miércoles, 4 de noviembre de 2020

ULTRA SANABRIA (32,5 km 1640 D+)

 Llegamos a la tercera y última etapa. Físicamente me encuentro muy bien. Siempre he dicho que mi cuerpo se habitúa mucho mejor a las distancias largas. Si se hubieran realizado las 3 etapas seguidas, habría respondido bastante mejor. Soy de mecha larga y resistente.

No obstante, tenía ganas de que llegara este día. Me encantan las carreras de varios días pero Sanabria se me ha hecho especialmente dura. Esto es debido a las condiciones ajenas a la etapa en si. Tenía muchas ganas de estrenar mi coche nuevo pero no ha resultado tal como lo idealizaba. Mucho frío, cero descanso. Sin acceso a duchas y lavabos. Incomodidad general. Bien es cierto que vengo mal acostumbrado. En Andorra Trail, la inscripción era con hotel ,cena y buffet libre en el desayuno. ¡Cualquier comparación iba a salir perdiendo!

Puestos en materia, vuelvo a salir en el grupo de los favoritos. Esta vez voy a cambiar de táctica. Ayer salí como si de una 10k se tratara. Hoy voy a ser mucho más prudente, dosificar fuerzas e ir de menos a más. La salida es temprano. No ha amanecido aún. Debemos usar frontal para el primer tramo de carrera.

La primera parte es la "Senda de los Monjes" que completamos ayer pero en sentido contrario. Hoy toca descenso. La combinación bajada, noche y piedras no hace más que confirmar mi prudente táctica. Dejo que me vayan adelantando todos. Mi misión es no espatarrarme. 

Ya finalizando el trazado, empieza a salir el sol. Guardamos frontal y aparece el primer avituallamiento (5km) Es muy pronto y decido no parar. En estos momentos me encuentro con Manu Vilaseca. Coincidí con ella ayer, en las primeras rampas. Fue una de las artífices de mi pájara por intentar seguirla. Sabía que tenía nivel. Ahora llegaba el tramo de subida cronometrada. Siendo el último día, me apetecía ponerme a prueba. ¡No hay nada que perder! Decidí pegarme a ella como una lapa. Si lo conseguía, haría un tiempazo. Si no...bueno, si no lo conseguía...eso no me lo pregunté.

¡Que ganas de cruzar una meta!

Nos adentramos en un trazado muy técnico de rocas. Imposible llevar un ritmo constante. Debido a esto es por lo que aguantaba a su vera. Iban pasando los kilómetros y no parábamos de adelantar corredores. Yo me sentía muy bien de piernas y la mente cada vez estaba más fuerte. Lo que no acababa era la subida. En las 2 etapas anteriores, los tramos puntuables eran de unos 5 kilómetros como mucho. Aquí los habíamos sobrepasado hace tiempo. ¡Que ojo el mío! Voy y elijo el más largo para venirme arriba.

Por fin llegamos al final. Es una zona espectacular. Pozas, cuevas, parte de una presa abandonada. Con zonas así, es mucho más llevadero el sufrimiento. En el avituallamiento (15km) repostamos algo de fruta y a seguir. Ahora me encuentro con mi pequeño oasis particular, una pista bastante larga y llana. Activo mi modo asfaltero. Es aquella increíble sensación de venirte arriba, como decía el anuncio de Aquarius. No puedo dejar pasar la oportunidad y pongo pies en polvorosa. Sin querer, voy dejando a Manu detrás. No hay problema. En cuanto vuelva a endurecerse la carrera, me pillará de nuevo.

Inevitablemente, el momento pista se tenía que acabar en algún momento. Unos voluntarios me marcan girar a la derecha. El último ascenso de la etapa. ¡El último ascenso de la ULTRA! Con ese pensamiento lo afronto. Superado esto, ya solo será dejarse llevar. La subida es bastante incomoda. Hay mucho barro que se te pega a la suela de la zapatilla y el cansancio acumulado pesa incluso más. Por suerte, coincido con los corredores de otra modalidad y me voy agarrando a ellos. Son escasos metros pero me hacen estar en constante tensión competitiva. 

Se divisa el avituallamiento en la laguna de los Peces (24km). Llego como si fuera la meta. ¡Prueba superada! Tengo una conversación muy amena con voluntarios y organizadores. Les digo que me he quedado con ganas de más y me invitan irónicamente a que les ayuda a desbalizar mañana. Agradezco el detalle pero tengo prisa....

Bordeamos el agua por un sendero muy cómodo pero de corta duración. Enseguida desvío y a guerrear. Lo que antes dificultaba la subida, ahora es hacia abajo. Todo barro y charcos. Poco a poco, mi parte inferior del cuerpo va cambiando de color. Voy cogiendo un tono marrón oscuro. Tengo entendido que el barro viene muy bien para la piel, elimina impurezas. Así que decido meter el pie en todo barrizal que veo. Voy a llegar a meta con 10 años menos.

Al suelo en 3, 2....

Me vuelven a adelantar corredores. No pasa nada, mi misión es no caerme. Después de más de 7 kilómetros de bajada llegamos a Vigo de Sanabria. Había estado la tarde anterior y se que solo me quedaba recorrer un bonito sendero entre bosques y llegaríamos a meta. Me junto con un portugués que me hace de liebre. Ahora que caigo y recapacito, durante toda la mañana me he convertido en un polizón. Me he ido agarrando a todo aquel que se cruzaba en mi camino. Aún recuerdo aquellas gloriosas carreras en que yo llevaba el mando pero amigos: - ¡No estoy para más! -.

