sábado, 26 de septiembre de 2020

ETAPA 3: PONFERRADA - LIÑARES (55,5 km)

 Etapa 3: Ponferrada - Liñares (55,5 km)

Empieza otro día en la oficina. Ayer disfruté mucho de toda la zona del Bierzo. Estoy ansioso por ver que pueblos voy a descubrir hoy.

En comparación a otros años, en los cuales, era siempre el último en abandonar el albergue, esta vez soy un más. Como hago más kilómetros, he decidido amanecer antes con el fin de llegar a una hora prudencial a mi destino.

Otra de las curiosidades con respecto a otros años es mi coincidencia con los peregrinos. Al principio hacia las etapas clásicas pero corriendo. Ésto suponía llegar antes al albergue pero después hacia vida conjunta con los mismos peregrinos durante todos los días. Según fui aumentando los kilómetros, fue disminuyendo mi reincidencia con la gente.

El culmen ha sido este año. Los peregrinos que conozco son de "un solo uso". Nos conocemos en el albergue y ya no los vuelvo a ver. He evolucionado hasta tal punto que mis compañeros de etapas ahora son los bicigrinos. Esto se nos va de madre....

Rincones con encanto

Empieza la jornada tranquilamente saliendo de Ponferrada. Cuidad que me ha dado muy buenas vibraciones. Poco a poco vamos dejando los pisos atrás y empiezan los grandes chalets. Vas corriendo por asfalto, flanqueado por casas de revista, a cual más grande. Tener cuidado en esta zona. Discurre por carretera sin arcén y hay mucho tráfico.

Van pasando los minutos y no dejamos el asfalto. Hay un pequeño descanso entre viñedos inundados de conejos al pasar por Camponaraya pero es un oasis. Rápido volvemos al rutinario hormigón. Incluso llegamos a ir por la Nacional. Definitivamente, mi amor por el Bierzo se está evaporando. No hay ni siquiera camino paralelo como en la primera etapa. Se puede decir que eres como un coche más.

En la bajada que nos va a llevar a Villafranca del Bierzo empiezo a notar molestias en el cuádriceps derecho. Paro a descansar un poco y al retomar, el dolor es mayor. No puedo ni correr. ¡Que mala pinta tiene! ¿Rotura o sobrecarga? Llevo 20 kilómetros. Me queda aún la friolera cifra de 32.

Decido llegar a Villafranca y pensar mi devenir. Me compro una bolsa de hielo. Mientras me tomo una cerveza (Las buenas costumbres no hay que perderlas), pongo mi muslo a remojo con el fin de arreglar algo.

Entrada en Boxes

Tengo mentalidad aragonesa y suficiente experiencia en carreras de resistencia. Me puede más el ansia de llegar a Santiago que la prudencia de evitar una lesión mayor. Resultado: No rendirse.

Emprendo la marcha y para mi sorpresa, sigue predominando el asfalto. Es curioso la diferencia entre una etapa y otra. Son como la noche y el día. Me desplazo andando. Intento hacer pequeños trotes pero veo las estrellas. Solo tengo en mente la subida a O Cebreiro que tanto me han nombrado. Cabeza fuerte la única solución. En situaciones así, la mente da muchas vueltas. Hay que saber dominarla.

En las Herrerías de Valcarce me encuentro con unos ciclistas con los que coincidí en el albergue. Ellos prefieren pernoctar ahí, descansar y afrontar la dura subida recién levantados. Mi mentalidad es otra. Llegar arriba como sea y mañana ya se verá.

Empiezo a ascender. Me pongo en modo "Rajoy". Aprieto puños, braceo constante y andar rápido como si estuviera en la Moncloa. Llegar hasta aquí ha merecido la pena. Es un paraje espectacular. Alterna bosques verdes y tupidos con claros donde el sol te pone a prueba. 

Subiendo a O Cebreiro

Por suerte, en subida no me duele el cuádriceps ya que el rango de movimiento es menor. Llego a O Cebreiro y está abarrotado. Es la hora de comer y debe ser un sitio muy concurrido para hacer turismo. Me acerco al albergue y descubro que está cerrado. ¡Primer contratiempo del Camino! Hay dos soluciones: Buscar otro alojamiento más caro o seguir hacia adelante. No hace falta que os remarque cual fue mi decisión.

El siguiente pueblo es Liñares. Solo me separan 3 kilómetros. Por precaución llamo al albergue Lunar Do Rei para preguntar por camas disponibles. No hay problema, soy el primer peregrino en llegar.

