El año pasado me surgió la oportunidad de formar parte de la carrera gracias a mi compañero Lorenzo. Buscaban liebres de 3 horas y no lo dudé. Fue una experiencia muy bonita y gratificante. El trato por parte de la organización, espectacular. Me sentía un atleta profesional. La acogida por parte de los corredores, inolvidable. Solo tenía una espinita y esperaba quitármela esta edición. No conseguí que ningún participante de la maratón completara el recorrido en mi tiempo establecido.
El recorrido era muy parecido al de 2018. Es sobre un trazado de 4 vueltas. La novedad más importante recaía en la salida. En vez de la Plaza del Castillo, íbamos a salir desde la Plaza de Toros, cerrando así una ruta circular. El inconveniente se presumía en la zona de salida. Al salir desde el mismo coso, se podían formar tapones.
La camada. Fotos de DN Running |
La organización lo intentó paliar con unos cajones en la zona exterior e ir introduciendo a la gente en la plaza de forma escalonada. Hasta aquí todo perfecto si no fuera por el problema de siempre: El egoísmo del corredor. Por mucho que se quiera hacer bien, si nosotros no ponemos de nuestra parte, el conflicto nunca se solucionará. La gente se salta los cajones por el simple hecho de salir lo más adelante posible. Lo único que consiguen es molestar al resto de compañeros. Hay que pensar un poco más de forma global y no solo en un mismo. ¿Algún día lo conseguiremos?.....No lo creo aunque no pierdo la esperanza.
Cuando eres liebre y tienes que llevar un ritmo constante aún te das cuenta más de este problema. Si los 2 primeros kilómetros los pasas adelantando personas, algo falla. Además, los pasos por la Ciudadela son bastante angostos y se torna complicada la circulación. Por suerte, este año tenía compañero de aventuras. Javi, con el que iba a compartir las funciones de liebre, se encargó de abrirme camino durante este tramo.
Una de las alegrías de la jornada fue encontrarme con Luismi. La edición anterior compartí muchos kilómetros con él. Se quedó a tan solo 50 segundos de bajar de las 3 horas. En su día tuve muchas dudas de como actuar en cuanto le empezaron a flaquear las fuerzas. Al final decidí centrarme en mi misión de cumplir con el objetivo, dejando a Luismi a su merced. Posteriormente a la carrera, los remordimientos me acecharon. Tenía la sensación de haber actuado mal. Al verlo este año y viendo la alegría recíproca, las dudas se disiparon. Hoy lo íbamos a conseguir.
Los primeros kilómetros pasaron bastante amenos. Cambiándonos con Javi el porte de la bandera y conversando con los corredores "historietas de runners". Al final de la segunda vuelta (21km) y después de haber marcado el ritmo a los compañeros de la media maratón, ya solo nos quedabamos los valientes de la distancia reina. Eramos un grupo bastante grande en comparación al año anterior. Además, Javi había marcado un ritmo brutal, consiguiendo un colchón de un minuto para cuando vinieran las vacas flacas.
Uno de los que abandonaron el barco fue Luismi, no se sentía con fuerzas y decidió abandonar en este punto. Una lastima pero hay que hacer caso al cuerpo. ¡Al año que viene lo volvemos a intentar!
A partir del ecuador de la carrera, la noche va haciendo acto de presencia sobre las calles pamplonicas (La salida es a las 20:00). Estoy convencido de que es uno de los motivos por los que se baja el rendimiento. Yo lo siento en mis ciernes en las carreras de ultra distancia. El sol es energía y con su ausencia nos desplomamos. Poco a poco se fueron bajando los tripulantes del barco de las 3 horas.
Disfrutar es poco. Fotos de Carlota Pujades |
En la entrada a la última vuelta solo quedábamos las 2 libres. Alberto, un atleta tan serio como concentrado. David, al que su respiración le delataba la fatiga y Maxim, repescado después de su fuerte salida. El primero en caer fue el último nombrado. Es muy difícil saber dosificar al principio y a Maxim le salió caro su ritmo inicial. Ya solo quedábamos 4.
Una vez que pasas el Parque de la Cuidadela, coincidiendo con el avituallamiento, hay 2 kilómetros muy cómodos en suave bajada. Es momento de recuperar fuerzas pero aquí David ya perdía ritmo. Vista la situación, decidí quedarme con él mientras Javi seguía marcando el ritmo a Alberto. Mi idea era que me tuviera como referencia aprovechando la zona cómoda en que nos encontrábamos, esperando recuperar las buenas sensaciones. Los recuerdos vividos con Luismi la edición anterior los tenía muy presentes y no quería que volviera a pasar.
Por mucho empeño que le puse, vi que era imposible que aguantara el ritmo y aún quedaban 5 kilómetros por delante. Me vi en el mismo problema que antaño y opté por idéntica solución aunque esta vez con un corredor aún en liza. Me pegué un buen calentón para enlazar otra vez con mis compañeros y seguir con la misión de bajar de las 3 horas. Javi se encargaba del ritmo y yo de enlazar con Alberto, intentando mantenerlo motivado. Íbamos ya descontando los kilómetros y se agarraba a mi rueda como podía. El colchón de un minuto que habíamos conseguido se iba desvaneciendo peligrosamente.
Quedaban solo 3 kilómetros y ya nos tocaba callejear por el centro de Pamplona. Los cambios de dirección y el desnivel no ayudaban a mantener un ritmo constante, perjudicando a Alberto. Durante todos estos minutos estuvimos intentando hacer todo lo posible para llevarlo a meta a tiempo. La Plaza de Toros se acercaba y con ello, la incertidumbre de saber si lo íbamos a conseguir. Al llegar a este punto es imposible saberlo con certeza. Solo quedaba cruzar los dedos y esperar a ver el cronometro del arco final. Los nervios copaban mi cuerpo y........¡NO PUDO SER! Al cruzar la meta marcaba 03:00:35 como tiempo oficial, habría que esperar el tiempo real.
Me encanta que los planes salgan bien. Fotos de Run Page |
Otra vez me invadía una sensación agridulce pero hoy más por la desilusión que puede llegar a tener Alberto al quedarse tan cerca que por mi labor realizada. Hasta el último metro di todo de mi para que lo consiguiera y solo una pequeña flojera final le separó del objetivo.
Otra vez he disfrutado de la bonita experiencia de ejercer de liebre y poder ayudar a los participantes. Hacerlo junto a Javi ha sido un placer. Nos hemos compenetrado muy bien, formando un gran equipo. Dar la enhorabuena a todos esos valientes que se pusieron como objetivo bajar de las 3 horas. Solo el hecho de planteárselo tiene mucho mérito.
Por último, dar las gracias a la organización por volverme a dar esta oportunidad. Me habéis tratado a las mil maravillas y el año que viene nos volveremos a ver aunque dejo una incognita en el aire. El maratón lo ganó Sergio Glaria con el que competí en "IX Media Maratón Estela Navascués". Igual es el momento de participar buscando nuevos objetivos. El tiempo lo dirá...
¡VA POR TI PRIMO!
Tiempo: 03:00:15
Clasifiación: 8
Categoría: 156
BANDA SONORA DE LA CARRERA
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