martes, 3 de agosto de 2021

Etapa 2: Bolibar - Bilbao (50km)

 Amanece un nuevo día. A priori parece que va a ser más llevadero aunque el monte va a seguir presente. Enseguida nos adentramos en él y me encuentro con una zona fabulosa. Unas escaleras en mitad de la maleza. Completamente mimetizadas. Su bajada ayuda a sobrellevar el desnivel negativo.

Las piernas van bien de momento aunque en un pie empiezo a notar la manifestación de las temidas ampollas. No suelo tener muchos problemas en este aspecto pero después de la dura y húmeda jornada de ayer, todo es posible.

Sin darme cuenta llego a Gernika, gran símbolo de la Guerra Civil y victima del primer ataque aéreo indiscriminado contra un población indefensa y su población civil, plasmado en el famoso cuadro de Picasso. Mi idea era hacer un poco de turismo por sus calles pero empezó a llover. Me debato entre esperar a que escampe o seguir con la ruta.

Viendo el percal, me enfundo mi chubasquero de asesino de "Se lo que hicisteis el último verano" y prosigo. Nunca se sabe, puede llover 10 minutos o todo el día. Parece que hoy me va a tocar la segunda opción. El agua cada vez es más abundante. Si a esto le sumamos que estamos en el interior del monte y lleno de barro, la situación se pone divertida....

¡Menudas casitas se ven!

Pasan las horas y no para. Te va minando la moral. Solo ves la parte negativa. - ¡Que coño hago aquí! - me pregunto. Me voy a tumbarme a la playa que estaré mejor.

Menos mal que mientras divago bajo la lluvia, me voy aprovisionando de lo que la tierra vasca me ofrece: Peras, manzanas y hasta un fruto que no se lo que era. Solo puedo decir que era más ácido que el humor de Pedro Reyes. También ayuda mucho la compañía de los tremendos caseríos que vas encontrándote. Hermosas y floridas fachadas para deleite de los peregrinos.

Llego a Goikoelezalde y las nubes por fin dejan de trabajar. Me quito el odiado chubasquero y toca volver a correr hasta Zamudio. Lo malo es que las piernas ya no van. Cuando la cabeza falla, irremediablemente las piernas desconectan.

Haciendo Gemelo 

Ya que no hice los deberes en su día. No me estudié el recorrido por lo que cada vez que llego a una población, me informo de las rutas a través de sus paneles informativos. En Zamudio me dicen que solo me separa un monte de Bilbao, para ser más concretos, el Monte Avril.

¡Menuda subidita! Hasta los caracoles me adelantan. Por fin llego a la cima y ya solo queda dejarse llevar hasta entrar en las primeras calles de la capital vizcaína. Busco el albergue más cercano pero para variar, está lleno. Me dirijo a mi segunda opción: Quartier Hostel. Un gran edificio de 4 plantas pero sin posibilidad de lavar y tender la ropa así que tengo que ir a una lavandería. ¡Con lo que me gusta el momento campamentos con mi jabón Lagarto! Además, me fastidia bastante tener que pagar 6 euros para lavar 4 cosas.

Hechos los deberes, es el momento cervecita....Segunda etapa finalizada.


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domingo, 1 de agosto de 2021

Etapa 1: San Sebastián - Bolibar (75km)

 Fiel a mi cita anual con el CAMINO DE SANTIAGO, emprendo una nueva aventura. El año pasado finalicé el Francés así que había que buscar nuevos horizontes. Con todos los días que había podido conseguir de vacaciones y por las maravillas que me habían hablado, opté por hacer el Camino del Norte.

Tenía muchas ganas de empezar, esta parte de España es espectacular y quería conocerla en primera persona. Sigue siendo un momento difícil en cuanto al COVID. El virus sigue presente y hay que tener cuidado, no obstante, creo que actuando con cabeza no hay ningún peligro en este tipo de vacaciones.

El primer contratiempo me lo encontré nada más empezar. Todos los albergues de Irún están cerrados por lo que decidí empezar desde San Sebastián. Era la mejor combinación desde mi ciudad, Zaragoza. Llegué un lunes por la tarde y me hospedé en el "Downtown River Hostel". Gran ambiente de gente joven pero sin apenas peregrinos.

Mientras dormíamos con las ventanas abiertas por normativa Covid, empecé a escuchar un ruido constante. Alzo la cabeza y....¡Está lloviendo! Menuda forma de empezar. Opto por no alargar la espera. Si me tengo que mojar, mejor cuanto antes. Me visto, ajusto mochila, zapatillas y salimos a disfrutar del paseo de la Concha. Al principio es solo "chirimiri" pero según vamos adentrándonos en el Monte Igeldo, la lluvia empieza a arreciar. Saco mi chubasquero amarillo pollo radioactivo y me cubro con él. Curiosamente me lo compré el año pasado en la "Maratón de San Sebastián".

¡Vistas de lujo!

La ruta no es nada sencilla. Un continuo sube y baja por los montes que rodean la costa. A eso le sumamos el agua y la incomodidad de ir envuelto en un plástico. Por lo menos, siempre corres con vistas al mar.

Vas pasando por varios pueblos costero. Al ir por el monte, siempre obtienes una bella panorámica antes de adentrarte en sus calles. Orio, Zarautz, Zumaia. Sus playas están desiertas debido al clima que nos acompaña. De momento me quedo sin baño....

Mi planificación de esta primera etapa, al verse alterada por el contratiempo de Irún, fue un poco improvisada. Me quedaré a dormir en Deba. Una hora antes de llegar empecé a ver unos carteles que no me gustaron un pelo. Decía así: -Albergue de Deba cerrado temporalmente -. ¡Ups! Pues nada, habrá que seguir hasta el siguiente lugar. Markina, a 16 kilómetros. No queda otra, como dijo Rajoy a Bárcenas.......¡Se fuerte!

Lo que no sabía es que íbamos a dejar la costa y nos metíamos de lleno en la montaña. Otro cartel informativo me alertó de ello. La cosa se pone sería. Parece una carrera de trail, solo me falta el dorsal. Tener cuidado con esta zona, son muchos kilómetros sin localidades ni fuentes. Al fin llego a Markina y el albergue público está cerrado. Llamo al otro albergue que hay y...... ¡Lleno!

¡Cuidado con lo que haces!

Por lo que parece, hoy la suerte no está de mi lado. Llamo al albergue del siguiente pueblo para asegurarme que hay plazas o sino me quedo a dormir en una marquesina, no puedo más. Por suerte, si que había hueco. Otro bonus track de 5 kilómetros más hasta llegar a Bolibar. Está vez más tranquilo porque se que va a tener un final feliz. Mi salvavidas fue el "Albergue Usandi". El dueño, impecable. Me dio por teléfono todas las contraseñas para entrar y que me fuera duchando. Luego se acercaría para cobrarme. Consigo que me hagan un bocadillo en el bar del pueblo ya que había acabado muy cansado y no me apetecía cocinar. 

En el albergue había una televisión gigante, perfecto para ver la Eurocopa. Una familia de Castellón (Con la que hago muy buenas migas, son también corredores), 3 extranjeros y 2 chicos jóvenes somos los privilegiados de ver el penalti fallado por Morata. España eliminada y yo a la cama.


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