miércoles, 18 de julio de 2018

EHUNMILAK (168 km 11000 D+)

Todo corredor tiene una fecha clave en el calendario. Aquella que da sentido a todo lo hecho anteriormente. Sobre este día gira la preparación y has de llegar en el mejor estado de forma posible. Para mi esa fecha tiene un nombre, un nombre en mayúsculas: EHUNMILAK (168 km 11000 D+).

El año pasado participé por primera vez pero no pude finalizar debido a un problema con el calzado. Estuvo lloviendo toda la primera noche y al llevar mojados tantas horas los pies, literalmente se me cocieron. En Lizarrusti (118 km), pese a los intentos de la Cruz Roja de curarme, tuve que poner punto y final a la aventura.
Fue la primera vez que tuve que abandonar en una carrera. Lo que más me dolía es que estaba en un estado de forma increíble, de cuerpo me sentía genial. Por esta razón, en cuanto la organización me cortó la pulsera de seguimiento, ya estaba pensando en participar en 2018.

Un año después me plantaba en Beasain incluso mejor físicamente. Llevaba un año con nutricionista, fisioterapia y en Ultras como Penyagolosa Trails o Nafarroa Xtreme había cumplido con buena nota. Todo hacia indicar que esta vez lo iba a conseguir. Además, había preparado a conciencia la planificación del cuidado del calzado para no volver a caer en el mismo error.

Para esta edición, representando a ANDANDAEH estábamos Marcos y un servidor. Las horas previas de la carrera, preparando el material y en la "pasta party", mi compañero estaba muy negativo. Tenía miedo de la parte final y no hacia más que resoplar. Errónea manera de afrontar una carrera de cien millas. Yo por mi parte, estaba muy mentalizado. Con ganas de comerme el mundo.

Antes de la aventura

Antes de dar el pistoletazo de salida, la organización nos informó de que todo el recorrido estaba en alerta por tormentas eléctricas. Teníamos que parar cuidado y apelar al sentido común ante cualquier imprevisto. Nos dieron una serie de pautas y empezamos la carrera. La verdad que no es nada halagüeño comenzar así pero no había marcha atrás.

Como el año pasado, la salida, que se hace a las 18:00, fue rapidísima y entre una multitud de gente. No parecía que nos quedaban 168 kilómetros para finalizar. Yo, como siempre, me dejé llevar por el entusiasmo inicial. ¿Lógica? Ninguna. ¿Estrategia? Algo. Mi idea era apretar las 4 horas de sol que teníamos por delante porque sabía que luego por la noche, inevitablemente, iba a bajar el ritmo. 

La primera subida a Mandubia ya tienes 1000 D+, la mejor forma de activar las piernas. En este tramo me encontré con los hermanos Bailo, compañeros de Trail Running Zaragoza. Son unos referentes en nuestra provincia, siempre copan las primeras posiciones del podio. Me resultaba extraño verlos pero era la primera vez que se enfrentaban a una carrera así. Su estrategia era más conservadora. Querían ir a un ritmo constante por debajo de su nivel para afrontar la última parte con plenas garantías. Salvando las distancias, y mucho, ellos eran como Cristofer Clemente, corriendo de menos a más. En cambio, yo era Zach Miller, a fuego hasta reventar. ¿Ya sabéis cual fue su resultado en la Copa del Mundo no? El español acabo segundo y al americano le dio un "pajarón" en los kilómetros finales. Esperemos no acabar igual....

En Zumarraga (20 km) está el segundo avituallamiento. Te debes cruzar el pueblo entero, el cual, está lleno de gente. Es impresionante correr rodeado de tantas personas vitoreándote. Al salir de la localidad, entre el público estaba Silvia Trigueros, campeona del año pasado. Me gritó diciéndome que iba muy bien ,en tiempos de hacer 28 horas. Se que acabamos de empezar y es pronto para vaticinar nada, pero si son palabras dichas por ella, suenan a gloria bendita.