Llegamos a meta y las sensaciones son contradictorias. Muy feliz por haber finalizado pero el recibimiento es tan frío que no llegas a disfrutar del momento. Este maldito virus está cambiando nuestra forma de vida. Espero que lo podamos combatir pronto y volver a la normalidad. 

Por todo lo demás, ha sido una carrera increíble. Este deporte te hace conocer lugares que no imaginabas pisar. 600 kilómetros de viaje, incomodidades para descansar, mucho frío. Parecen muchos "contras" pero sin duda, poniéndolo todo en una balanza, las cosas positivas ganan por goleada. Larga vida a Ultra Sanabria. Si habéis sido tan valientes de sacar adelante la carrera en 2020, vuestro futuro es muy prometedor.

!Va por ti PRIMO! 

Tiempo: 04:02:22
Clasificación general: 33

Participantes: 100


                                           BANDA SONORA DE LA CARRERA



 

martes, 27 de octubre de 2020

ULTRA SANABRIA (43km 2220 D+)

 Amanece un nuevo día en tierras zamoranas. No es el despertar más deseado como antesala a una maratón. Pies fríos, apenas cuatro horas mal dormidas en el interior de un coche, desayunar sin salir del interior del saco. Ni siquiera me puedo lavar la cara. Eso si, hoy no puedo volver a empezar una carrera sin completar el ritual básico del corredor. Me pongo el frontal, los pañuelos y me "escondo" en la oscuridad de la noche. ¡Que bonita sensación notar la hierba mojada por el rocío en tus posaderas!

El esfuerzo de ayer mereció la pena y hoy tengo la fortuna de salir en el grupo de los mejores, aunque sea por los pelos. Sin que se ofendan mis vecinos, hoy me siento como la S.D. Huesca. Tengo el honor de jugar en primera pero voy a sufrir mucho para conseguir la permanencia. 

Emulando las grandes carreras de ciclismo por etapas, aquí también hay maillot de líder, montaña (A lunares rojos), descenso y provincial. Los que consiguieron ponerse primeros en cada clasificación en el día de ayer, los ubican en la primera línea de salida. El resto, detrás. Tras una bonita presentación de los favoritos, nos dan el pistoletazo inicial y todos a correr como si no hubiera un mañana.

Esta vez salimos de San Martín de Castañeda en un rápido descenso por asfalto y sendero hasta desembocar en la orilla del lago Sanabria. Ya os podéis imaginar como fueron los primeros metros. Eso parecía la final Olímpica de 1500. Yo, como buen flipado de la vida, me dejo llevar por la emoción y salgo disparado. Pienso: -Total, es hacia abajo. ¿Qué malo puedo pasar? -.

Cuando llegamos a la arena que rodea el lago, la cosa cambia. Vamos todos en rigurosa fila india. Sorteando piedras y raíces. Estas situaciones me agobian. Notar el aliento constante de un compañero en mi cogote, me pone nervioso. La zona es tan estrecha que no pueden adelantarte ni tu tampoco parar, así que no queda otra. ¡Que el ritmo no pare!

¡Menudo modelazo!

En el kilómetro 5 está el primer avituallamiento. Hemos formado un grupo de corredores y decido no parar, así no me descuelgo. A partir de aquí la cosa ya empieza a endurecerse. Alternamos zonas pedregosas, con duros repechos y falsos llanos. En el grupo, ningún corredor cede lo más mínimo. No paran de correr. Yo intento no descolgarme pero en una de las subidas me acaban sacando de punto. ¡Que os den! - digo por lo bajini. La realidad es: -¡Tricas, quien te habrá mandado a ti meterte en ese berenjenal! -.

Decido volver a la realidad. Llevaré mi propio ritmo, sin fijarme en terceros. Una vez llegamos a Sotillo de Sanabria (12km), la primera gran dificultad de la jornada. Nos toca afrontar una larga subida hasta hacer cima en la laguna. El esfuerzo inicial me está pasando factura. Ahora retumba en mi cabeza la voz del "briefing" en el que decía que la carrera empezaba a partir del 26. No hubiera estado mal haber aprendido un poco y reservar fuerzas. El lema de mi Club (A fuego hasta reventar), a veces no hay que llevarlo a rajatabla.

Deambulando y en plena soledad desde hace ya bastantes minutos, logro hacer cima. La zona es preciosa, hemos pasado por varias cascadas que alegran el camino. Ayer, la etapa me dejo bastante frío en cuanto al paisaje. La que estoy disfrutando hoy es todo lo contrario. Tiene todo lo que un amante de la naturaleza puede desear.

Al llegar a la laguna, vamos corriendo por una zona muy cómoda. Mi problema cuando me quedo solo y después de haber sufrido, es que pierdo la competitividad. Empecé a andar aunque el terreno invitaba a más. En ese momento me adelantó un corredor de otra modalidad. Ellos habían empezado más tarde y tenían otro trazado pero justo en ese tramo coincidíamos. Me dio la enhorabuena por mi esfuerzo realizado. Eso activó mi cuerpo y me uní a él. Volví a conectar con la carrera. Poco a poco se fue distanciando pero tengo que agradecerle ese gesto.