Es un establecimiento nuevo y muy bien cuidado. Dispone de zona común con televisión y juegos de mesa. Es una pena estar inmersos en plena pandemia y no poder disfrutarlo. Según avanza la tarde, van llegando nuevos huéspedes. Entre ellos, dos ciclistas que iban a recorrer los kilómetros que separan León de Santiago en dos etapas. Además, hacen carreras de montaña. ¡Para que quiero más! Ya tenemos la tarde entretenida compartiendo experiencias.


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ETAPA 4: LIÑARES - PORTOMARIN (58,5 km)

Etapa 4: Liñares - Portomarin (58,5 km)

Anoche me acosté con una incertidumbre inmensa. El dolor que sentía en la pierna era muy intenso. Cada vez que intentaba doblarla, me pinchaba y no tenía apenas rango de movimiento. Sentía que me iba a levantar más tieso que la rodilla de un Playmobil.

Amanecí. Sentía molestias pero nada comparable a lo de ayer. El descanso le habrá venido bien a la musculatura. Por unos instantes, llegué a pensar en abandonar durante la etapa de ayer. Hoy, por mi cabeza rondaba algo muy diferente. Por fin estoy en tierras gallegas y no podía regresar ahora. A saber cuando iba a tener la oportunidad de volver.

Emprendo el Camino. Hoy el día ha amanecido fresco. Se que en cuanto empiece a correr, me sobrará toda la ropa así que decido no abrigarme. Enseguida tomas un desvío que te introducirá en un bosque de hayas y acebos. Después de una corta pero intensa pendiente, desembocarás en una gran escultura. Aprovecha y haz la primera foto del día.

Cuando volvemos a salir a la carretera, me encuentro a los ciclistas con los que pernocté. Mientras nos despedimos, nos persigue un gran perro pastor. Se ve que no habría desayunado bien. Por fortuna, salió su dueño y lo frenó. Ésto último no lo hice yo. Aprovechando que el sendero paralelo a la carretera era ligeramente en descenso, aumenté el ritmo. Es una parte muy agradable y rápida, además, las molestias en mis piernas son tenues.

Rincones con encanto

 
Una de las curiosidades que me encuentro y que durante toda Galicia va a ser una constante, es encontrar varios caminos. Te lo marca con dos mojones, un con el desvío original y otro complementario. Yo siempre opté por el primero.

Esta parte de la etapa es increíble. He vuelto a hacer las paces con el Camino. Parece ser que voy a recibir una de cal y otra de arena. Vamos atravesando pequeños núcleos (Hospital de Condesa, Padornelo, Fonfría...). Son pueblos dedicados a la ganadería. Hay vaquerizas por todos lados. El ambiente y las calles. Sus olores y ambiente me transportan a mi pueblo cuando era pequeño. Ahora ha cambiado mucho, estos oficios se han trasladado a las afueras pero hace 25 años era igual que aquí. Ahora que me doy cuenta, todo me recuerda a Vinuesa....igual tengo una pequeña obsesión.

Para terminar de redondear el bodegón. Entre pueblo y pueblo, podías deleitarte con unas vistas espectaculares. Las nubes bajas avanzando lentamente sobre los verdes pastos. Digno de película.

¿Que os parece?


El primer pueblo grande en aparecer es Triacastela. Una larga calle cruzará está localidad. Si necesitas algo, este es el momento. Aquí dispones de todos los servicios. Al llegar al final tendrás que tomar una decisión. Tomar el camino de la izquierda donde podrás visitar el monasterio benedictino de Samos o el de la derecha, por San Xil, 6,5 km más corto. 

Yo opté por el más corto. Mi colección de kilómetros diaria ya es bastante amplia. El siguiente tramo vas alternando pequeños tramos de asfalto con bosques en los que disfrutar correteando. La naturaleza, no se que tiene, pero es muy acogedora. Además, todo tramo sombrío es de agradecer en etapas tan calurosas. 

La siguiente localidad con renombre en aparecer es Sarria. Es el punto de salida de muchos peregrinos. Para obtener la compostelana debes acreditar al menos 100 kilómetros recorridos. Desde aquí te separan 112 de Santiago. En principio, el número de personas debe aumentar pero nos encontramos en unos meses tan atípicos que apenas noto diferencia. Hay que recalcar también que julio y agosto son las fechas favoritas de los extranjeros para hacer el Camino. Este 2020 ni rastro de ellos. 

A partir de ahora, también aconsejan sellar tu credencial 2 veces por etapa para asegurar que no haces trampa. En Sarría han cambiado la zona. Antes estaba en la oficina de turismo pero por motivos sanitarios, deberás ir hasta el final del pueblo.