Los kilómetros iban pasando, mi cuerpo respondía perfectamente y para sorpresa, hacía un día espectacular. Sin rastro de tormentas. Al llegar a Gorlako Gaina (29 km) la noche se nos echaba encima. Era hora de sacar el frontal y concentrarse en medio de la nada. Me junté a un grupillo donde estaba Elena Calvillo, una corredora TOP. Sabía que si me pegaba a ella era apostar a caballo ganador. Además, llevaban un ritmo constante pero no muy exigente. Con este grupo llegamos a una zona que recuerdo con mucho cariño del año pasado. Es un caserío donde sus dueños han montado una mesa improvisada con bebidas y flan casero. Al grito de ¡Somos el avituallamiento pirata! repusimos fuerzas y seguimos.

Disfrutando del gran día...

En el avituallamiento de Madarixa (43 km) estaba esperando Hector para darnos ánimos. Siempre se agradece tener compañeros animándote. Son muchas horas y cualquier ayuda es vital. Al despedirme de él, empezó a hacer acto de presencia el "chirimiri" o "calabobos", esa fina lluvia que no cala pero atormenta. En este tipo de terrenos, en la zona del País Vasco, es normal. No le di importancia, incluso se agradecía para paliar un poco el calor que hacia. 

A partir de aquí todo empezó a cambiar. La lluvia empezaba a ser más intensa y a lo lejos se empezaban a ver los primeros relámpagos. Opté por ponerme la chaqueta impermeable, bajar el ritmo y subir la precaución. El grupo de Elena Calvillo se fue alejando y me quedé solo en la oscuridad. Era hora de tener mucho cuidado con el terreno donde pisas. Apenas podías ver 3 metros en adelante. Me costaba mucho ir siguiendo la pista de las balizas. Pero repito, nada diferente al año anterior.

Al llegar a un refugio donde siempre están un grupo de amigos montando un autentico fiestón, nos dieron agua (También ofrecían pacharán pero no lo vi aconsejable) y nos informaron que habían neutralizado la carrera en Azpeitia debido al temporal. Fue una noticia muy dura pero agarrándonos al positivismo, era una manera de dar alcance a los primeros.

La bajada hasta la localidad citada es muy peligrosa. Es una antigua calzada romana llena de piedras resbaladizas. Con la lluvia que estaba cayendo, la poca visibilidad y lo resbaladizo del terreno, había que ir muy despacio. Sin duda, es la peor parte de todo el recorrido. Cuando conseguí acabar el agónico descenso, me esperaba la peor de las noticias: CARRERA SUSPENDIDA.

No podía ser, toda la ilusión desvanecida en un instante. Tantos meses de preparación y espera que se ven truncados otra vez, en esta ocasión por la climatología. Ante todo es la SEGURIDAD de los corredores y voluntarios que se encuentran en el monte pero eso no quita que te invada una tristeza tremenda. Segundo año consecutivo que se me resiste. ¿Será un gafe o casualidad? No queda otra que resignarse y acatar las ordenes de la organización que actuó de forma impecable. Esperemos que a la tercera vaya la vencida.

De esta manera brusca pongo punto y final a la primera parte de la temporada. Ahora toca descansar y disfrutar del verano. Es hora de empezar con mi segunda afición: Los festivales. Cambiaremos las zapatillas de correr por las chancletas de playa y el isotónico por la cerveza. Como me decían mis profesores: ¡Nos vemos en septiembre!

                                 BANDA SONORA DE LA CARRERA
 







 

miércoles, 11 de julio de 2018

Camino de Santiago Corriendo

Izco - Puente la Reina (40,5 km)

En realidad esta etapa estaba concebida de otra manera pero como visteis el día anterior, tuve un pequeño percance con el NO albergue de Izco y tuve que pernoctar en Monreal. De esta manera, hoy el recorrido será de 30 kilómetros.