Vida de Caracol 

Un vertiginoso descenso que destapó todos mis defectos técnicos nos desembocó en la localidad de Ribadelago. Sabía que ahora nos íbamos a encontrar con 2 kilómetros de asfalto. Mientras la mayoría de corredores despotricaban de este tramo, yo lo esperaba como agua de mayo. Ya sabéis mi pasión por las carreras en ruta. Además, se agradece correr durante un rato, aunque sean 10 minutos, sin tener que mirar al suelo para sortear piedras. Aparcar la tensión momentáneamente.

Llegamos al avituallamiento del 25. Aquí me hago con un par de trozos de melón. ¡Pero que deliciosidad! Los disfruto como si fuera una delicatesen. Se que cuando acabe el último bocado, empezaré el siguiente tramo cronometrado de subida, la ruta del cañon de Cardena. La clasificación de montaña no es mi guerra pero si han decidido que esta parte dé puntos es porque será bastante exigente.

Empiezo la subida con un compañero que pone un ritmo muy alto. Un servidor, aprendiendo de los errores iniciales, decido poner  el piloto automático. Vista centrada y pasos constantes sin descanso. Poco a poco voy acercándome y lo acabo superando. Incluso me da tiempo a adelantar a dos corredores más antes de llegar al Pico del Fraile. Que curioso. He subido 2 cimas de parecida dificultad pero debido a la forma de afrontarlas, me han supuesto unas sensaciones totalmente diferentes.

Cuando haces cumbre y llegas al siguiente puesto de agua, ya sabes que solo quedan el tramo de descenso cronometrado y un repecho final. La bajada, como tantas otras, pasa sin pena ni gloria por mi mente. Querría contaros algo de ella pero mi mente no ha retenido nada. Ribadelago Viejo es nuestro siguiente punto de control. En esta zona nos agrupamos con otra carrera. Coincido con los que están más justitos de fuerzas y eso me motiva. Después de tantos kilómetros, estar adelantando a compañeros y darnos palabras de animo mutuos, me aporta la energía que me falta para acabar la etapa de hoy.

Solo nos queda la "Senda de los Monjes". El repecho final que acaba convirtiéndose en una dura subida de piedras bastante más larga de lo esperado. Mientras voy dando zancadas de pedrusco en pedrusco mi mente no puede dejar de imaginarse la escena de los Monjes cantando sus alabanzas mientras sudan la gota gorda. Llevado en volandas por mi imaginación, llego a San Martín de Castañeda. 

Segunda etapa finalizada. Son zonas de meta un tanto frías. Sin aglomeraciones ni público. No suenan aplausos. Son tiempos extraños pero nos tenemos que dar con una canto en los dientes. Somos unos afortunados de poder vivirlo. Otros deportes no tienen tanta suerte. Con respecto a la clasificación, sigo avanzando un poco. Me sitúo en el puesto 44

Como buen supersticioso que soy, ayer me dio buena suerte beberme media botella de vino. Debo ceñirme a mis sentimientos y volver a proceder de la misma manera. Esta vez elijo el Restaurante la Terraza. Disfruto de un buen plato de puchero sanabrés y a volver a dormir la mona. 

!Va por ti PRIMO! 

Tiempo: 05:35:43
Clasificación general: 44

Participantes finalistas: 100

                                               BANDA SONORA DE LA CARRERA



 

domingo, 25 de octubre de 2020

ULTRA SANABRIA (34,7 km 2150 D+)

 Seguimos apurando todas las opciones que nos da el reducido calendario. Cada día se suspenden pruebas tanto de atletismo como de trail. Es muy difícil encontrar alguna superviviente, por eso, cuando das con una, te tiras de cabeza hacia ella. No importa la distancia ni la fecha. Mi siguiente destino es Zamora y la culpable: Ultra Sanabria.

Hay varias distancias y modalidades pero yo, como dice mi Club Andandaeh, siempre a la larga. Mi carrera consiste en 3 etapas:

  • Viernes: 34,7 km 2150 D+
  • Sábado: 43 km 2220 D+
  • Domingo: 32,5 km 1640 D+

El centro neurálgico es en San Martín de Castañeda, un bonito pueblo situado en el parque natural del lago de Sanabria. Me separan 7 horas de viaje pero eso no va a ser un impedimento. Además, estoy de estreno. Me he comprado un coche muy amplio con la finalidad de usarlo como dormitorio en mis escapadas. Todo fue muy improvisado. Me lo dieron el miércoles y al día siguiente partía ya hacia Zamora. Quitar todos los asientos, poner un colchón en la parte trasera y en marcha. 600 kilómetros para hacerle rodaje, así de buena mañana. Voy con mi compañero Blasco, un experto ya en el mundo "Furgo", así que estoy en buenas manos.

Después de un largo viaje, mis piernas están al rojo vivo y mis posaderas se han quedado en un estado vegetativo constante. Llegamos a nuestro destino. Una gran zona verde nos espera. Aparcamos y vamos a por nuestro......¡DORSAL!.....¡Que ilusión me hace escribir esta palabra! Damos un paseo, ceno mis improvisados macarrones y a dormir al coche. Seguimos de estreno.

Amanezco a las 6 de la mañana helado. Rondamos los 0 grados. Debido a la pandemia, no hay lavabos ni duchas disponibles así que hay que improvisar. Como todo ritual antes de una carrera, necesito ir al baño pero la situación no es la más idónea. Oscuridad y frio, mucho frio. Tendré que correr con la tripa llena.