Ya llevo unas cuantas horas a la espalda y la etapa se me empieza a hacer larga. Mi objetivo es dormir en Ferreiros. Voy atravesando poblaciones. Más o menos, siempre llevo organizado en la mente las distancias a recorrer. A estas alturas, mis cálculos se han disipado. Solo deseo llegar. Además, estoy teniendo problemas con el agua. No encuentro lugares donde repostar.

Ya solo quedan 100


Por fin llego al lugar deseado, paro a tomarme una cerveza en el primer local que veo. Ni el trato ni el lugar me dan buenas vibraciones así que, en contra de mis piernas, decido cambiar de destino. Ponemos rumbo a Portomarín, a 9 kilómetros. ¡De perdidos al río! Nunca mejor dicho. Acabo cruzando el Miño para llegar a esta localidad. Una imponente escalinata me separa de su calles. 

Una vez dentro, busco referencias de albergues en el móvil. Éstas me llevan al PortoSantiago. Llegados a su puerta, observo que está cerrado. Decido no marear más la perdiz y acudir directamente al de enfrente: Albergue Ultreia. ¡Que gran acierto! Me reciben 2 hermanas muy simpáticas que alucinan cuando les cuento mi etapa de hoy. 

Mientras estoy dejando las cosas empiezo a conocer a mis vecinos de litera. Es un grupo muy dispar y peculiar. Tenemos una enfermera barcelonesa, un grupo de amigos venidos de Salamanca y Plasencia, un argentino y un ciclista de Rumanía. Pasamos una tarde noche muy agradable. Contándonos nuestras historias tanto dentro como fuera del Camino. Somos como unos personajes salidos de una película de Tarantino. Estas situaciones son las que más aprecio en esta aventura. Un grupo de desconocidos que se juntan. Seguramente, nunca llegarían a conocerse en su día a día. No tienen nada en común pero si comparten un mismo objetivo. ¿A vosotros no os encanta también?

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ETAPA 2: ASTORGA - PONFERRADA (53,2 km)

 Etapa 2: Astorga - Ponferrada (53,2 km)

Una de las ventajas de esta atípica situación es que las habitaciones deben estar al 50 % de su aforo.  Hoy solo hemos estado 4 personas. Ayuda a descansar mejor pero, personalmente, prefiero más algarabía. 

Ayer, con la paliza del viaje en bus y la propia etapa, estaba destrozado y me fui a dormir a las 22:00. He descansado genial. Con fuerzas renovadas, emprendo la marcha a las 7 de la mañana.

Una vez nos adentramos en la etapa, me doy cuenta que va a ser totalmente diferente al día de ayer. Por fortuna, para bien. Vas por caminos más agradables. Sigues coincidiendo muchas veces con la carretera pero ésta es secundaria. Sin apenas tráfico ni su consecuente ruido.

Poco a poco voy adelantando a los peregrinos hasta volver a quedarme solo. Después de pasar varias localidades, llego a El Ganso y mi percepción de la zona cambia por completo. Me he enamorado. Un pequeño pueblo con una edificación muy bonita. Predominan las paredes de piedra y los tejados de pizarra. Como buen payaso, el nombre también me ha conquistado. Pero sobretodo, lo que más me fascinó fue su campo de fútbol de.......¡PAJA! Los había visto de hierba, césped artificial, tierra, incluso asfalto pero el de esta localidad ya es otro nivel.

Una nueva modalidad de fútbol


Siguen pasando los kilómetros de una forma muy amena. en una senda muy curiosa te vas a encontrar un vallado interminable con cruces de madera hechas por los peregrinos. Ya sabes, busca 2 palos y a completar el mural.

En esta etapa te encontrarás la Cruz de Hierro, la parte más alta de todo el Camino Francés (1500m). Cumple con la tradición de tirar una piedra, dicen que te protegerá el resto de tu aventura. Cualquier precaución para mis doloridas piernas, es poca.

Cuando haces cumbre, empieza una divertida parte que podría pasar por un recorrido de cualquier carrera de trail. Yo vengo de este mundillo así que podéis imaginar como he disfrutado. Igual el caminante no piensa lo mismo. No obstante, todo lo que se aleje de ir paralelo a la carretera, lo preferimos todos.

Rincones con encanto

Sigo cruzando pueblos que me dejan con la boca abierta. Rabanal del Camino, El Acebo, Molinaseca. Todos ellos enamoran. Calles empedradas y balconadas de madera que me recuerdan a la "Casa de los Ramos" de mi pueblo, Vinuesa. Sin duda, volveré de turismo a esta zona. El Bierzo es para saborearlo poco a poco.