La noche la paso bastante regular. He dormido en el suelo sobre un colchón ubicado en la cocina y al lado de los baños. Tuve que ser el último en acostarme para no molestar y desde las 5 de la mañana ya había ajetreo de los más madrugadores. Además, no tenía almohada ni nada parecido y me levanté con bastante dolor de cuello. ¿Dolor de cuello? Igual aquí esta el motivo oculto al que hacía referencia el psicólogo que conocí en Artieda. Tendré que investigar.

En cuanto empiezo a barruntar que los primeros peregrinos abandonan el albergue, me paso a una de sus camas así por lo menos descansaré bien la última hora. Me levanto el último como es costumbre. Empiezo el ritual de siempre. Aseo, cuidado de pies, me visto y a desayunar lo que me había comprado el día anterior. Acudo a la nevera y.....¡No hay nada! Mis 2 manzanas ya no estaban. O se han escapado y han emprendido ellas mismas el camino o algún poco generoso peregrino se las ha agenciado. Lo que si me dejaron fue la cerveza que me sobró ayer de la cena. Gracias. Opto por no desayunarmela y empezar la etapa en ayunas.


La inmensidad

A parte de este incidente, hoy es un día bastante triste. Ayer por la tarde me comunicaron que mi abuela había fallecido. La pobre llevaba varios años muy enferma y padecía alzheimer. Ya puede descansar en paz. Aunque en la familia estábamos preparados, son noticias que cuesta asimilar. Yaya, estos últimos kilómetros los haremos juntos.

La primera parte de la etapa es bastante exigente. En mi caso, al ir corriendo me parece muy divertida. Me recuerda a cualquier carrera de trail running de media montaña. Un continua sube y baja que no da respiro. Para los que vayáis caminando, ser conscientes de que se os puede hacer un poco largo.

Al cruzar Guerendiain empieza un tramo de bosque que agradecerás muchísimo. Te genera una sombra muy solicitada en esta zona y disfrutarás de su belleza. Siempre lo digo en mis experiencias en carrera. Los montes vascos y navarros tienen algo especial. Son imágenes sacadas de cuento. Si te gusta el "postureo" en Instagram, es el escenario ideal.


Disfruta de cada rincón

A los 14 kilómetros llego a Tiebas con la idea clara de desayunar algo. Son muchas horas sin nada en el estomago. Cuando haces deporte de larga duración, la parte nutricional es igual de importante que el entrenamiento para conseguir buenos resultados. No puedes descuidar esta faceta si quieres rendir a un alto nivel. Además, puedes tener un desfallecimiento, sobretodo en días tan calurosos como hoy.

No lo puedo catalogar de sorpresa porque ya tuve esta impresión en mi anterior experiencia por Navarra pero siempre tienes alguna esperanza. Estaba todo cerrado. La vida diaria tarda en arrancar en estas pequeñas localidades. Seguí con mi estomago vacío hasta la siguiente localidad, Muruarte de Reta (17 km), pero el resultado fue el mismo. A la salida me encuentro a varios peregrinos que han decidido desviarse un poco del camino en busca de un café. Parece que no soy el único que tiene un problema alimenticio.

Aunque las indicaciones hacían referencia que el próximo pueblo era Enériz (23 km), enseguida llegarás a Olcoz y ¡BINGO! Serás recibido con un cartel que te animará a descansar y reponer fuerzas. Una maquina de comida y bebida te aguarda. Donde menos te lo esperas, encuentras la recompensa. Me como unas galletitas y la cerveza del día anterior. Lo se, no es el avituallamiento idóneo pero que me "quiten lo bailao". Me lo merezco.


