 30º grados. Después de atravesar Obanos, llego a Puente la Reina, me encuentro muy bien pero es el pueblo donde decidí pernoctar. Si no estuviese atado por la mochila grande, seguramente hubiera seguido unos kilómetros más.


Soy de los primeros en llegar al Albergue de los Padres Reparadores. Elijo litera, ducha, lavo la ropa a mano (No lo hacía desde los campamentos) y a por mi merecida cervecita. Me paso la tarde visitando el  pueblo e introduciéndome en el "mundillo del peregrino". Al ir solo y ser mi primer día me cuesta un poco pero las buenas vibraciones y el ambiente que se respira es extraordinario.



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