domingo, 19 de marzo de 2023

XXV MEDIA MARATÓN DE ZARAGOZA

 Llevamos desde que arrancó el año enfrascados en una nueva preparación deportiva. Toda mi atención y entrenamientos están enfocados en la Maratón de Zaragoza que se celebra el día 16 de abril. En medio de esta vorágine de kilómetros, estaba la oportunidad de testar nuestro estado de forma en otra competición. La hermana pequeña. La Media Maratón de la capital maña.

Con el paso de los años he ido perdiendo el interés por este tipo de distancias. Prefiero hacer la sesión de entrenamiento por mi cuenta. La típica tirada larga de los sábados por el parque pero siendo realistas, en una competición siempre te vas a exigir más. Y no os voy a engañar, también me picaba ya el gusanillo de volver a ponerme un dorsal.

Cuando Fernando, mi entrenador, me propuso el tiempo que tenía que marcar, mi primera reacción fue de sorpresa. Me parecieron unos ritmos muy altos. No se yo si mis piernas están preparadas para tanto ajetreo. El crono lo tenía que parar en 1:16. Con amenaza incluida para que no fuera más rápido. - ¡Puedes estar tranquilo, eso no va a pasar! - Pensé para mis adentros. 

Los entrenamientos los estoy llevando muy bien. Como ya llevaba bastante volumen de kilómetros con la preparación de las "24 horas Ultrafondo en pista de Barcelona", esta vez optamos por hacer más hincapié en series cortas. Me veo más rápido pero.... ¿Tanto? 

¡Ya no me acordaba de esto!. Foto de Heraldo de Aragón

La mañana amaneció en calma y soleada, parecía un día perfecto para disfrutar del recorrido. Cuando ya se acercaba la hora de la salida, el viento empezó a hacer acto de presencia. ¡Cómo no! Es el habitante más ilustre de Zaragoza. 

A las 9 empezó la carrera. 3500 participantes con ganas de pasarlo bien. Como era de esperar, la salida es fulgurante. Los 2 primeros kilómetros son propicios para coger un buen ritmo. Recta larga, giro a la derecha para cruzar el Ebro y descender, poniendo el motor a mil revoluciones. A estas alturas estábamos marcando ritmos de 3:30. Intento estabilizarme en algún grupo pero es imposible. No hay ninguno a mi gusto. Soy un corredor solitario....

Al volver a cruzar el Ebro me encuentro al gran Mariano Navascués con micro en mano animándome. Sus palabras son un azote para mis piernas y prosigo mi camino confiado de mi mismo. Hay un pequeño grupo delante de mi. Lo observo con añoranza y anhelo pero por más que lo intento, no consigo atraparlo. Sería una gran ayuda poder enlazar con ellos pero en este deporte, 10 metros son una eternidad.

En el kilómetro 9 empiezo a notar las piernas más cansadas. Aquí es cuando las preguntas invaden tu mente. ¿No estaré yendo muy rápido? ¿ De verdad estoy preparado para estos ritmos? Decido combatir mi colapso mental a base de azucares concentrados. Ingiero un gel lo más dignamente posible y a volver a carburar.

En el kilómetro 13 y cuando íbamos a cruzar el puente de Piedra, apareció el Mr. Bean que todos llevamos dentro. Una ráfaga de aire hace que casi salga volando mi dorsal. En el intento de evitarlo, me torcí el pie con un adoquín. Un par de segundos muy intensos que se quedaron en anécdota. Una vez recuperados mis ligamentos junto a mi dignidad, crucé el Ebro por enésima vez.

¡Que dos monumentos!

A partir de aquí ya era una lucha contra mis fuerzas. Los kilómetros empezaban a descontar y solo era cuestión de aguantar. El viento ya empezaba a ser un serio problema. Mi único antídoto era apretar los dientes y echarle pitera. El posible grupo en el que poderme resguardar seguía a esos fatídicos 10 metros. Lo peor de todo son los ánimos del público: ¡Venga, que los tienes al lado! ¡Aprieta! Pero nada, no había manera.

Mientras nos acercábamos al kilómetro 17, el recorrido nos iba llevando hacia el puente del Tercer Cinturón. Pensaba - No puede ser cierto, no quiero ir allí -. Era un destino inevitable. En cuestión de segundos me encontraba en mitad de la cuesta. Esto no habría ocurrido si me hubiera mirado el circuito antes de la carrera.

Solo faltaba el tramo final. Los tiempos de paso ya habían caído, no podía cumplir el objetivo marcado así que solo quedaba acabar lo mejor posible. El grupo delantero se empezó a descomponer y me fui acercando. ¡A buenas horas mangas verdes! En el último kilómetro, aprovechando el terreno favorable y las interminable series de 100, 200 y 150 que he estado haciendo estas semanas, hice un acelerón final para adelantar a un puñado de corredores y cruzar la meta más exhausto que el mecánico de los Transformers.

El resultado final ha sido 2 minutos peor que lo planeado. Las sensaciones en carrera han sido buenas pero evidentemente, cuando no se consigue algo, no se puede estar contento. Lo positivo de todo esto es que aún queda un mes para el principal objetivo. Seguiremos puliendo este patito feo hasta convertirlo en cisne. Nos vemos en un mes...

¡GRACIAS PRIMO, VA POR TI!

Tiempo: 01:18:08
Clasificación general: 38

Participantes: 3500

                                              BANDA SONORA DE LA CARRERA






3 comentarios:

  1. Ánimo campeón ,sólo dos minutos ,del tiempo que dices ,un entrenamiento para el día 16 mucha fuerza

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  2. El 16 lo volveremos a dar todo!!!

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  3. Que grande y como me gustan tus crónicas

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