martes, 15 de septiembre de 2020

ANDORRA TRAIL (29 km 2500 D+)

Por fin llegó el momento. Tantos meses esperando volver a sentir la sensación de ponerme un dorsal, mascar la competición, disfrutar del ambiente, incluso de los nervios antes del pitido inicial. Todo ese conjunto de situaciones estaban a punto de reaparecer e iba a ser en "Andorra Trail".

Ante la situación que vivimos en el país, mis esperanzas de volver a competir en 2020 eran nulas. Después de 4 meses de intensa preparación preparando el "Maratón de Zaragoza", llegó la terrible noticia de la pandemia. Empezó el confinamiento y con ello, la suspensión de carreras. En mi caso, la citada maratón, Els Bastións, Ehunmilak y Tor de Geants entre otras. El panorama era tan desolador que fui perdiendo la motivación. Bien es cierto que mientras duró el encierro, hice mucho deporte. Había que matar el tiempo de alguna manera. 

Como contrapunto, dejé de cuidarme nutricionalmente. El tinto de verano y las patatas fritas campaban a sus anchas por mi casa. En mi caso, para entrenar, necesito un objetivo. En cuanto no tengo ninguno, mi seriedad se desvanece. Gracias a Etrail Zaragoza y su iniciativa de competir virtualmente en diferentes rutas, seguí entrenando de forma constante pero todos sabemos que no es lo mismo.

Un día, mi compañero Gorka me llamó y me habló de una carrera que sobrevivía en el calendario. No me tuvo que dar mucha información. Simplemente confirmé que no trabajaba ese fin de semana y le dije un SI rotundo.

¡Todo listo!

La carrera en si era: Andorra Trail. Una nueva modalidad de competición en parejas durante 2 etapas de exigente montaña. Tenía el aliciente de poder coger un pack completo que incluía 2 noches en un hotel con pensión completa. Era lo más parecido a unas vacaciones que íbamos a tener este verano. Triste pero cierto.

Debido a las medidas de seguridad e higiene, la comida post carrera se suspendió para evitar aglomeraciones en la zona de meta. En esta misma zona, la de salida y los avituallamientos era obligatorio el uso de mascarilla y desinfección con gel desinfectante. Además, la salida era escalonada. Una pareja cada 30 segundos.

Ninguno de los 2 llegamos en un momento de forma excelso, es más, todo lo contrario. Hablando de mi, con un exceso de 7 kilos de más en mi cuerpecito. ¡Y eso que no he tenido ni festivales ni fiestas patronales! Eso no importaba. La ilusión ganaba al físico esta vez. Este fin de semana no tocaba competir, tocaba DISFRUTAR.


Etapa 1: Escaldes-Engordany   -   Sant Julià de Lôria (29km 2500 D+)

Nos hospedamos en el Hotel Mola, al lado del famoso balneario de Caldea. Si venís a Andorra, que sepáis que no hay casi zonas de aparcamiento gratis. Tendréis que pagar por ello. La mejor solución, sacarte un bono de 3 días para reducir los gastos. Una vez hacemos todo los tramites de la recogida de dorsal, pronto a cenar y a la cama.

Nuestra hora de salida es a las 08:13:30. Estamos al lado de la salida y no hace falta madrugar mucho. Igual es porque es como si fuera la primera vez, pero los nervios no me han dejado descansar bien. Acudimos al buffet libre de desayuno y....¡Madre mía! Tengo que dejar pasar ante mi bandejas de huevos revueltos, bacon, donuts y demás manjares. Me centro por el bien del equipo.

Esta primera etapa es de las que no te deja indiferente su tramo inicial. Para romper el hielo, después de meses de inactividad, tenemos 9 kilómetros y 1630 D+. O lo que es lo mismo....Patapúm Parriba. Mi colega Gorka sale muy alegre en el tramo asfaltado de Escaldes. Se nota que también necesitaba sentir la competición.

Acabando la primera subida

Apenas unos metros de carretera y cogemos un desvío que nos introduce de lleno en la montaña. Primero por un camino empedrado y luego tierra. Desde el primer metro empieza el desnivel. Hay que dejar de correr y empezar a coger un ritmo vivo mientras andamos. En seguida pasamos a las primeras parejas. La emoción del principio nos ha podido. Cuando ya empezamos a sudar sin control y el corazón se acelera, nos damos cuenta que ésto va a ser duro. Aminoramos el paso y a sufrir.

Los primeros 4 kilómetros lleva la batuta mi compañero. A mi me cuesta más entrar en calor. Una vez llegamos a un descansillo, cojo yo los mandos del equipo y pongo una marcha más. No muy exigente pero constante. Aún nos quedan 5 km. Se nota nuestra poca preparación pero yo estoy disfrutando de volver a sentir ese gusanillo. Nos adelantan varias parejas. Hoy me da igual. Saludos y deseos de ánimo para todos. 

Poco a poco vamos dejando el espeso bosque atrás y con ello, la sombra. Por suerte, hace una mañana agradable y no se notan los estragos del calor. Al llegar al claro, es más fácil divisar la cumbre (Tossa de Braibal a 2643 metros) . Enseguida la veo y le digo a Gorka que casi lo tenemos. Falsa Alarma. ¿Nunca os ha pasado que estáis en la cima y cuando llegáis aún queda otro repecho? Pues esto mismo nos pasó 3 o 4 veces hasta que llegamos ya al punto geodésico. 

