domingo, 15 de mayo de 2022

24 HORAS ULTRAFONDO EN PISTA CIUDAD REAL

Tocaba poner nuevos retos en este 2022 y desde el año pasado tenía una espinita clavada que tarde o temprano tenía que intentar sanar. En principio no entraba en mis planes a corto plazo pero soy fácil de liar. Mi compañero Quique tiró la caña y yo piqué rápidamente. Sin darme cuenta estaba inscrito en "24 horas Ultrafondo en pista Ciudad Real".

Esta temporada no está siendo muy halagüeña en cuanto a sensaciones y preparación. Me cuesta sacar tiempo para entrenar en condiciones y mi motivación se mueve por otros derroteros más oscuros. No obstante, mi resultado en el "Maratón de Zaragoza" cambió mi percepción. Fue la chispa que me faltaba para reengancharme. Habían vuelto las ganas, la ideas alocadas.

En diciembre, mi primera participación en esta disciplina atlética en el "24 horas del Ultrafondo en pista de Can Dragó" fue todo un golpe de realidad. Mis expectativas eran muy altas debido al desconocimiento y la prueba se encargó de ponerme los pies en el suelo. Fue muy duro y aseguré que "no volvería jamás" pero ya sabemos que se trata de unas palabras malditas. Al igual que si nombras 3 veces "Bitelchús", éste aparece en tu vida, con solo que digas una vez: - ¡No vuelvo! -. Ten por seguro que repetirás carrera.

Iba con la seguridad de aprender de los errores. Más preparado mentalmente. En Barcelona, cuando llevaba 12 horas de competición, mi cabeza desconectó y decidí parar. Divagué toda la noche y volví a aparecer para terminar la prueba. En total, fueron 10 horas noqueado. Esta vez iba con los deberes hechos.....o eso creía yo.

Los minutos previos a la salida, la temperatura que hay en Ciudad Real es bastante alta. No es un recibimiento muy agradable, sabiendo que vamos a estar expuestos al sol durante 8 horas. Va a ser un factor determinante y habrá que saber como afrontarlo. Mi idea es ir a un ritmo tranquilo hasta que vaya disminuyendo la sensación de calor.


Tan cerca y tan lejos: Fotos de Carlos García Donas
Tan cerca y tan lejos. Foto de Carlos García Donas

Se da el pistoletazo de salida y mis sensaciones son las de la primera vez. Después de unas pocas vueltas me empiezo a preguntar: -¿Que hago aquí? Menuda liada, esto es surrealista! -. Enseguida cambio los pensamientos por el "modo autómata" que básicamente es NO PENSAR. Mientras doy vueltas sumergido en mi sosegado ensimismamiento , éste se ve interrumpido por Javier Lozano. Se pone a mi vera y me dice que porque voy tan tranquilo. ¡Ya la hemos liado! Si un atleta de ese calibre, toda una referencia en el Ultrafondo, me dice que voy despacio pues no me queda otra que acelerar.

Van cayendo las horas. Cada cierto tiempo paro en la zona de avituallamiento propio para ponerme crema solar. Soy muy blanquito y toda precaución es poca. La hidratación también es fundamental, tanto beber como refrescarse el cuerpo. El ritmo de carrera es correr 11/12 kilómetros la hora para ir haciendo un colchón de cara a la segunda parte de la competición.

Como intento ser un buen alumno, este primer tramo me voy juntando al mencionado Javier Lozano y a Nicolás de las Heras, que poca presentación necesita. Uno de los mejores atletas nacionales hoy en día. Su currículo habla por si solo. Además, tienen un particular forma de correr. Yo lo compararía con la fabula de la Cigarra y la Hormiga. Por un lado esta Javier, un atleta que va por sensaciones. Intercalando ritmos altos con otros más sosegados. Lo que le pide el cuerpo. Luego tenemos a Nico, que es hormiga 100%. El típico "martillo pilón", digamos que va a un ritmo más tranquilo pero que no lo varía nunca. Tiene una fuerza mental increíble. Yo soy demasiado Cigarra pero con ganas de cambiar.

Se iban acercando las 12 horas de competición y ya notaba que mi mente empezaba a flojear. La temperatura estaba pasando mucha factura y antes de que anocheciera decidí revertir la situación. Paré para ducharme buscando reiniciar cuerpo y mente. La verdad es que funcionó y volví a salir a pista con las pilas recargadas pero la noche me devolvió a la cruda realidad.


Peleando con mi mente

Ya cerca del ecuador de la carrera, mi mente ya estaba decidida a parar. Me venía a la mente la graciosa frase de Omar Montes: - Tengo la inteligencia justa para pasar el día -. Por lo que se ve, yo tengo las resistencia justa para aguantar 12 horas. Es mi limite. Paré, me comí un plato de arroz con caldo y me tumbe sobre una esterilla prometiéndome a mi mismo que solo sería media hora...