Cuando atraviesas Molinaseca, ya estás muy cerquita del final. De aquí a Ponferrada es un tramo constante de acera que se te puede hacer muy largo. ¡Paciencia amig@!

Al llegar, decido quedarme en el albergue San Nicolás de Flüe. Aquí pagas la voluntad. Nada más llegar me miden la temperatura (36,2 º) y me "fuñigan" entero con un desinfectante. Lo que se dice, una mini ducha previa. Estoy ubicado solo en una habitación de 4 literas. ¡Fiesta loca esta noche!

Igualito que el mio de Playmobil

Estoy muy cansado y Ponferrada es muy grande. Saco fuerzas y me voy al casco histórico. Litro de cerveza con limón en el primer bar que veo y a reponer. Aquí, la tradición manda que pruebes el "Botillo". Otro plato contundente que no me veo con fuerzas de afrontar. Picoteo algo, mini paseo y a descansar. Estoy dando más prioridad a la cerveza que a la comida, no se que tal le sentará a mi motor. Me he quedado sin probar 2 platos de cazuela que tanto me gustan. Otra razón para volver. 

En este albergue coincido con 2 ciclistas que resultaran ser compañeros de viaje durante el resto de aventura y me comentan que hay un Castillo de los Templarios. No os podéis ir de Ponferrada sin visitarlo.


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ETAPA 1: LEÓN - ASTORGA (50,1 km)

 Etapa 1: León - Astorga (50,1 km)

Vuelvo a retomar el Camino después de un 2019 en barbecho por diferentes motivos. El trabajo y los estudios me impidieron acabarlo. Este año era el elegido. Tenía ya las fechas fijadas para mayo pero debido al Coronavirus, tuve que posponerlo una vez más.

Ahora que ya estamos fuera del estado de alarma, era mi momento. Se que la situación no era la idónea (Emprendí esta primera etapa el 13 de julio) para exprimirlo al máximo pero no podía esperar más.

Por motivos laborales, tampoco tengo muchos días disponibles. Mi plan es unir León con Santiago en 6 etapas. 

Mi distancia hasta Santiago

Para apurar todo lo posible mis días, cojo un autobús nocturno que me deja en la capital leonesa a las 6:15 de la mañana. Una vez llego, emprendo mi etapa hacia Astorga. Se que va a ser duro. En torno a 50 kilómetros me van a esperar cada día. Con paciencia, alegría y buenos alimentos, todo irá bien.

Como ya he cumplido en otras ocasiones, una de mis reglas es no correr mientras cruzo las diferentes localidades. La salida de León es muy larga. Más de una hora después, empiezo a dejar las últimas casas atrás. 

El tramo que ahora empieza no es precisamente muy llamativo. Como primera etapa, es fallida. Te impide engancharte al Camino nada más empezar. Son casi 30 km paralelos a la nacional 120. No son duros pero tampoco amenos.

Al llegar a Puente de Órbigo la mentalidad cambia. Pasar por su puente e inmiscuirte en las andanzas del caballero Suero de Quiñones e imaginarte los torneos de justa ahí vividos, alegran la mente y avivan las piernas.

Siempre adelante

Cuando cruzas Hospital de Órbigo tienes dos opciones. Ir por la carretera o por un camino alternativo. Harto de tanto asfalto, elijo la segunda opción. 

Visto lo visto, no sé si acerté. Ahora te esperan más de 10 kilómetros  por caminos en los que predomina la NADA. Cero sombras y en mi caso, campos recién labrados. Hay que tener una mentalidad fuerte pero yo te animo porque tendrás tu recompensa.

Un poco antes de llegar a San Justo de la Vega, te encuentras con uno de esos rincones que hacen del Camino una aventura tan especial. Una finca en la que el propietario la ha arreglado de tal manera que sirva como área de descanso para el peregrino. Camas, tumbonas, zonas sombrías e incluso un avituallamiento donde reponer fuerzas. ¡Y todo por amor al arte! Tienes la posibilidad de agradecer su iniciativa dejando propina en la hucha. Bueno, posibilidad.....después del esfuerzo, yo creo que tendría que ser una obligación por parte del peregrino.

Más a gusto que en brazos

Al llegar justo a la cumbre que desemboca en la siguiente localidad, un OASIS. En el horizonte se divisa la majestuosa Astorga con su Catedral al mando. Todo se vuelve positivo, sabes que estás muy cerca de acabar la etapa. La entrada al pueblo es un poco rocambolesca, idas y venidas hasta entrar en las primeras calles.