Nos tenemos que montar en un autobús que nos llevará a la localidad de Escuredo. Una hora de viaje y para más inri, nos dejan a 2 kilómetros ya que es imposible acceder con un vehículo de grandes dimensiones. En ocasiones así, la mascarilla viene hasta bien. Te protege la cara de las bajas temperaturas. Mirémosle el lado bueno.

Nos toman la temperatura, revisión de material y a la zona de salida. Somos 100 participantes y salimos en dos tandas de 50 separadas por 10 minutos. El orden de salida es según nuestro currículo deportivo, evidentemente, yo salgo en el segundo grupo. Una vez ubicados en el pasillo central, hay esparcidos estratégicamente conos para ponernos cada corredor en uno de ellos y así mantener la distancia de seguridad. El speaker narra un discurso digno de película, los pelos de punta y no por el frío. Con esa emoción, empezamos a correr.

¡Volvemos a las andadas!

Pasados los primeros metros y ya con los corredores esparcidos, me guardo la mascarilla. Tenemos 5 kilómetros para entrar un poco en calor. Pasado esta distancia empieza la gran atracción de hoy. La subida a Peña Negra. 3000 metros de una pedrera espectacular. Grandes bloques de piedras que tienes que seleccionar estratégicamente para no meterte la hostia del siglo. Al principio me parece super divertido. Siento que estoy jugando a Humor Amarillo y que el Señor Miyagi me va a salir de algún recoveco en cualquier momento.

Pasan los minutos y la cosa ya no me parece tan graciosa. Además, tengo unos compañeros que no para de hablar. Me están poniendo la cabeza como un bombo. La pandemia me está volviendo un asocial con gran pasión por la soledad. Igual es por eso que me gusten tanto las carreras de larga distancia...

Hacemos cumbre pasadas 2 horas y 30 minutos. Tela. Telita. Tela. Llegamos al punto más alto de la carrera (Vizcodillo 2121m). Las rocas que hemos tenido que subir, ahora toca bajarlas. Estamos en la cara del monte que da la sombra. Las piedras están congeladas. Gracias a los voluntarios que nos avisan y nos guían como si fueran un GPS sino, mi culo aún seguiría en tierras zamoranas. Tenemos que ir con un cuidado brutal. Salvo la situación sin ninguna caída. Raro en mi.

Pasamos por la laguna Maliciosa y toca la subida al Alto del Peñon. Voy con un compañero con el que nos vamos haciendo la goma, yo me separo en las subidas pero enseguida enlaza cuando descendemos. Llegamos al avituallamiento (16km) y ahí empieza un largo y monótono cortafuegos. Tiene un suelo muy pedregoso y continuos altibajos. Es una parte muy fea pero que hay que hacerla lo más rápido posible. Tengo que aprovechar mi vena asfaltera. 

Mientras voy avanzando, me invaden los pensamientos más inesperados. Estoy en una larga y llana recta. No me preguntéis porque pero estaba pensando en Nino, jugador de fútbol. Me decía a mi mismo: - Que ejemplo Nino, con 40 años y jugando en Primera División -. Mientras mi cabeza divagaba, no se como, pero tropecé y acabe de cabeza en el suelo. Con la elegancia que me caracteriza, hice una voltereta, me levanté y seguí corriendo como si nada. Oteé el horizonte y maldecí que no me hubiera visto nadie. Fue una caída digna de grabación. No obstante, es el colmo que no me caiga en la pista de hielo anterior y lo haga en la mas absoluta llanura.

Estamos de estreno

En el kilómetro 27 llegas al pico Faeda (2024m) y a partir de aquí 5 kilómetros de bajada cronometrada. No es mi guerra y bajo con mi particular torpeza. Además, es una zona que se debió quemar en el pasado y hay mucho trozos negruzcos de madera con los que hay que tener mucho cuidado si no quiero volver a besar el suelo. No se me hace demasiado larga. Mira que los descensos son mi talón de Aquiles pero eran tantas las ganas que tenía de competir que hoy todo me va bien. 

Cruzamos un río, último avituallamiento que paso de largo y 3 kilómetros llanos hasta la meta, en San Ciprían. Aprovecho otra vez está zona y me pongo a 4 el kilómetro. ¡Que ganas de saborear un maratón de asfalto! Me temo que para que suceda eso, aún queda mucho tiempo.....

Llego a meta muy satisfecho de mi carrera y las sensaciones que he tenido. Primera batalla finalizada. Mientras nos vuelven a llevar en bus a la zona de acampada, veo que he quedado en el puesto 49. ¡Que gran ilusión! Me he colado in extremis entre los 50 primeros. Mañana saldré con los PRO. 

Llegamos a San Martín. Puedes ir a comer a un restaurante de la localidad y pedirte el Menú del Corredor por 12 euros. Con las prisas de la preparación, mi oferta culinaria consistía en 500 gramos de macarrones repartidos en varios tupper y unas latas de atún. Como podéis imaginar, me fui al restaurante el Recreo. Sopa de cocido, churrasco, media botella de vino y a dormir la mona. ¡Me encanta Zamora!

Ponemos punto y final a la primera etapa. ¡Mañana más!

!Va por ti PRIMO! 

