miércoles, 22 de noviembre de 2017

HARÍA EXTREME LANZAROTE (94 km 3050 D+)

Uno de mis propósitos del año era intentar completar la Spain Ultra Cup, que consiste en finalizar tres ULTRAS a lo largo de la temporada dentro de un calendario especifico. Después de conseguir Penyagolosa y Guara Somontano, solo me faltaba ponerle la guinda al pastel con la Haría Extreme Lanzarote

Me hacía especial ilusión porque nos íbamos a enfrentar a una carrera completamente diferente a cualquier otra. Las que puedes hacer en la península son de una belleza espectacular pero son muy parecidas entre si. En Lanzarote nos íbamos a encontrar con un paisaje nuevo.

Meses antes deje caer la propuesta en el grupo de wathsapp de mi club ANDANDAEH y enseguida cayeron en el cebo 2 pececillos veteranos pero de aleta inquieta: Quique y Carl.

La fecha se iba acercando. Mi entrenamiento de desnivel se había basado en mis participaciones en Guara Somontano y Desafío Mudejar pero ya estaba inmerso en la preparación del Maratón de Tarragona, así que rodaje en las piernas no me faltaba. 

La Haría Extreme no es dura por su desnivel (3050 D+) pero el TRAIL abarca muchas otras cosas. Tenemos la mala costumbre de puntuar a las carreras por si tiene más o menos desnivel. Yo estoy en total desacuerdo. También hay otros factores como la temperatura, el terreno y la velocidad que son igualmente importantes.


Con buena compañía, todo es más fácil

El día de la competición empezó a las 4 de la mañana. Los autobuses partían a las 5 dirección Timanfaya donde nos esperaba una salida de lo más espectacular. Un parque volcánico rodeado de 200 camellos y sin el típico ruido ensordecedor de los altavoces. Aquí solo se escuchaban nervios, suspiros y se siente una inquietante tranquilidad. En este apartado me gustaría añadir que se me hizo muy larga la espera. Estuvimos más de una hora dormitando dentro del autobús hasta que se dio la salida. Ésto se hubiera arreglado retrasando las hora de las guaguas. Sus razones tendrán pero media hora más en la cama me hubiera sentado de lujo.

Nada más empezar, mi compañero Quique, el cual me había estado picando el día anterior, me adelantó subiéndose por el lateral de una loma cual sabandija bajo los gritos de otros corredores: -¡A donde vas, que no hay prisa!-. De esta manera, compartimos los primeros kilómetros. Sabíamos que hasta el 48 era un terreno muy favorable, se podía correr mucho, pero había que ser cautos, lo podíamos pagar más adelante.

¿Ya sabéis lo que realmente pasó no? Me puse a correr como si no hubiera un mañana, ayudado por la espectacularidad del paisaje. Estuvimos atravesando los viñedos tan particulares de esta zona bajo la pasiva presencia de sus campesinos. Descender sobre tierra volcánica es como hacer snowboard. Hacia tiempo que no disfrutaba tanto corriendo.

Y mientras los pensamientos divagaban al atravesar un paisaje lunar, mi ensoñación se truncó de golpe. Un despiste de lo más tonto acabo con mis huesos contra el suelo con tan mala suerte que caí sobre mis costillas. Note como las pilas del frontal se me clavaban. Después de un momento de confusión, me levanté, vi que no me dolía al respirar así que solo quedaba seguir. Toda mi parte derecha del cuerpo estaba magullada y manchada de tierra. Sumemos epicidad a la aventura.

Fueron pasando los kilómetros y en el 37, justo antes de llegar al avituallamiento de Soo, vi una silueta familiar delante de mi. No me lo podía creer, era la gran Mercedes Pila. Esto solo podía significar 2 cosas: O ella había pinchado o a mi se me había ido la olla de tanto correr. La segunda opción tenía todas las papeletas.

Al salir de repostar, mientras subía una pequeña colina, vi como 2 corredores se cruzaban en mi camino. Estaban siguiendo las balizas y habían salido al mismo camino. Lo volvimos a hacer y nos dimos cuenta que estábamos dando vueltas en circulo. En ese momento nos juntamos unos 20 compañeros que nos habíamos perdido. Deducimos que había sido un gracioso que había cambiado las balizas de lugar. Después de unos minutos de descontrol, llamamos a la organización, no lo cogían así que decidimos interpretar el perfil, avanzando por un sendero en altitud. A los minutos volvimos a ver balizas y todo volvió a la normalidad. No me entra en la cabeza que consiguen algunas personas haciendo estas tonterías. A mi, que solo soy un corredor amateur, no me supone mucho problema pero a Mercedes Pila y Marta Escudero les privaron las posibilidades de luchar por la victoria final.


Con la gran Mercedes Pila. Fotos de Averno Trail

Los siguientes 10 kilómetros transcurrieron por el desierto y la playa. El contraste era tan grande que no me lo podía creer. El eslogan del la prueba: "Una carrera de otro mundo" le viene como anillo al dedo. Mi dolor en las costillas iba en aumento. Al llegar a Famara pedí a los sanitarios ayuda y me inyectaron analgésico para tapar el dolor. Además, en este momento empezaba una dura subida, al ir andando no iba a notar tanto las molestias.