Me hospedo en el Albergue Siervas de María. 7 euros la noche. Tiene todas las medidas sanitarias cubiertas, entre ellas, no poder usar la cocina. Hago el ritual de siempre: ducha, lavar la ropa y a por una cervecita.

En el apartado gastronómico, lo clásico sería probar el famoso cocido Maragato pero en julio y casi a 40 grados, no es lo que más apetece. Opto por hacerme un bocadillo con embutidos de la zona, la cual, no es una mala opción. 

Acabamos la tarde visitando sus murallas, la casa de Gaudí y probando los obligados mantecados. ¡Primera etapa finiquitada!. 


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martes, 22 de septiembre de 2020

ANDORRA TRAIL (33 km 2000 D+)

Este segundo día nos hospedamos en el Hotel Imperial. Además nos ha tocado la suite. Eso es que nos han visto pintas de profesionales. ¡Que mal ojo tienen! Habrá que graduarse la vista....Pasamos la tarde descansando y nos dan de cenar a todos los corredores en la Pizzeria Angelo. La verdad es que alucino con lo que nos sirven. Realmente, me han conquistado. Como estrategia, Gorka y yo nos bebemos una botella de vino para cenar los 2 días. Estamos compitiendo pero también estamos de vacaciones. Hay que buscar el equilibrio perfecto.

Recalcar que me ha gustado mucho la experiencia de competir en una carrera por etapas pero con al aliciente de convivir con el resto de corredores. Los momentos del desayuno y la cena en común han sido muy gratificantes. Al fin y al cabo, somos muchos locos con los mismos gustos.

El domingo tenemos la misma hora de salida que ayer, a las 08:13:30. Lo nuestro es pura regularidad. Otra vez me enfrento al duro envite con el buffet libre del desayuno. Por ser domingo y tratarse de la última etapa, me salto las normas y desayuno todo lo que no recomiendan. Hay que probar estrategias nuevas.

Teníamos bastantes dudas de como iba a despertar nuestro cuerpo. Creíamos amanecer como C3PO pero me siento más bien Han Solo......en "El ascenso de Skywalker". Salimos en el puesto 23 y nuestro objetivo es quedar entre los 20 primeros. ¡Vamos allá!

La etapa de hoy en principio es más accesible. Los primeros 10 kilómetros son bordeando una ladera. Típicos sube bajas pero sin excesivo desnivel. Me parece mucho más acertado que ayer. El cuerpo puede ir entrando en calor y aclimatarse a la situación. En la primera etapa, desde el primer minuto ya empezaba el ascenso y eso nos fundió.

¡Que me dices del paisaje!

Hoy veo mejor a Gorka. Un ritmo más ágil. Antes de afrontar el primer ascenso, hay un miniavituallamiento para reponer agua y tomar algo de fruta. Opto por una pera y que empiece la fiesta. Aflojamos el ritmo y toca tirar de cuadriceps otra vez. Esta parte de la etapa transcurre por un bosque y la subida es en zig zag. Muy agradable. Yo voy a la cabeza. De vez en cuando grito: -¡OSO ONDO!- . A lo que Gorka me responde a lo lejos: -¡BAI!-. Señal de que todo está en orden, puedo seguir tirando.

En el kilómetro 13 llegamos al avituallamiento. De momento ha sido una etapa muy tranquila. Solo nos han adelantado una pareja femenina que parecía que volaban, a la postre, fueron las campeonas. Hemos ido en solitario la mayoría del tiempo por lo que no nos encontramos aglomeraciones esta vez a hora de rellenar los bidones. Charlamos un poco, reponemos y a seguir ascendiendo.

Nos adentramos en otro tipo de bosque. Más seco y con menos vegetación. Muchas rocas grandes acompañan al paisaje de pinos. Me recuerda a mi pueblo, Vinuesa. Poco a poco vamos ascendiendo hasta llegar a un claro. Desde esta posición vemos como otros corredores están haciendo ya cumbre. A nosotros aún nos queda bordear un último monte. Esta parte es la más técnica de la carrera. No obstante, tienes cuerdas y cadenas para ayudarte. Con cuidado, enseguida lo sobrepasas.

En la cima el Bulto de la Pica (2361m) está el punto de control. Disfrutamos de las vistas sabiendo que lo que nos toca afrontar a partir de ahora es mucho más sencillo. A lo lejos divisamos unas antenas. Es donde se encuentra el avituallamiento y a partir de ahí, solo nos quedará descender.

Lo que nos separa de un pico a otro son 3 kilómetros de cresteo para alucinar con lo que nos rodea a uno y otro lado. Al principio, el trazado es muy pedregoso. Pienso que se va a hacer muy largo porque no se podrá correr. Para mi alivio, enseguida salimos a un claro donde poder correr a gusto. Dar vidilla a las piernas después de tanto ascenso.