Tiempo: 05:12:28
Clasificación general: 49

Participantes finalistas: 100

                                              BANDA SONORA DE LA CARRERA









jueves, 8 de octubre de 2020

ETAPA 5: PORTOMARÍN - ARZÚA (55KM)

 Etapa 5: Portomarín - Arzúa (55km)

Acabamos el día anterior cenando todos juntos. Hicimos muy buenas migas todos los compañeros de habitación pero según iba anocheciendo, nos fuimos refugiando en nuestros sacos de dormir. Decidimos levantarnos todos a la misma hora y así despedirnos.

Unos son más rápidos y salieron casi al amanecer. Yo, pese a madrugar más de lo habitual, me lo tomo con más calma. Siempre desayuno en un bar antes de emprender la caminata. Sin mi café con leche me es imposible ponerme "a la marchica".


Solo me queda un maratón

Enseguida alcanzo a los primeros compañeros de habitación. Hago los primeros kilómetros andando con ellos. Coincide con un gran repecho en el pueblo de San Roque. Es una buena manera de espabilarte. Ten en cuenta que es corta pero muy exigente. Cuando llegamos al final y rodeados de inmensos campos de cereal, me despido y comienzo a correr. En momentos así enseguida comprendo la esencia que me estoy perdiendo al no hacerlo andando. Esas charlas en movimiento con los demás peregrinos, el avance sosegado, las pausas....Son sentimientos contradictorios. Me gustaría vivir esa experiencia pero a la vez siento que no es mi estilo. Yo adoro correr y disfruto mucho más de la experiencia haciéndolo a mi manera.

Haciéndolo a mi manera también tengo muchas horas para pensar y mientras iba dejando atrás a todos mis nuevos amigos se me ocurrió una idea para amenizarles el camino. Les fui dejando notas personalizadas en diferentes partes del recorrido. Hablamos de tantas anécdotas e historias el día anterior que tenía material de sobra para sacarles una sonrisa. Espero haberlo conseguido. A la vez, les dejé mi Instagram para seguir teniendo contacto para futuros reencuentros. 

Con esta ocurrencia, se me van pasando los kilómetros más amenos. Combinamos pistas y asfalto mientras atravesamos pueblos. El primero de gran entidad es Palas del Rei. Nada más llegar hay un puesto de información. Aprovecha y sella tu credencial. 

Hay dos curiosidades digamos "arquitectónicas" que me llaman la atención en Galicia. Casi todas las casas tienen una caseta con una forma muy extraña en sus corrales. Tiene forma rectangular y está elevada sobre el suelo. No se que finalidad tiene pero es muy llamativa. Por otro lado, es bastante chocante los cementerios de muchos pueblos. Las lapidas se amontonan alrededor de las iglesias, formando un muro de nichos. Es como si los muertos defendieran el edificio. No se vuestra opinión pero a mi me resultó retorcido.

¿Para que servirá?

Llegamos casi al maratón recorrido (40km) cuando llega el siguiente gran punto y que todas las guías del Camino señalan como indispensable.: Melide. - ¡No te puedes ir sin probar el pulpo! -. -¡El mejor pulpo de España!- dictan todas las reseñas que leí antes de venir. Y esa era mi intención.....

Todo cambió cuando me introduje en la localidad. La algarabía y el trafico eran tan abundantes que me agobié. Coches por todos lados, humos, sonido de bocinas. Vamos, lo básico en una población grande. Será la soledad del peregrino pero esa sensación hizo que no quisiera parar y querer salir de ahí cuanto antes. ¡Chao Pulpo!

De ahí a Arzúa se me hizo un poco duro. Ha sido un día de calor intenso y sumado a los kilómetros en las piernas, el físico ya empieza a mermarse. Llego al mediodía. Una gran calle principal atravesada por la carretera me da la bienvenida. Los primeros edificios están llenos de albergues y hoteles. Empiezo a preguntar y todos están llenos. Me empiezo  asustar. -¡No se si tengo fuerzas para seguir hasta el siguiente pueblo! -. Por fortuna, sigo avanzando y metiéndome en una pequeña calle paralela doy con el "Albergue Turístico Arzúa". La sensación que me da es que va a ser más caro. Entro y para mi sorpresa son solo 10 euros la estancia y el sitio es espectacular. Además, estoy solo en una habitación con 20 camas. Parece ser que todos hacemos los mismo. Vamos entrando en el primer albergue que vemos sin pensar que hay otros más adelante.

Autostop: Destino Santiago

Después de 5 días comprando en un supermercado comida de batalla y yendo a un parque, llegó el momento de darme un capricho. Hoy comeré en una mesa. Entro en el Mesón O Furancho de Santiso. Que placer comer de menú. Comida caliente, botellita de vino, primero, segundo y postre. Pequeños placeres que hay que darse de vez en cuando. Siento la felicidad de mi estomago.

Con cuerpo y mente satisfecho me dispongo a descansar y relajarme, solo me queda una etapa y me la he dejado más corta de lo normal. Emulando al Tour de Francia, mañana va a ser un día para disfrutar y saborear las mieles del éxito. 


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sábado, 26 de septiembre de 2020

ETAPA 3: PONFERRADA - LIÑARES (55,5 km)

 Etapa 3: Ponferrada - Liñares (55,5 km)

Empieza otro día en la oficina. Ayer disfruté mucho de toda la zona del Bierzo. Estoy ansioso por ver que pueblos voy a descubrir hoy.

