Pero todo lo bueno se acaba, había que desempolvar las zapatillas y afrontar lo mejor posible la "X Maratón de Zaragoza". Sabía que mis condiciones no eran las mejores pero es imposible resistirse a participar en una carrera de estas características y sobretodo si es en tu ciudad.
Me presenté en las inmediaciones de la Plaza del Pilar con mis compañeros de ANDANDAEH. Después de ponernos al día y hacer la primera foto de la temporada, tocaba volver a posicionarse en una linea de salida.
En la Maratón de Vitoria me quedé a un minuto de ser SUB3. Sabía que físicamente no estaba al nivel y que mis entrenos exigentes se podían contar con los dedos de una mano. Aún así, apelando a mi espíritu utópico, decidí ir con la liebre de 3 horas. ¡Insensato...!
Mi compañero Jorge, que es tan soñador como yo, decidió llevar la misma estrategia. Todo iba bien, resguardado entre el gran pelotón que se formó, fueron pasando los kilómetros cómodamente hasta llegar a la zona del Parque Grande. A partir de aquí las sensaciones empezaron a cambiar, mi compañero se empezó a descolgar y con ello las ilusiones de asaltar el SUB3. Aún con todo pasé la media maratón en 1:30.
Ahora tocaba una constante bajada hasta llegar al final de la calle Miguel Servet. La liebre se me fue alejando, me quedé en tierra de nadie. En ese momento cambié el chip, decidí ir a mi ritmo, bajar de 3 horas tendría que esperar.
Cuando te propones algo y ves que no lo vas a conseguir, mantener la ilusión intacta es difícil. Por mi mente pasaba repetidas veces el pensamiento de abandonar. Aquí es cuando tienes que tirar de "rasmía", aferrarte a los ánimos de compañeros y público y ver pasar los kilómetros sin pena ni gloria.
La última hora la hice intercalando correr con andar. Ver caras conocidas como las de mi compañero de trabajo Juanjo diciendo: -¡Tricas no te pares coño!-, te hacen tirar para adelante con el único pensamiento de cruzar la meta.
las piernas ya no funcionan, las sientes totalmente rígidas. El reflex que te ponen los voluntarios no causa el efecto que esperas pero entonces vuelve a aparecer otra cara conocida (Mi compañero de club Quique) y se pone a correr contigo. Piensas: - Venga, otro 500 metros que he superado -.
Y ahí, en pleno sufrimiento llego a la calle San Vicente de Paul (41km) donde se pone siempre mi familia. Me están esperando con pancartas y banderas, no me lo esperaba. junto a ellos, esta mi amigo Francés que se pone a mi ritmo animándome como un poseso. a los 10 metros aparecen más amigos con pompones y me empiezan a seguir también. ¡No entiendo nada! Como colofón, seguidamente aparecen mis amigos del curro con mas pompones y carteles. ¡No quepo en mí de gozo!¡Esto es increíble, me siento el mismísimo Bekele en Berlín!
Sigo en una nube, ya no siento dolores, incluso intento acelerar. Con la emoción empiezo a saludar a todo el público y entre ellos salta mi sobrino, el broche final. Cruzo la meta con él a duras penas, casi no podía seguirle el ritmo.
Todo era un montaje de mi querida hermana por mi 30 cumpleaños. La crisis por dejar de ser veinteañero la llevaba muy mal y solo mi familia sabía como animarme. Eligieron la forma y el lugar perfecto de hacerlo. Ha sido la mejor experiencia que he tenido hasta ahora en una carrera. ¡MUCHAS GRACIAS A TODOS!
Deportivamente no estoy contento con el resultado, en el ecuador de la carrera iba en el puesto 40 y al final me desplomé hasta el 164 parando el crono en 03:19:49. Pero como se suele decir, milagros a Lourdes, sin un entrenamiento serio no se puede optar a bajar de 3 horas. A partir de hoy mismo empieza un nuevo intento con vistas al "Maratón de San Sebastian".
¡Va por ti PRIMO!
Tiempo: 03:19:14
Clasificación general: 164
Participantes: 1200
BANDA SONORA DE LA CARRERA
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