Empiezo a las 8 de la mañana. He descansado muy bien. Por suerte, he dormido solo en mi habitación y eso se nota. No tienes que lidiar con ronquidos y ruidos varios. Por la noche había estado lloviendo. En cambio, la mañana amanecía despejada y soleada. Se presagiaba un gran día para caminar....
Enseguida me di cuenta que no iba a ser tan espectacular como ayer. Íbamos bordeando continuamente la carretera. Incluso la teníamos que cruzar en varias ocasiones. Ésto ya me recuerda más a las etapas que había experimentado.
Para los que salís de Jaca, tener en cuenta que hay 15 kilómetros sin fuentes hasta Santa Cilia de Jaca. Son los primeros de la etapa pero no está de más ir prevenido.
A punto de llegar a Puente la Reina (21,4 km) te encuentras con la parte más bonita del día. Un bosque flanqueado por cientos de mojones que le dan un aura especial.
El Reino de los Mojones |
Este momento mágico era la calma que precede a la tormenta. Cuando llegué a Puente la Reina todo se torció. Crucé el nombrado puente en busca de una tienda. Compré jamón y me paré a tomar una cerveza. Una vez acabado el descanso, proseguí mi marcha siguiendo las flechas amarillas que cruzaban el pueblo, una en cada señal de tráfico. Tenía que ir por el arcén de la carretera, con la inseguridad que eso conlleva. A la altura de un refugio de pescadores, las flechas indicaban coger un sendero. ¡Que alegría! Era por la sombra y en bajada. Empecé a correr alegremente hasta que después de 2 kilómetros me encontré de lleno con el sendero cortado en un desfiladero directo al río Aragón. ¡No me lo puedo creer, que está pasando!
Totalmente bloqueado, saqué el GPS del móvil para buscar mi posición. Efectivamente, estaba alejado de la ruta correcta. Lo peor de todo, es que al otro lado se divisaba Arrés, mi siguiente parada. Pensé en cruzar el río pero hice caso a los sabios consejos de "Dúo de Supervivientes" y opté por deshacer lo andado. Resultado: 12 kilómetros de propina.
A partir de aquí ya fue todo negativo. Aunque ya he corrido muchas veces distancias largas y estoy acostumbrado, la mente es muy poderosa. Cuando dice que NO, es imposible revertirlo. Alternaba caminar con pequeños arranques de "orgullo" pero duraban poco. Además, nos habíamos introducido en las horas más calurosas del día y no se divisaba ninguna sombra.
El Gran MOJÓN |
Pasado Arrés, me embarqué en una infinita recta, que para añadir más guasa al asunto, estaba llena de carteles indicándome: Modere su velocidad. Apenas me quedaba agua y no sabía cuando iba a encontrar. Para contrarrestar tan mala suerte, apareció en el camino un coche que entraba en una finca. ¡SALVADO! Me rellenó el botellín y a seguir.
Así fueron pasando los kilómetros hasta divisar Miones. Después de haberme refrescado la cabeza varias veces al pasar por el río, apareció la fuente de San Martín. Estaba tan fresca y tenía tanta sed que creo que tuve una sobrehidratación. Tenéis que tener en cuenta que tendréis 15 km entre las 2 localidades y el único sitio donde podréis beber es éste.
Con la tripa hinchada y sudando la gota gorda, llegué a Artieda. Nada más cruzar el cartel de bienvenida, me metí en un parque infantil y me deje caer al suelo. Misión cumplida. Una vez repuse energías, me dirigí al único albergue del pueblo. Tiene un horario de 11:00 a 16:00 y de 19:00 a 22:00 pero no os preocupéis si llegáis a otra hora, te podrás hospedar igualmente y más tarde pagar (10€) a los dueños.
Vigilantes del Camino |
Aquí ya se respira más el ambiente del Camino. Me junto con varios peregrinos para cenar y empiezan a aparecer las curiosas historias de cada uno. En la mesa estamos un paracaidista militar belga, un psicólogo jubilado y yo. La conversación se torna muy interesante cuando éste último nos empieza a explicar que los dolores que muchos peregrinos tienen en los pies, no es por el esfuerzo del camino en si, sino porque tienen problemas sin resolver en su vida personal. Da a entender que todo peregrino que tiene ampollas u otro dolor, el verdadero motivo por el que ha emprendido el Camino no es el que cree sino otro más profundo, una relación personal que se tambalea. Enseguida, el otro compañero le pregunta que él tiene dolores en la espalda y a que se debe en realidad. La cena no puede estar más entretenida. No obstante, se me queda una pregunta revoloteando en mi mente. Mi motivo de hacer el Camino es deportivo y no me duele nada de momento. ¿Tendré algún motivo oculto que no he descubierto?
Quiero remarcar la cena (10€) que nos ofrecen, me parece deliciosa. Igual es porque suelo comer de supermercado cosas sencillas y me las preparo luego en el albergue, entonces cuando ceno de verdad lo ensalzo demasiado pero creerme, esa lasaña tardaré tiempo en olvidarla.
Decido poner punto y final al día mientras leo en la pequeña biblioteca que tienen en el albergue de este bonito pueblo. Artieda, un ejemplo de lucha y dignidad donde sus vecinos llevan peleando bastantes años para parar el recrecimiento del embalse de Yesa, defendiendo su tierra a capa y espada.
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