Pequeños placeres

De aquí al final, resaltar la ermita románica de Santa María de Eunate que te encontrarás en mitad de la nada. Es posible visitarla si tienes algo de tiempo. Sino, enseguida llegarás a tu destino final: Puente la Reina. Decido ir al albergue de los Padres Reparadores en el que ya estuve en otra ocasión. Me ducho, cambio de ropa y pongo punto y final al CAMINO ARAGONÉS. Un recorrido muy bonito en el que disfrutarás de todos sus rincones, pueblos y gentes. No es muy conocido pero merece la pena visitarlo. Si te gusta caminar pero eres de los que evitas las aglomeraciones, éste es tu lugar. Anímate, disfruta y ¡BUEN CAMINO!

DATOS CURIOSOS

  • Kilómetros recorridos: 174
  • Tiempo empleado: 23 horas 18 minutos
  • Zapatillas: Asics Gel Fuji-Pro. Muy cómodas, baratas pero no estoy seguro si serían las idóneas para realizar todo el Camino.
  • Dinero gastado: 115 euros
  • Lugar más bonito: Ruesta
  • Mejor albergue: Artieda
  • Pros: Mucho monte
  • Contras: Escasez de fuentes en la zona navarra






martes, 10 de julio de 2018

Camino de Santiago Corriendo

Artieda - Izco (51,6 km)

Amanece un nuevo día en el Camino. Esta vez decido madrugar un poco más para evitar algo las horas de sol pero al final solo consigo rascar media hora.

Los primeros kilómetros para salir de Artieda son por carretera mientras empiezo a adelantar a mis compañeros del albergue, entre ellos, un padre y su hijo de 10 años. Aunque afincados en Mallorca, son mañicos como yo. Después de despotricar un poco del Real Zaragoza, decido seguir mi ritmo. Enseguida llega un cruce donde nos adentra en la naturaleza. A partir de aquí empieza mi simbiosis con el Camino. Del siguiente tramo me declaro un enamorado. Vas paralelo al embalse de Yesa pero por un bosque cerrado que es una autentica maravilla.

Para poner el broche final te encontrarás con el pueblo abandonado de Ruesta. Este terreno es perfecto para cualquier guión de Tim Burton. Las piedras azules en lucha contra el recrecimiento del Yesa, el aura mágica de los edificios en ruinas de Ruesta mientras son devorados por la maleza, el camping fantasma donde no cesan de bailar los columpios. Sin duda, no te dejará indiferente.


El enigmático parque infantil

Aún sin acabar de digerir lo que he visto, llego a un claro en el bosque. ¡GRITA! Grita con todas tus fuerzas. A mi es lo que me pidió el cuerpo. Si vas solo, no habrá ningún problema. Si vas acompañado, te entenderá perfectamente.

El grito igual era un sonido de liberación sin saberlo antes de afrontar una de las cuestas más duras hasta ahora. Son varios kilómetros que es mejor que te los tomes con calma, tienes para un buen rato. En cuanto coronas, vendrá una suave bajada hasta desembocar en Undués de Lerda. Estos 21 km han sido los más especiales hasta ahora. Undués de Lerda es un pequeño pueblo de 58 habitantes pero haciendo honor a su nombre, voy y me pierdo.

Después de dar varias vueltas, consigo encontrar la salida y poner rumbo a Sangüesa. Encontrarás una bifurcación donde te dará a elegir 2 opciones. La clásica de 10 kilómetros por senderos de cultivos o un desvío un poco más largo en el que te encontrarás el Castillo de Javier. Yo opté por la primera.


En el Camino siempre te sientes diminuto

En Sangüesa elijo mi lugar de avituallamiento. Una shandy acompañada de nueces. Ésto último tiene la culpa Patricia, mi nutricionista, siempre está revoloteando por mi mente cuando entro en los pasillos de las patatas fritas de un supermercado....

Cuando dejas esta localidad llegarás enseguida a Rocaforte pero luego tendrás 17 largos kilómetros hasta Izco. Sé muy precavido porque no vas a encontrar ninguna fuente de agua potable. Menos mal que esta etapa la estoy disfrutando y es imposible quitarme la sonrisa de la boca....o no.