El tramo dura poco. Ahora pasamos al terreno favorito de Gorka. Cresteo puro y duro. Rocas, cadenas y zonas técnicas. Es el momento de sacar la cabra que llevas dentro. A mi personalmente no me agrada ya que siento que no avanzo pero también es perfecto para recargar energías.

Equipazo

Llegamos a las antenas, situadas en el Pico de Carroi (2291). En el avituallamiento nos damos otro homenaje. Una cerveza con limón helada que me parece la mejor del mundo....y eso que es Cruzcampo. Los voluntarios nos informan del tramo que nos queda mientras nos instan a comer una y otra vez. Me recuerdan a mi madre cuando voy a visitarla: ¡Come un poco de jamón!- ¡Llévate este tupper! - ¡Te pongo una cucharada más! -. Impecable su trabajo. La comida es fundamental en carreras de larga distancia. Siempre es bueno que alguien nos lo recuerde.

Nos quedan 13 kilómetros de bajada. Los primeros 5 son por terreno pavimentado. Es perfecto para poner pies en polvorosa. Hacer que pase el tiempo muy rápido pero Gorka está un poco cargado de piernas y tenemos que bajar el ritmo. ¡No pasa nada! ¡Hemos venido a gozar!

Se alternan sendas por bosques y tramos de asfalto hasta llegar a una rotonda. Ahí nos metemos en una bonita pasarela de madera paralela al rio Madriu. Dan ganas de saltar al agua. El calor y el cansancio están en su máximo esplendor. El rio nos lleva directamente a la entrada de Escaldes. Mientras transitamos por sus calles, se nos ocurre hacer una entrada a meta vistosa. Incluso la ensayamos.

Cuando se divisa el final, nos ponemos la mascarilla como marcan las normas. Empiezo a dar la cuenta atrás para nuestra entrada triunfal. En 3, 2, 1..... ¡Menuda chapuza! Nuestra intención era hacer un salto super simétrico y rítmico. El resultado, parece que estamos huyendo de la policía. Seguiremos mejorando en futuras ediciones.

Hicimos lo que pudimos...

Cruzamos la meta y los organizadores nos obsequian con un cencerro. No nos podía venir más al pelo el regalo. Se preocupan por nuestro estado. Si nos ha gustado la carrera y la zona. El trato así al corredor me parece estupendo. Se nota que son personas que aman su carrera y te transmiten su entusiasmo. Porque no estaban abiertas las inscripciones para 2021 sino me hubiera apuntado ahí mismo.

Al final, la carrera ha sido más dura de lo que parecía y los abandonos han provocado que subamos al puesto 16. Se nota que es de las primeras carreras en la era Covid y la forma física no es la mejor. Nosotros contentísimos con nuestro resultado. Siendo sinceros, creíamos que el rendimiento iba a ser bastante peor. 

Con respecto a la carrera, me ha encantado. Andorra es espectacular, la organización impecable. Todas las medidas de seguridad se han llevado a cabo a rajatabla. Al final, este tipo de actividad está libre de aglomeraciones y no hay peligro alguno. Esperemos que empiecen a dejar hacer más competiciones así. Solo hay que tener cabeza, actuar responsablemente y respetar las normas.


!Va por ti PRIMO! 

Tiempo: 12:58:29
Clasificación general: 16

Participantes finalistas: 23

                                              BANDA SONORA DE LA CARRERA






martes, 15 de septiembre de 2020

ANDORRA TRAIL (29 km 2500 D+)

Por fin llegó el momento. Tantos meses esperando volver a sentir la sensación de ponerme un dorsal, mascar la competición, disfrutar del ambiente, incluso de los nervios antes del pitido inicial. Todo ese conjunto de situaciones estaban a punto de reaparecer e iba a ser en "Andorra Trail".

Ante la situación que vivimos en el país, mis esperanzas de volver a competir en 2020 eran nulas. Después de 4 meses de intensa preparación preparando el "Maratón de Zaragoza", llegó la terrible noticia de la pandemia. Empezó el confinamiento y con ello, la suspensión de carreras. En mi caso, la citada maratón, Els Bastións, Ehunmilak y Tor de Geants entre otras. El panorama era tan desolador que fui perdiendo la motivación. Bien es cierto que mientras duró el encierro, hice mucho deporte. Había que matar el tiempo de alguna manera. 