Lo que si noté fue el haber corrido tanto anteriormente. Las primeras rampas se me atragantaron muchísimo. Lo habíamos hablado el día anterior. La mejor solución era guardar fuerzas, echar el freno los primeros kilómetros para reservar fuerzas. Pero las palabras se las lleva el viento y el lema de ANDANDAEH es "A fuego hasta vomitar" así que tocaría sufrir durante 1 hora de ascenso. En este lugar me adelantó Mercedes Pila. Era un espectáculo verle ascender. Mientras todos los demás íbamos andando, ella con pasos pequeños pero firmes no dejo de correr en ningún momento hasta que la perdí en el horizonte. Toda una campeona.

Una vez hicimos cumbre tocaba un prolongado descenso hasta llegar a Arrieta (65km) donde se encontraba la bolsa de vida. Después de cambiarme de ropa pedí ayuda a la fisioterapeuta y me puso unas cintas de kinesio sobre las costillas esperando que las molestias remitieran. Comí un poco de pasta y vuelta al ruedo. Mientras la fisio me ponía las cintas, le comentaba que cuando más me dolía era al agacharme. Nada más salir, nos hicieron cruzar por un túnel de apenas un metro de altura. ¡Gracias karma por estar siempre a mi lado!

Un pequeño error de la organización fue que en el dorsal pusieron el perfil del año pasado. Nos dijeron que a la salida nos iban a dar una pegatina con el correcto pero no fue así. A partir de ahora, no coincidiría lo corrido con lo expuesto en el papel. A mi me resulta de mucha ayuda saber cuando es el siguiente avituallamiento sobretodo para racionar el agua. Intenté controlarme pero se me hizo muy largo. Incluso tuve que dar isotónico a un compañero que se había quedado vacío y lo estaba pasando realmente mal. Al final divisamos a lo lejos unas carpas cual oasis en el desierto. ¡Estábamos salvados! Habíamos llegado al Mirador del Río (80km) con su bonita panorámica de la isla de la Graciosa y ya solo quedaba la parte más mítica de la carrera.

Después de una dura bajada que sacó a la luz todas mis carencias descendiendo, había que afrontar la subida a Guinate, una pared vertical formada años atrás por la erupción de un volcán, vamos, lo que viene a ser: ¡Una autentica pasada! La ascensión la tienes que hacer practicamente trepando. Además, coincidió con el atardecer, era imposible imaginar un momento más mágico. ¡Pues no! Al final del trayecto aparecía una cuerda para ayudarte. Una vez que la cogías, se empezaba a oír el sonido de una multitud y al dar la vuelta a una roca te encontrabas de lleno con cientos de aficionados vitoreándote mientras tu intentabas trepar a duras penas por la cuerda. Al llegar al final te hacían tocar una campana al son de aplausos y gritos. ¡Inolvidable!. Me hicieron una foto tocando dicha campana, no me quiero imaginar la cara que debía llevar, una mezcla de emoción y fatiga digna de exposición.


Subida a Guinate. Fotos de Pedro Perez
Después de este momentazo, solo quedaba afrontar la última loma y llegaríamos a Haría. Hubo que ponerse el frontal, el sol ya nos había abandonado. No me importó, estaba pletórico. Llegué a meta en menos de 12 horas y en 37 posición. Tenía la sensación de haber tenido una de mis mejores experiencias en el mundo del Trail Running y días más tarde lo corroboro. Además, al acabar habían montado un espectáculo con música en directo, grupos y DJ ponían el broche final al día. Para un festivalero como yo, la cosa no podía acabar mejor, mezclando mis dos pasiones favoritas.

Hablando con mis compañeros y con Juan, habitual compañero de fatigas este 2017, me decían que era de las carreras donde más habían sufrido. Ahí esta la dificultad de esta Ultra, la gente tiende a pensar que es más fácil, pero nada más lejos de la realidad. Es dura, muy dura, no nos engañemos. 

Acabo el año de la mejor manera, con unas sensaciones increíbles, siendo FINISHER de la Spain Ultra Cup, habiendo vivido una experiencia única en Lanzarote y con ganas de afrontar nuevos retos en 2018. 

Mientras acabo este relato, deciros que esta mañana he acudido al médico y, como me temía, tengo una fisura en la costilla. 75 kilómetros corriendo así, como decimos por estas tierras: -¡Menudo animalico de bellota estoy hecho!-. Ahora no queda otra que guardar reposo. El domingo tengo la "Carrera de Montaña Mularroya" y si la acabo, completaría la Trail Series Zaragoza. Si puedo, la intentaré hacer aunque sea andando y luego ya seré un niño bueno. Las lesiones son parte de este juego pero siempre vienen en el peor momento. 

!Va por ti PRIMO! 

Tiempo: 11:43:19
Puesto: 37
Participantes que acabaron: 234

                                         BANDA SONORA DE LA CARRERA

 RECOMENDACIONES
  • Donde comer: Restaurante Casa de la Playa, en Arrieta. Disfruta de su arroz con bogavante y parrillada de pescada a un precio muy económico.
  • Donde dormir: Apartamentos Lanzarote Paradise, en Costa Teguise. Nos alojamos aquí por su precio (15 euros la noche) y fue todo un acierto. Mucha tranquilidad y dispone de piscina incluida.
  • Que visitar: Los Jameos del Agua. En este lugar fue la entrega de premios y es un paraje espectacular. Eso si, como turista, la entrada son 9 euros.

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