Al llegar al Alto de Aibar, por sorpresa divisas un gran entramado de carreteras. Lo primero que me viene a la mente es: ¡Tierra a la vista! Sorprende ver civilización después de deambular 2 horas por la naturaleza navarra.

Cuando veo Izco por primera vez, doy por finalizada mi etapa. Me bebo todo el agua que me quedaba y en busca del albergue. Cual fue mi sorpresa, cuando llegué a la puerta y vi un cartel que ponía: ALBERGUE CERRADO, DISCULPE LAS MOLESTIAS. Lo curioso que es el poder de la mente. Un percance parecido, ayer supuso un tremendo correccional. En cambio, hoy me lo tome con el mejor de los humores. Es la diferencia entre ver el vaso medio lleno o medio vacio.


Ruesta

El siguiente pueblo era Monreal, a tan solo 10 kilómetros. Es una parte muy rápida por terreno asfaltado pero ajeno a la circulación. Después de 61 km, por fin llego a la "meta". En cuanto diviso el albergue veo una algarabía tremenda. Lo primero que me dice un ciclista es:- Menudo follón, están a tope -. No me lo podía creer. Llego al bar y me lo confirman. El albergue está completo y el siguiente pueblo, Tiebas, está a 14 km. Se me cae el mundo encima. Merche, la propietaria, ve mi cara (Mezcla de exhausto y deprimido) y me dice que ella se compromete a llevarme en coche.

Mientras se va tranquilizando el ambiente, voy duchándome, lo necesitaba. Al final ,entre unos peregrinos y otros, encontramos una solución que beneficie a todos. Los que nos hemos quedado sin litera, dormiremos en un colchón en el suelo. Me daba rabia tener que desplazarme en coche hasta el siguiente pueblo. Sería como hacer trampas. Por suerte, todo se solucionó. Dormí en el suelo de la cocina como pude pero una vez más, pese a las adversidades, salvamos la etapa.

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Camino de Santiago Corriendo

Jaca - Artieda (42,6 km)

Empiezo a las 8 de la mañana. He descansado muy bien. Por suerte, he dormido solo en mi habitación y eso se nota. No tienes que lidiar con ronquidos y ruidos varios. Por la noche había estado lloviendo. En cambio, la mañana amanecía despejada y soleada. Se presagiaba un gran día para caminar....

Enseguida me di cuenta que no iba a ser tan espectacular como ayer. Íbamos bordeando continuamente la carretera. Incluso la teníamos que cruzar en varias ocasiones. Ésto ya me recuerda más a las etapas que había experimentado.

Para los que salís de Jaca, tener en cuenta que hay 15 kilómetros sin fuentes hasta Santa Cilia de Jaca. Son los primeros de la etapa pero no está de más ir prevenido.

A punto de llegar a Puente la Reina (21,4 km) te encuentras con la parte más bonita del día. Un bosque flanqueado por cientos de mojones que le dan un aura especial.


El Reino de los Mojones

Este momento mágico era la calma que precede a la tormenta. Cuando llegué a Puente la Reina todo se torció. Crucé el nombrado puente en busca de una tienda. Compré jamón y me paré a tomar una cerveza. Una vez acabado el descanso, proseguí mi marcha siguiendo las flechas amarillas que cruzaban el pueblo, una en cada señal de tráfico. Tenía que ir por el arcén de la carretera, con la inseguridad que eso conlleva. A la altura de un refugio de pescadores, las flechas indicaban coger un sendero. ¡Que alegría! Era por la sombra y en bajada. Empecé a correr alegremente hasta que después de 2 kilómetros me encontré de lleno con el sendero cortado en un desfiladero directo al río Aragón. ¡No me lo puedo creer, que está pasando!