Como contrapunto, dejé de cuidarme nutricionalmente. El tinto de verano y las patatas fritas campaban a sus anchas por mi casa. En mi caso, para entrenar, necesito un objetivo. En cuanto no tengo ninguno, mi seriedad se desvanece. Gracias a Etrail Zaragoza y su iniciativa de competir virtualmente en diferentes rutas, seguí entrenando de forma constante pero todos sabemos que no es lo mismo.

Un día, mi compañero Gorka me llamó y me habló de una carrera que sobrevivía en el calendario. No me tuvo que dar mucha información. Simplemente confirmé que no trabajaba ese fin de semana y le dije un SI rotundo.

¡Todo listo!

La carrera en si era: Andorra Trail. Una nueva modalidad de competición en parejas durante 2 etapas de exigente montaña. Tenía el aliciente de poder coger un pack completo que incluía 2 noches en un hotel con pensión completa. Era lo más parecido a unas vacaciones que íbamos a tener este verano. Triste pero cierto.

Debido a las medidas de seguridad e higiene, la comida post carrera se suspendió para evitar aglomeraciones en la zona de meta. En esta misma zona, la de salida y los avituallamientos era obligatorio el uso de mascarilla y desinfección con gel desinfectante. Además, la salida era escalonada. Una pareja cada 30 segundos.

Ninguno de los 2 llegamos en un momento de forma excelso, es más, todo lo contrario. Hablando de mi, con un exceso de 7 kilos de más en mi cuerpecito. ¡Y eso que no he tenido ni festivales ni fiestas patronales! Eso no importaba. La ilusión ganaba al físico esta vez. Este fin de semana no tocaba competir, tocaba DISFRUTAR.


Etapa 1: Escaldes-Engordany   -   Sant Julià de Lôria (29km 2500 D+)

Nos hospedamos en el Hotel Mola, al lado del famoso balneario de Caldea. Si venís a Andorra, que sepáis que no hay casi zonas de aparcamiento gratis. Tendréis que pagar por ello. La mejor solución, sacarte un bono de 3 días para reducir los gastos. Una vez hacemos todo los tramites de la recogida de dorsal, pronto a cenar y a la cama.

Nuestra hora de salida es a las 08:13:30. Estamos al lado de la salida y no hace falta madrugar mucho. Igual es porque es como si fuera la primera vez, pero los nervios no me han dejado descansar bien. Acudimos al buffet libre de desayuno y....¡Madre mía! Tengo que dejar pasar ante mi bandejas de huevos revueltos, bacon, donuts y demás manjares. Me centro por el bien del equipo.

Esta primera etapa es de las que no te deja indiferente su tramo inicial. Para romper el hielo, después de meses de inactividad, tenemos 9 kilómetros y 1630 D+. O lo que es lo mismo....Patapúm Parriba. Mi colega Gorka sale muy alegre en el tramo asfaltado de Escaldes. Se nota que también necesitaba sentir la competición.

Acabando la primera subida

Apenas unos metros de carretera y cogemos un desvío que nos introduce de lleno en la montaña. Primero por un camino empedrado y luego tierra. Desde el primer metro empieza el desnivel. Hay que dejar de correr y empezar a coger un ritmo vivo mientras andamos. En seguida pasamos a las primeras parejas. La emoción del principio nos ha podido. Cuando ya empezamos a sudar sin control y el corazón se acelera, nos damos cuenta que ésto va a ser duro. Aminoramos el paso y a sufrir.

Los primeros 4 kilómetros lleva la batuta mi compañero. A mi me cuesta más entrar en calor. Una vez llegamos a un descansillo, cojo yo los mandos del equipo y pongo una marcha más. No muy exigente pero constante. Aún nos quedan 5 km. Se nota nuestra poca preparación pero yo estoy disfrutando de volver a sentir ese gusanillo. Nos adelantan varias parejas. Hoy me da igual. Saludos y deseos de ánimo para todos. 

Poco a poco vamos dejando el espeso bosque atrás y con ello, la sombra. Por suerte, hace una mañana agradable y no se notan los estragos del calor. Al llegar al claro, es más fácil divisar la cumbre (Tossa de Braibal a 2643 metros) . Enseguida la veo y le digo a Gorka que casi lo tenemos. Falsa Alarma. ¿Nunca os ha pasado que estáis en la cima y cuando llegáis aún queda otro repecho? Pues esto mismo nos pasó 3 o 4 veces hasta que llegamos ya al punto geodésico. 

Una vez allí, disfrutar de las vistas, del reencuentro con los voluntarios y celebrar nuestra primera montaña en la era pandémica. Pasado el duro tramite inicial, ya solo quedaba lo más fácil. Si, 20 kilómetros, pero fáciles en comparación a lo vivido.

