sábado, 26 de septiembre de 2020

ETAPA 3: PONFERRADA - LIÑARES (55,5 km)

 Etapa 3: Ponferrada - Liñares (55,5 km)

Empieza otro día en la oficina. Ayer disfruté mucho de toda la zona del Bierzo. Estoy ansioso por ver que pueblos voy a descubrir hoy.

En comparación a otros años, en los cuales, era siempre el último en abandonar el albergue, esta vez soy un más. Como hago más kilómetros, he decidido amanecer antes con el fin de llegar a una hora prudencial a mi destino.

Otra de las curiosidades con respecto a otros años es mi coincidencia con los peregrinos. Al principio hacia las etapas clásicas pero corriendo. Ésto suponía llegar antes al albergue pero después hacia vida conjunta con los mismos peregrinos durante todos los días. Según fui aumentando los kilómetros, fue disminuyendo mi reincidencia con la gente.

El culmen ha sido este año. Los peregrinos que conozco son de "un solo uso". Nos conocemos en el albergue y ya no los vuelvo a ver. He evolucionado hasta tal punto que mis compañeros de etapas ahora son los bicigrinos. Esto se nos va de madre....

Rincones con encanto

Empieza la jornada tranquilamente saliendo de Ponferrada. Cuidad que me ha dado muy buenas vibraciones. Poco a poco vamos dejando los pisos atrás y empiezan los grandes chalets. Vas corriendo por asfalto, flanqueado por casas de revista, a cual más grande. Tener cuidado en esta zona. Discurre por carretera sin arcén y hay mucho tráfico.

Van pasando los minutos y no dejamos el asfalto. Hay un pequeño descanso entre viñedos inundados de conejos al pasar por Camponaraya pero es un oasis. Rápido volvemos al rutinario hormigón. Incluso llegamos a ir por la Nacional. Definitivamente, mi amor por el Bierzo se está evaporando. No hay ni siquiera camino paralelo como en la primera etapa. Se puede decir que eres como un coche más.

En la bajada que nos va a llevar a Villafranca del Bierzo empiezo a notar molestias en el cuádriceps derecho. Paro a descansar un poco y al retomar, el dolor es mayor. No puedo ni correr. ¡Que mala pinta tiene! ¿Rotura o sobrecarga? Llevo 20 kilómetros. Me queda aún la friolera cifra de 32.

Decido llegar a Villafranca y pensar mi devenir. Me compro una bolsa de hielo. Mientras me tomo una cerveza (Las buenas costumbres no hay que perderlas), pongo mi muslo a remojo con el fin de arreglar algo.

Entrada en Boxes

Tengo mentalidad aragonesa y suficiente experiencia en carreras de resistencia. Me puede más el ansia de llegar a Santiago que la prudencia de evitar una lesión mayor. Resultado: No rendirse.

Emprendo la marcha y para mi sorpresa, sigue predominando el asfalto. Es curioso la diferencia entre una etapa y otra. Son como la noche y el día. Me desplazo andando. Intento hacer pequeños trotes pero veo las estrellas. Solo tengo en mente la subida a O Cebreiro que tanto me han nombrado. Cabeza fuerte la única solución. En situaciones así, la mente da muchas vueltas. Hay que saber dominarla.

En las Herrerías de Valcarce me encuentro con unos ciclistas con los que coincidí en el albergue. Ellos prefieren pernoctar ahí, descansar y afrontar la dura subida recién levantados. Mi mentalidad es otra. Llegar arriba como sea y mañana ya se verá.

Empiezo a ascender. Me pongo en modo "Rajoy". Aprieto puños, braceo constante y andar rápido como si estuviera en la Moncloa. Llegar hasta aquí ha merecido la pena. Es un paraje espectacular. Alterna bosques verdes y tupidos con claros donde el sol te pone a prueba. 

Subiendo a O Cebreiro

Por suerte, en subida no me duele el cuádriceps ya que el rango de movimiento es menor. Llego a O Cebreiro y está abarrotado. Es la hora de comer y debe ser un sitio muy concurrido para hacer turismo. Me acerco al albergue y descubro que está cerrado. ¡Primer contratiempo del Camino! Hay dos soluciones: Buscar otro alojamiento más caro o seguir hacia adelante. No hace falta que os remarque cual fue mi decisión.

El siguiente pueblo es Liñares. Solo me separan 3 kilómetros. Por precaución llamo al albergue Lunar Do Rei para preguntar por camas disponibles. No hay problema, soy el primer peregrino en llegar.

Es un establecimiento nuevo y muy bien cuidado. Dispone de zona común con televisión y juegos de mesa. Es una pena estar inmersos en plena pandemia y no poder disfrutarlo. Según avanza la tarde, van llegando nuevos huéspedes. Entre ellos, dos ciclistas que iban a recorrer los kilómetros que separan León de Santiago en dos etapas. Además, hacen carreras de montaña. ¡Para que quiero más! Ya tenemos la tarde entretenida compartiendo experiencias.


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