Acabado ese tiempo, me abrigué y regresé al ruedo pero caminando. Cuando llevaba varias vueltas así, mi fortaleza mental se desquebrajó. Me decía que para estar andando, mejor me paro. Que no tenía sentido estar así. Creía que traía este factor bien trabajado pero otra vez mi mente me jugó una mala pasada. Llegados a este momento es cierto que poco puedes hacer. Me retiré al gimnasio esperando descansar y recobrar la serenidad.

Ya tumbado sobre una colchoneta te vuelves a dar cuenta que  tampoco puedes conseguir dormir. El dolor físico es tan intenso que es imposible conciliar el sueño. Es un summum de sensaciones. No quieres correr porque deseas descansar pero esto tampoco lo puedes hacer. Una coctelera explosiva mental.

A las 3 de la madrugada y coincidiendo con el cambio de dirección, salgo a pista para completar la vuelta pero más por cumplir que por ganas. Doy unas cuantas vueltas andando y me vuelvo a refugiar. Esta vez opto por ducharme para ver si así mi cuerpo se relaja y consigo dormir. Nada más lejos de la realidad. La situación es la misma.

A las 6, acudiendo a la llamada del pistoletazo de salida de la modalidad de 6 horas, decido salir a pista con otra mentalidad. He llegado a un acuerdo conmigo mismo de no rendirme. Si hay que andar, pues se anda. ¡Y no se hable más!

Ya con la salida de sol parece que todo cambia. Estamos ante un nuevo panorama. Llevo andando 20 minutos pero de forma diferente. Más feliz y social. No así el resto de participantes que quedan en liza. El sistema de cronometraje falló a las 12 de la noche y aún no habían conseguido restaurarlo. Los atletas estaban corriendo a ciegas. No sabían que kilómetros llevaban ni la diferencia de vueltas entre unos y otros. Esta situación, sobre todo para los que se estaban jugando la victoria, era super frustrante. La organización hacia todo lo posible para mantener actitud positiva pero entiendo que debe ser muy difícil competir así.

En mi caso, era un mal menor. Todo atisbo de competir me lo había cargado yo solo durante la noche. Sin ninguna responsabilidad a mis espaldas, mi situación era diferente. Correr sin presión. Cuando el sol ya volvía a apretar volví a coincidir con Javier Lozano. El había estado descansando también pero seguía en la pomada. Se estaba jugando la victoria. Las diferencias no debían ser muy grandes entre los primeros pero era una competición a lo "ruleta rusa". 

Visto que mi carrera terminó hace horas, decidí ayudar a que un compañero acabara bien la suya. Me puse de liebre, marcándole el ritmo. Los primeros kilómetros fueron vertiginosos. Parecía que íbamos volando en la pista. Me sentía genial. Al final resulta que si habré descansado.


Con el gran Javier. Foto de Carlos García Donas

Marcamos unos parciales mucho mejores que los del principio de la competición. Yo creo que ver que le estaba ayudando, aún me daba más fuerzas. Me sirvió como motivación personal para no estar andando y esperando el final de la prueba sin más. El último maratón los hizo en 3:30. Yo cada cierto tiempo, paraba para volver a reengancharme una vez había recobrado las fuerzas. Y todo esto sin saber la clasificación.

Con esta incertidumbre se acabó la prueba. ¡Felicidad máxima! Había acabado muy contento y ya no me acordaba de las penurias nocturnas. Después de las celebraciones con público, atletas y organización en mitad de pista, nos fuimos a duchar.

Al salir, habían conseguido restaurar la clasificación y....¡Javier Lozano ganó! Apenas por 2 kilómetros de diferencia. Me hizo sentir mucho más feliz que mi propio resultado. En lo que a mi respecta, completé 165 km, completando 377 vueltas y acabando en 7ª posición. Primero de mi categoría, algo anecdótico ya que estábamos pocos en liza. Con sentimientos encontrados ya que acabé muy bien, bastante entero pero sabiendo que otra vez no he sabido lidiar con mi mente.

Vuelvo a la fabula de la Cigarra y la Hormiga. Se puede aplicar también a la carrera de forma general. Hay atletas que son de ritmos más altos pero que lo compaginan con periodos de descanso y luego están los que realmente me impresionan. Aquellos que apenas dejan la pista. Están las 24 horas batallando sin cesar. Increíble lo de atletas como José Luis, Patricia o Ana entre otros. Sin olvidarme de mi compañero Quique, su primera vez en estas lides y se merienda 170 kilómetros sin descansar. ¡Que cabecica la tuya!

Solo me queda decir que no hay 2 sin 3. Volveré más fuerte y prometo no volver a pisar  el gimnasio. ¡Voy a ser una HORMIGA!


¡GRACIAS PRIMO, VA POR TI!

Tiempo: 24:00:00
Clasificación general: 7

Kilómetros Acumulados: 165


                                                BANDA SONORA DE LA CARRERA