En comparación a otros años, en los cuales, era siempre el último en abandonar el albergue, esta vez soy un más. Como hago más kilómetros, he decidido amanecer antes con el fin de llegar a una hora prudencial a mi destino.

Otra de las curiosidades con respecto a otros años es mi coincidencia con los peregrinos. Al principio hacia las etapas clásicas pero corriendo. Ésto suponía llegar antes al albergue pero después hacia vida conjunta con los mismos peregrinos durante todos los días. Según fui aumentando los kilómetros, fue disminuyendo mi reincidencia con la gente.

El culmen ha sido este año. Los peregrinos que conozco son de "un solo uso". Nos conocemos en el albergue y ya no los vuelvo a ver. He evolucionado hasta tal punto que mis compañeros de etapas ahora son los bicigrinos. Esto se nos va de madre....

Rincones con encanto

Empieza la jornada tranquilamente saliendo de Ponferrada. Cuidad que me ha dado muy buenas vibraciones. Poco a poco vamos dejando los pisos atrás y empiezan los grandes chalets. Vas corriendo por asfalto, flanqueado por casas de revista, a cual más grande. Tener cuidado en esta zona. Discurre por carretera sin arcén y hay mucho tráfico.

Van pasando los minutos y no dejamos el asfalto. Hay un pequeño descanso entre viñedos inundados de conejos al pasar por Camponaraya pero es un oasis. Rápido volvemos al rutinario hormigón. Incluso llegamos a ir por la Nacional. Definitivamente, mi amor por el Bierzo se está evaporando. No hay ni siquiera camino paralelo como en la primera etapa. Se puede decir que eres como un coche más.

En la bajada que nos va a llevar a Villafranca del Bierzo empiezo a notar molestias en el cuádriceps derecho. Paro a descansar un poco y al retomar, el dolor es mayor. No puedo ni correr. ¡Que mala pinta tiene! ¿Rotura o sobrecarga? Llevo 20 kilómetros. Me queda aún la friolera cifra de 32.

Decido llegar a Villafranca y pensar mi devenir. Me compro una bolsa de hielo. Mientras me tomo una cerveza (Las buenas costumbres no hay que perderlas), pongo mi muslo a remojo con el fin de arreglar algo.

Entrada en Boxes

Tengo mentalidad aragonesa y suficiente experiencia en carreras de resistencia. Me puede más el ansia de llegar a Santiago que la prudencia de evitar una lesión mayor. Resultado: No rendirse.

Emprendo la marcha y para mi sorpresa, sigue predominando el asfalto. Es curioso la diferencia entre una etapa y otra. Son como la noche y el día. Me desplazo andando. Intento hacer pequeños trotes pero veo las estrellas. Solo tengo en mente la subida a O Cebreiro que tanto me han nombrado. Cabeza fuerte la única solución. En situaciones así, la mente da muchas vueltas. Hay que saber dominarla.

En las Herrerías de Valcarce me encuentro con unos ciclistas con los que coincidí en el albergue. Ellos prefieren pernoctar ahí, descansar y afrontar la dura subida recién levantados. Mi mentalidad es otra. Llegar arriba como sea y mañana ya se verá.

Empiezo a ascender. Me pongo en modo "Rajoy". Aprieto puños, braceo constante y andar rápido como si estuviera en la Moncloa. Llegar hasta aquí ha merecido la pena. Es un paraje espectacular. Alterna bosques verdes y tupidos con claros donde el sol te pone a prueba. 

Subiendo a O Cebreiro

Por suerte, en subida no me duele el cuádriceps ya que el rango de movimiento es menor. Llego a O Cebreiro y está abarrotado. Es la hora de comer y debe ser un sitio muy concurrido para hacer turismo. Me acerco al albergue y descubro que está cerrado. ¡Primer contratiempo del Camino! Hay dos soluciones: Buscar otro alojamiento más caro o seguir hacia adelante. No hace falta que os remarque cual fue mi decisión.

El siguiente pueblo es Liñares. Solo me separan 3 kilómetros. Por precaución llamo al albergue Lunar Do Rei para preguntar por camas disponibles. No hay problema, soy el primer peregrino en llegar.

Es un establecimiento nuevo y muy bien cuidado. Dispone de zona común con televisión y juegos de mesa. Es una pena estar inmersos en plena pandemia y no poder disfrutarlo. Según avanza la tarde, van llegando nuevos huéspedes. Entre ellos, dos ciclistas que iban a recorrer los kilómetros que separan León de Santiago en dos etapas. Además, hacen carreras de montaña. ¡Para que quiero más! Ya tenemos la tarde entretenida compartiendo experiencias.


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ETAPA 4: LIÑARES - PORTOMARIN (58,5 km)

Etapa 4: Liñares - Portomarin (58,5 km)

Anoche me acosté con una incertidumbre inmensa. El dolor que sentía en la pierna era muy intenso. Cada vez que intentaba doblarla, me pinchaba y no tenía apenas rango de movimiento. Sentía que me iba a levantar más tieso que la rodilla de un Playmobil.

Amanecí. Sentía molestias pero nada comparable a lo de ayer. El descanso le habrá venido bien a la musculatura. Por unos instantes, llegué a pensar en abandonar durante la etapa de ayer. Hoy, por mi cabeza rondaba algo muy diferente. Por fin estoy en tierras gallegas y no podía regresar ahora. A saber cuando iba a tener la oportunidad de volver.