Totalmente bloqueado, saqué el GPS del móvil para buscar mi posición. Efectivamente, estaba alejado de la ruta correcta. Lo peor de todo, es que al otro lado se divisaba Arrés, mi siguiente parada. Pensé en cruzar el río pero hice caso a los sabios consejos de "Dúo de Supervivientes" y opté por deshacer lo andado. Resultado: 12 kilómetros de propina.

A partir de aquí ya fue todo negativo. Aunque ya he corrido muchas veces distancias largas y estoy acostumbrado, la mente es muy poderosa. Cuando dice que NO, es imposible revertirlo. Alternaba caminar con pequeños arranques de "orgullo" pero duraban poco. Además, nos habíamos introducido en las horas más calurosas del día y no se divisaba ninguna sombra. 


El Gran MOJÓN

Pasado Arrés, me embarqué en una infinita recta, que para añadir más guasa al asunto, estaba llena de carteles indicándome: Modere su velocidad. Apenas me quedaba agua y no sabía cuando iba a encontrar. Para contrarrestar tan mala suerte, apareció en el camino un coche que entraba en una finca. ¡SALVADO! Me rellenó el botellín y a seguir.

Así fueron pasando los kilómetros hasta divisar Miones. Después de haberme refrescado la cabeza varias veces al pasar por el río, apareció la fuente de San Martín. Estaba tan fresca y tenía tanta sed que creo que tuve una sobrehidratación. Tenéis que tener en cuenta que tendréis 15 km entre las 2 localidades y el único sitio donde podréis beber es éste.

Con la tripa hinchada y sudando la gota gorda, llegué a Artieda. Nada más cruzar el cartel de bienvenida, me metí en un parque infantil y me deje caer al suelo. Misión cumplida. Una vez repuse energías, me dirigí al único albergue del pueblo. Tiene un horario de 11:00 a 16:00 y de 19:00 a 22:00 pero no os preocupéis si llegáis a otra hora, te podrás hospedar igualmente y más tarde pagar (10€) a los dueños. 


Vigilantes del Camino

Aquí ya se respira más el ambiente del Camino. Me junto con varios peregrinos para cenar y empiezan a aparecer las curiosas historias de cada uno. En la mesa estamos un paracaidista militar belga, un psicólogo jubilado y yo. La conversación se torna muy interesante cuando éste último nos empieza a explicar que los dolores que muchos peregrinos tienen en los pies, no es por el esfuerzo del camino en si, sino porque tienen problemas sin resolver en su vida personal. Da a entender que todo peregrino que tiene ampollas u otro dolor, el verdadero motivo por el que ha emprendido el Camino no es el que cree sino otro más profundo, una relación personal que se tambalea. Enseguida, el otro compañero le pregunta que él tiene dolores en la espalda y a que se debe en realidad. La cena no puede estar más entretenida. No obstante, se me queda una pregunta revoloteando en mi mente. Mi motivo de hacer el Camino es deportivo y no me duele nada de momento. ¿Tendré algún motivo oculto que no he descubierto?

Quiero remarcar la cena (10€) que nos ofrecen, me parece deliciosa. Igual es porque suelo comer de supermercado cosas sencillas y me las preparo luego en el albergue, entonces cuando ceno de verdad lo ensalzo demasiado pero creerme,  esa lasaña tardaré tiempo en olvidarla.

Decido poner punto y final al día mientras leo en la pequeña biblioteca que tienen en el albergue de este bonito pueblo. Artieda, un ejemplo de lucha y dignidad donde sus vecinos llevan peleando bastantes años para parar el recrecimiento del embalse de Yesa, defendiendo su tierra a capa y espada.

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Camino de Santiago corriendo

Etapa 1: Somport - Jaca (30,5km)

Tienes varias opciones para empezar el Camino de Santiago Aragonés. En mi caso me trasladé en autobús a Jaca y me hospedé en el albergue de peregrinos (11) para al día siguiente a las 8:25 de la mañana trasladarme a Somport en otro autobús (2,75) donde empezaría la ruta.