Mi primera meta en 7 meses

Primero cresteamos y en seguida nos ponemos a descender por una ladera un tanto técnica. Si en estos meses había perdido la forma considerablemente, imaginaros que ha pasado con mi destreza. Si antes parecía un pato mareado, ahora se puede confirmar que ya los soy. Gorka, más ágil en estas lides, se pone en cabeza mientras yo voy echando el culo a tierra más de una vez. 

Poco a poco llegamos al lago Azul, otra increíble panorámica que nos regala este país. A estas alturas ya nos ha adelantado mucho gente y llegando al avituallamiento, coincidimos bastantes corredores. La consigna es clara. Cada voluntario se encarga de rellenarte bidones y ofrecerte lo que tu quieras. Tu como corredor lo único que tienes que hacer es no tocar nada y una vez recibido lo que deseas, alejarte a un lugar espacioso. ¿Parece fácil verdad? Pues aún con todo, parece que hay gente que le cuesta entender. Los voluntarios y la organización perfectos. El suspendido es para nosotros los participantes.

Reponemos fuerzas y nos disponemos a afrontar el siguiente repecho. Las fuerzas ya empiezan a ir justas y la inactividad de los meses atrás va apareciendo en las piernas. Yo voy más fresco que mi compañero. Intento poner un ritmo rápido pero sin forzar. Cruzamos valles, vamos paralelos a riachuelos, bosques, explanadas donde el único acompañante es el sol. Una gran variedad de paisajes en el menú. En una de esas, a Gorka le dio por jugar al baloncesto y encestó su pierna en un agujero del suelo. Por suerte, fue un tiro limpio y todo quedó en el susto.

Llegados al último avituallamiento, en el refugio del Claror (18km) ya solo quedaba un pequeño escollo de 300 metros positivos y afrontaríamos un largo descenso hasta la meta. Llegar a la parte más alta cuesta, el calor ya empieza a hacer de las suyas pero lo conseguimos. Cogemos aire, Gorka se pone en cabeza y empezamos a descender. Al principio es un poco técnico por las piedras sueltas. Luego mejora. Empieza a discurrir por una senda muy rápida perfecta para dar rienda suelta a tus piernas...o lo que queda de ellas.

En mi reloj ya se acerca la distancia de los 29 kilómetros pero el pueblo se sigue sin divisar. Llegamos a una fuente donde están unos voluntarios y nos transmiten la información que no queríamos oír. Aún quedan 4 km. En muchas carreras pasa. No es lo mismo las distancia oficial a la real. Estamos ya acostumbrados pero sigue doliendo escuchar algo así. Además, nos comunican otra bonita noticia. Nos vamos a encontrar un último repecho antes de llegar a San Julià. ¡Bien!

Las sorpresas de los repechos finales son desmotivadores pero hoy estamos para disfrutar, recuerden. Que nadie nos quite la sonrisa. Cuando estamos a punto de llegar nos damos de bruces con una situación muy peligrosa. Nos encontramos con una compañera tirada en el suelo rodeada de otros corredores. Al principio pensamos que ha sido una caída pero enseguida nos damos cuenta que se trata de un golpe de calor. La chica lo está pasando mal. La asisten tapándole con una manta, poniéndola de lado e intentando que no se trague la lengua. Hablarle en todo momento y que siga despierta hasta recibir ayuda externa.

La actuación de los demás corredores fue estupenda. Nosotros nos quisimos acercar a la meta (Estábamos apenas a 1000 metros) para pedir ayuda. En ese momento ya subían voluntarios de la Cruz Roja para socorrerla. En situaciones así te das cuenta que correr en la montaña no es ninguna tontería. Hay que extremar las precauciones. Cualquier material obligatorio propuesto por la organización es algo que nos beneficia a todos. Acceder a los diferentes puntos de carrera es muy difícil. Tener unos mínimos conocimientos de primeros auxilios es fundamental. Hidratarse y comer tiene que ser una constante. Por fortuna, la consiguieron evacuar, hospitalizar y acabo todo en un susto. ¡Un abrazo compañera!

Llegamos a meta con el disgusto en el cuerpo aún. Ver algo así te da que pensar y lo analizas todo desde otro prisma.  Por motivos de seguridad, no nos podemos quedar en la zona de meta y vamos directamente el hotel donde nos ducharemos. Hemos quedado en las últimas posiciones pero eso hoy es lo de menos. Disfrutemos de nuestra estancia en Andorra, descansemos y mañana será otro día....


!Va por ti PRIMO! 

Tiempo: 06:53:02
Clasificación general: 23

Participantes: 32

    BANDA SONORA DE LA CARRERA