Emprendo el Camino. Hoy el día ha amanecido fresco. Se que en cuanto empiece a correr, me sobrará toda la ropa así que decido no abrigarme. Enseguida tomas un desvío que te introducirá en un bosque de hayas y acebos. Después de una corta pero intensa pendiente, desembocarás en una gran escultura. Aprovecha y haz la primera foto del día.

Cuando volvemos a salir a la carretera, me encuentro a los ciclistas con los que pernocté. Mientras nos despedimos, nos persigue un gran perro pastor. Se ve que no habría desayunado bien. Por fortuna, salió su dueño y lo frenó. Ésto último no lo hice yo. Aprovechando que el sendero paralelo a la carretera era ligeramente en descenso, aumenté el ritmo. Es una parte muy agradable y rápida, además, las molestias en mis piernas son tenues.

Rincones con encanto

 
Una de las curiosidades que me encuentro y que durante toda Galicia va a ser una constante, es encontrar varios caminos. Te lo marca con dos mojones, un con el desvío original y otro complementario. Yo siempre opté por el primero.

Esta parte de la etapa es increíble. He vuelto a hacer las paces con el Camino. Parece ser que voy a recibir una de cal y otra de arena. Vamos atravesando pequeños núcleos (Hospital de Condesa, Padornelo, Fonfría...). Son pueblos dedicados a la ganadería. Hay vaquerizas por todos lados. El ambiente y las calles. Sus olores y ambiente me transportan a mi pueblo cuando era pequeño. Ahora ha cambiado mucho, estos oficios se han trasladado a las afueras pero hace 25 años era igual que aquí. Ahora que me doy cuenta, todo me recuerda a Vinuesa....igual tengo una pequeña obsesión.

Para terminar de redondear el bodegón. Entre pueblo y pueblo, podías deleitarte con unas vistas espectaculares. Las nubes bajas avanzando lentamente sobre los verdes pastos. Digno de película.

¿Que os parece?


El primer pueblo grande en aparecer es Triacastela. Una larga calle cruzará está localidad. Si necesitas algo, este es el momento. Aquí dispones de todos los servicios. Al llegar al final tendrás que tomar una decisión. Tomar el camino de la izquierda donde podrás visitar el monasterio benedictino de Samos o el de la derecha, por San Xil, 6,5 km más corto. 

Yo opté por el más corto. Mi colección de kilómetros diaria ya es bastante amplia. El siguiente tramo vas alternando pequeños tramos de asfalto con bosques en los que disfrutar correteando. La naturaleza, no se que tiene, pero es muy acogedora. Además, todo tramo sombrío es de agradecer en etapas tan calurosas. 

La siguiente localidad con renombre en aparecer es Sarria. Es el punto de salida de muchos peregrinos. Para obtener la compostelana debes acreditar al menos 100 kilómetros recorridos. Desde aquí te separan 112 de Santiago. En principio, el número de personas debe aumentar pero nos encontramos en unos meses tan atípicos que apenas noto diferencia. Hay que recalcar también que julio y agosto son las fechas favoritas de los extranjeros para hacer el Camino. Este 2020 ni rastro de ellos. 

A partir de ahora, también aconsejan sellar tu credencial 2 veces por etapa para asegurar que no haces trampa. En Sarría han cambiado la zona. Antes estaba en la oficina de turismo pero por motivos sanitarios, deberás ir hasta el final del pueblo.

Ya llevo unas cuantas horas a la espalda y la etapa se me empieza a hacer larga. Mi objetivo es dormir en Ferreiros. Voy atravesando poblaciones. Más o menos, siempre llevo organizado en la mente las distancias a recorrer. A estas alturas, mis cálculos se han disipado. Solo deseo llegar. Además, estoy teniendo problemas con el agua. No encuentro lugares donde repostar.

Ya solo quedan 100


Por fin llego al lugar deseado, paro a tomarme una cerveza en el primer local que veo. Ni el trato ni el lugar me dan buenas vibraciones así que, en contra de mis piernas, decido cambiar de destino. Ponemos rumbo a Portomarín, a 9 kilómetros. ¡De perdidos al río! Nunca mejor dicho. Acabo cruzando el Miño para llegar a esta localidad. Una imponente escalinata me separa de su calles. 

Una vez dentro, busco referencias de albergues en el móvil. Éstas me llevan al PortoSantiago. Llegados a su puerta, observo que está cerrado. Decido no marear más la perdiz y acudir directamente al de enfrente: Albergue Ultreia. ¡Que gran acierto! Me reciben 2 hermanas muy simpáticas que alucinan cuando les cuento mi etapa de hoy. 

Mientras estoy dejando las cosas empiezo a conocer a mis vecinos de litera. Es un grupo muy dispar y peculiar. Tenemos una enfermera barcelonesa, un grupo de amigos venidos de Salamanca y Plasencia, un argentino y un ciclista de Rumanía. Pasamos una tarde noche muy agradable. Contándonos nuestras historias tanto dentro como fuera del Camino. Somos como unos personajes salidos de una película de Tarantino. Estas situaciones son las que más aprecio en esta aventura. Un grupo de desconocidos que se juntan. Seguramente, nunca llegarían a conocerse en su día a día. No tienen nada en común pero si comparten un mismo objetivo. ¿A vosotros no os encanta también?

