sábado, 26 de septiembre de 2020

ETAPA 4: LIÑARES - PORTOMARIN (58,5 km)

Etapa 4: Liñares - Portomarin (58,5 km)

Anoche me acosté con una incertidumbre inmensa. El dolor que sentía en la pierna era muy intenso. Cada vez que intentaba doblarla, me pinchaba y no tenía apenas rango de movimiento. Sentía que me iba a levantar más tieso que la rodilla de un Playmobil.

Amanecí. Sentía molestias pero nada comparable a lo de ayer. El descanso le habrá venido bien a la musculatura. Por unos instantes, llegué a pensar en abandonar durante la etapa de ayer. Hoy, por mi cabeza rondaba algo muy diferente. Por fin estoy en tierras gallegas y no podía regresar ahora. A saber cuando iba a tener la oportunidad de volver.

Emprendo el Camino. Hoy el día ha amanecido fresco. Se que en cuanto empiece a correr, me sobrará toda la ropa así que decido no abrigarme. Enseguida tomas un desvío que te introducirá en un bosque de hayas y acebos. Después de una corta pero intensa pendiente, desembocarás en una gran escultura. Aprovecha y haz la primera foto del día.

Cuando volvemos a salir a la carretera, me encuentro a los ciclistas con los que pernocté. Mientras nos despedimos, nos persigue un gran perro pastor. Se ve que no habría desayunado bien. Por fortuna, salió su dueño y lo frenó. Ésto último no lo hice yo. Aprovechando que el sendero paralelo a la carretera era ligeramente en descenso, aumenté el ritmo. Es una parte muy agradable y rápida, además, las molestias en mis piernas son tenues.

Rincones con encanto

 
Una de las curiosidades que me encuentro y que durante toda Galicia va a ser una constante, es encontrar varios caminos. Te lo marca con dos mojones, un con el desvío original y otro complementario. Yo siempre opté por el primero.

Esta parte de la etapa es increíble. He vuelto a hacer las paces con el Camino. Parece ser que voy a recibir una de cal y otra de arena. Vamos atravesando pequeños núcleos (Hospital de Condesa, Padornelo, Fonfría...). Son pueblos dedicados a la ganadería. Hay vaquerizas por todos lados. El ambiente y las calles. Sus olores y ambiente me transportan a mi pueblo cuando era pequeño. Ahora ha cambiado mucho, estos oficios se han trasladado a las afueras pero hace 25 años era igual que aquí. Ahora que me doy cuenta, todo me recuerda a Vinuesa....igual tengo una pequeña obsesión.

Para terminar de redondear el bodegón. Entre pueblo y pueblo, podías deleitarte con unas vistas espectaculares. Las nubes bajas avanzando lentamente sobre los verdes pastos. Digno de película.

¿Que os parece?


El primer pueblo grande en aparecer es Triacastela. Una larga calle cruzará está localidad. Si necesitas algo, este es el momento. Aquí dispones de todos los servicios. Al llegar al final tendrás que tomar una decisión. Tomar el camino de la izquierda donde podrás visitar el monasterio benedictino de Samos o el de la derecha, por San Xil, 6,5 km más corto. 

Yo opté por el más corto. Mi colección de kilómetros diaria ya es bastante amplia. El siguiente tramo vas alternando pequeños tramos de asfalto con bosques en los que disfrutar correteando. La naturaleza, no se que tiene, pero es muy acogedora. Además, todo tramo sombrío es de agradecer en etapas tan calurosas. 

La siguiente localidad con renombre en aparecer es Sarria. Es el punto de salida de muchos peregrinos. Para obtener la compostelana debes acreditar al menos 100 kilómetros recorridos. Desde aquí te separan 112 de Santiago. En principio, el número de personas debe aumentar pero nos encontramos en unos meses tan atípicos que apenas noto diferencia. Hay que recalcar también que julio y agosto son las fechas favoritas de los extranjeros para hacer el Camino. Este 2020 ni rastro de ellos. 

A partir de ahora, también aconsejan sellar tu credencial 2 veces por etapa para asegurar que no haces trampa. En Sarría han cambiado la zona. Antes estaba en la oficina de turismo pero por motivos sanitarios, deberás ir hasta el final del pueblo.

Ya llevo unas cuantas horas a la espalda y la etapa se me empieza a hacer larga. Mi objetivo es dormir en Ferreiros. Voy atravesando poblaciones. Más o menos, siempre llevo organizado en la mente las distancias a recorrer. A estas alturas, mis cálculos se han disipado. Solo deseo llegar. Además, estoy teniendo problemas con el agua. No encuentro lugares donde repostar.

Ya solo quedan 100


Por fin llego al lugar deseado, paro a tomarme una cerveza en el primer local que veo. Ni el trato ni el lugar me dan buenas vibraciones así que, en contra de mis piernas, decido cambiar de destino. Ponemos rumbo a Portomarín, a 9 kilómetros. ¡De perdidos al río! Nunca mejor dicho. Acabo cruzando el Miño para llegar a esta localidad. Una imponente escalinata me separa de su calles. 

Una vez dentro, busco referencias de albergues en el móvil. Éstas me llevan al PortoSantiago. Llegados a su puerta, observo que está cerrado. Decido no marear más la perdiz y acudir directamente al de enfrente: Albergue Ultreia. ¡Que gran acierto! Me reciben 2 hermanas muy simpáticas que alucinan cuando les cuento mi etapa de hoy. 

Mientras estoy dejando las cosas empiezo a conocer a mis vecinos de litera. Es un grupo muy dispar y peculiar. Tenemos una enfermera barcelonesa, un grupo de amigos venidos de Salamanca y Plasencia, un argentino y un ciclista de Rumanía. Pasamos una tarde noche muy agradable. Contándonos nuestras historias tanto dentro como fuera del Camino. Somos como unos personajes salidos de una película de Tarantino. Estas situaciones son las que más aprecio en esta aventura. Un grupo de desconocidos que se juntan. Seguramente, nunca llegarían a conocerse en su día a día. No tienen nada en común pero si comparten un mismo objetivo. ¿A vosotros no os encanta también?

ETAPA ANTERIOR                                   SIGUIENTE ETAPA 

No hay comentarios:

Publicar un comentario