Una vez allí, disfrutar de las vistas, del reencuentro con los voluntarios y celebrar nuestra primera montaña en la era pandémica. Pasado el duro tramite inicial, ya solo quedaba lo más fácil. Si, 20 kilómetros, pero fáciles en comparación a lo vivido.

Mi primera meta en 7 meses

Primero cresteamos y en seguida nos ponemos a descender por una ladera un tanto técnica. Si en estos meses había perdido la forma considerablemente, imaginaros que ha pasado con mi destreza. Si antes parecía un pato mareado, ahora se puede confirmar que ya los soy. Gorka, más ágil en estas lides, se pone en cabeza mientras yo voy echando el culo a tierra más de una vez. 

Poco a poco llegamos al lago Azul, otra increíble panorámica que nos regala este país. A estas alturas ya nos ha adelantado mucho gente y llegando al avituallamiento, coincidimos bastantes corredores. La consigna es clara. Cada voluntario se encarga de rellenarte bidones y ofrecerte lo que tu quieras. Tu como corredor lo único que tienes que hacer es no tocar nada y una vez recibido lo que deseas, alejarte a un lugar espacioso. ¿Parece fácil verdad? Pues aún con todo, parece que hay gente que le cuesta entender. Los voluntarios y la organización perfectos. El suspendido es para nosotros los participantes.

Reponemos fuerzas y nos disponemos a afrontar el siguiente repecho. Las fuerzas ya empiezan a ir justas y la inactividad de los meses atrás va apareciendo en las piernas. Yo voy más fresco que mi compañero. Intento poner un ritmo rápido pero sin forzar. Cruzamos valles, vamos paralelos a riachuelos, bosques, explanadas donde el único acompañante es el sol. Una gran variedad de paisajes en el menú. En una de esas, a Gorka le dio por jugar al baloncesto y encestó su pierna en un agujero del suelo. Por suerte, fue un tiro limpio y todo quedó en el susto.

Llegados al último avituallamiento, en el refugio del Claror (18km) ya solo quedaba un pequeño escollo de 300 metros positivos y afrontaríamos un largo descenso hasta la meta. Llegar a la parte más alta cuesta, el calor ya empieza a hacer de las suyas pero lo conseguimos. Cogemos aire, Gorka se pone en cabeza y empezamos a descender. Al principio es un poco técnico por las piedras sueltas. Luego mejora. Empieza a discurrir por una senda muy rápida perfecta para dar rienda suelta a tus piernas...o lo que queda de ellas.

En mi reloj ya se acerca la distancia de los 29 kilómetros pero el pueblo se sigue sin divisar. Llegamos a una fuente donde están unos voluntarios y nos transmiten la información que no queríamos oír. Aún quedan 4 km. En muchas carreras pasa. No es lo mismo las distancia oficial a la real. Estamos ya acostumbrados pero sigue doliendo escuchar algo así. Además, nos comunican otra bonita noticia. Nos vamos a encontrar un último repecho antes de llegar a San Julià. ¡Bien!

Las sorpresas de los repechos finales son desmotivadores pero hoy estamos para disfrutar, recuerden. Que nadie nos quite la sonrisa. Cuando estamos a punto de llegar nos damos de bruces con una situación muy peligrosa. Nos encontramos con una compañera tirada en el suelo rodeada de otros corredores. Al principio pensamos que ha sido una caída pero enseguida nos damos cuenta que se trata de un golpe de calor. La chica lo está pasando mal. La asisten tapándole con una manta, poniéndola de lado e intentando que no se trague la lengua. Hablarle en todo momento y que siga despierta hasta recibir ayuda externa.

La actuación de los demás corredores fue estupenda. Nosotros nos quisimos acercar a la meta (Estábamos apenas a 1000 metros) para pedir ayuda. En ese momento ya subían voluntarios de la Cruz Roja para socorrerla. En situaciones así te das cuenta que correr en la montaña no es ninguna tontería. Hay que extremar las precauciones. Cualquier material obligatorio propuesto por la organización es algo que nos beneficia a todos. Acceder a los diferentes puntos de carrera es muy difícil. Tener unos mínimos conocimientos de primeros auxilios es fundamental. Hidratarse y comer tiene que ser una constante. Por fortuna, la consiguieron evacuar, hospitalizar y acabo todo en un susto. ¡Un abrazo compañera!

Llegamos a meta con el disgusto en el cuerpo aún. Ver algo así te da que pensar y lo analizas todo desde otro prisma.  Por motivos de seguridad, no nos podemos quedar en la zona de meta y vamos directamente el hotel donde nos ducharemos. Hemos quedado en las últimas posiciones pero eso hoy es lo de menos. Disfrutemos de nuestra estancia en Andorra, descansemos y mañana será otro día....


!Va por ti PRIMO! 

Tiempo: 06:53:02
Clasificación general: 23

Participantes: 32

    BANDA SONORA DE LA CARRERA





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