El Camino Aragonés tiene muy pocas visitas anuales. Hay que recalcar que es el camino original que unía Francia con Santiago pero con el paso de los años, los gobiernos aragoneses han ido descuidando este patrimonio hasta los que es ahora, 1000 visitas al año. Es una pena porque es de una belleza incomparable y sería un gran propulsor de la zona. Lo que os he contado viene a colación porque estamos en el albergue apenas 5 personas cuando caben 32. Lo que no ha cambiado con respecto a otras etapas es el haber sido el último en despertarme. ¡Es una gozada esto de hacerlo corriendo!



Disfrutando como un enano
Una vez llegué a Somport, me ajusté la mochila y a buscar la primera flecha amarilla. Ésta se encuentra al lado del albergue Ayssa. Andarás 4 metros por la carretera y ya cogerás un desvío directo al monte. Es un lujo empezar por unos senderos así, descendiendo por verdes laderas bajo la atenta mirada del Pico Aspe (2640 m), entre otros.

Al salir de Somport (1668 m), casi todo el terreno es en bajada donde puedes dar rienda suelta al jabalí que llevas dentro. Es una etapa muy amena ya que tienes los pueblos muy seguidos. El primero en hacer acto de presencia es Canfranc Estación. Me trajo "gratos" recuerdos, aquí es donde finalizó mi rocambolesca aventura en la Senda de Camille


El tramo que une las 2 Canfranc (4,4 km) es espectacular. Vas paralelo siempre al río Aragón, zigzageando por bosques cerrados y de vez en cuando te encuentres con pequeños regalos en forma de cataratas o pozas. Me dan unas ganas increíbles de sumergirme pero lo dejaré para otro momento.



¡Todo un lujo!


Una vez abandonas esta última localidad, ya pierde un poco su encanto el paisaje pero entonces recuerdo etapas llanas de Palencia o Burgos y mis ojos se vuelven a iluminar.

Cuando pasas Villanúa (15,8 km) estar atentos a la sindicaciones. Yo iba paralelo al Ecoparque  el Juncarral y casi no me doy cuenta de la bifurcación que marcaba cruzar al otro lado de la carretera. Salvo este incidente, que fue despiste mio, tengo que decir que la señalización es perfecta. No me la esperaba así, sabiendo de la poca afluencia de peregrinos. Muy gratamente, me equivocaba. Está marcado continuamente por flechas amarillas, marcas del GR, conchas y señales con información, entre ellas, las de la Ruta del Santo Grial. Es una ruta circular de 155 kilómetros que prometo hacer en un futuro no muy lejano. Lo que más me gustó son las placas de metal que hay al principio de cada pueblo. En ellas te explica un poco su breve historia, la relación con el Camino de Santiago, los kilómetros que te faltan para llegar y sobretodo, la distancia hasta el siguiente núcleo rural.



Ya queda menos...

Después de atravesar la bonita localidad de Castiello de Jaca (22,6 km), solo queda el tramo final. Cuando ya se empezaba a vislumbrar los primeros edificios, aparece la única cuesta del Camino. No os asustéis, en cuanto lleguéis arriba, os estará esperando Jaca y un parque con su correspondiente fuente. 

Esta vez decido quedarme en el otro albergue de peregrinos que hay, Casa Mamre (11). Como dice mi madre: - Hay que dar de ganar a todos-. Es un albergue muy grande pero también pensado para otras actividades por lo que el ajetreo por el día es constante. No me importa, lo prefiero a la soledad de otros.


La tarde la disfruto paseando por Jaca y aprovechando que es fecha de mundial, viendo algún partido de fútbol. Grato recuerdo me deja el Restaurante la Campanilla que bajo su eslogan "Patata y caña, la mejor de España", me invita a pasar y razón no le faltaba. Buena ración de hidratos para finalizar la jornada.



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