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ETAPA 2: ASTORGA - PONFERRADA (53,2 km)

 Etapa 2: Astorga - Ponferrada (53,2 km)

Una de las ventajas de esta atípica situación es que las habitaciones deben estar al 50 % de su aforo.  Hoy solo hemos estado 4 personas. Ayuda a descansar mejor pero, personalmente, prefiero más algarabía. 

Ayer, con la paliza del viaje en bus y la propia etapa, estaba destrozado y me fui a dormir a las 22:00. He descansado genial. Con fuerzas renovadas, emprendo la marcha a las 7 de la mañana.

Una vez nos adentramos en la etapa, me doy cuenta que va a ser totalmente diferente al día de ayer. Por fortuna, para bien. Vas por caminos más agradables. Sigues coincidiendo muchas veces con la carretera pero ésta es secundaria. Sin apenas tráfico ni su consecuente ruido.

Poco a poco voy adelantando a los peregrinos hasta volver a quedarme solo. Después de pasar varias localidades, llego a El Ganso y mi percepción de la zona cambia por completo. Me he enamorado. Un pequeño pueblo con una edificación muy bonita. Predominan las paredes de piedra y los tejados de pizarra. Como buen payaso, el nombre también me ha conquistado. Pero sobretodo, lo que más me fascinó fue su campo de fútbol de.......¡PAJA! Los había visto de hierba, césped artificial, tierra, incluso asfalto pero el de esta localidad ya es otro nivel.

Una nueva modalidad de fútbol


Siguen pasando los kilómetros de una forma muy amena. en una senda muy curiosa te vas a encontrar un vallado interminable con cruces de madera hechas por los peregrinos. Ya sabes, busca 2 palos y a completar el mural.

En esta etapa te encontrarás la Cruz de Hierro, la parte más alta de todo el Camino Francés (1500m). Cumple con la tradición de tirar una piedra, dicen que te protegerá el resto de tu aventura. Cualquier precaución para mis doloridas piernas, es poca.

Cuando haces cumbre, empieza una divertida parte que podría pasar por un recorrido de cualquier carrera de trail. Yo vengo de este mundillo así que podéis imaginar como he disfrutado. Igual el caminante no piensa lo mismo. No obstante, todo lo que se aleje de ir paralelo a la carretera, lo preferimos todos.

Rincones con encanto

Sigo cruzando pueblos que me dejan con la boca abierta. Rabanal del Camino, El Acebo, Molinaseca. Todos ellos enamoran. Calles empedradas y balconadas de madera que me recuerdan a la "Casa de los Ramos" de mi pueblo, Vinuesa. Sin duda, volveré de turismo a esta zona. El Bierzo es para saborearlo poco a poco.

Cuando atraviesas Molinaseca, ya estás muy cerquita del final. De aquí a Ponferrada es un tramo constante de acera que se te puede hacer muy largo. ¡Paciencia amig@!

Al llegar, decido quedarme en el albergue San Nicolás de Flüe. Aquí pagas la voluntad. Nada más llegar me miden la temperatura (36,2 º) y me "fuñigan" entero con un desinfectante. Lo que se dice, una mini ducha previa. Estoy ubicado solo en una habitación de 4 literas. ¡Fiesta loca esta noche!

Igualito que el mio de Playmobil

Estoy muy cansado y Ponferrada es muy grande. Saco fuerzas y me voy al casco histórico. Litro de cerveza con limón en el primer bar que veo y a reponer. Aquí, la tradición manda que pruebes el "Botillo". Otro plato contundente que no me veo con fuerzas de afrontar. Picoteo algo, mini paseo y a descansar. Estoy dando más prioridad a la cerveza que a la comida, no se que tal le sentará a mi motor. Me he quedado sin probar 2 platos de cazuela que tanto me gustan. Otra razón para volver. 

En este albergue coincido con 2 ciclistas que resultaran ser compañeros de viaje durante el resto de aventura y me comentan que hay un Castillo de los Templarios. No os podéis ir de Ponferrada sin visitarlo.


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ETAPA 1: LEÓN - ASTORGA (50,1 km)

 Etapa 1: León - Astorga (50,1 km)

Vuelvo a retomar el Camino después de un 2019 en barbecho por diferentes motivos. El trabajo y los estudios me impidieron acabarlo. Este año era el elegido. Tenía ya las fechas fijadas para mayo pero debido al Coronavirus, tuve que posponerlo una vez más.

Ahora que ya estamos fuera del estado de alarma, era mi momento. Se que la situación no era la idónea (Emprendí esta primera etapa el 13 de julio) para exprimirlo al máximo pero no podía esperar más.

Por motivos laborales, tampoco tengo muchos días disponibles. Mi plan es unir León con Santiago en 6 etapas. 

Mi distancia hasta Santiago

Para apurar todo lo posible mis días, cojo un autobús nocturno que me deja en la capital leonesa a las 6:15 de la mañana. Una vez llego, emprendo mi etapa hacia Astorga. Se que va a ser duro. En torno a 50 kilómetros me van a esperar cada día. Con paciencia, alegría y buenos alimentos, todo irá bien.

Como ya he cumplido en otras ocasiones, una de mis reglas es no correr mientras cruzo las diferentes localidades. La salida de León es muy larga. Más de una hora después, empiezo a dejar las últimas casas atrás. 

El tramo que ahora empieza no es precisamente muy llamativo. Como primera etapa, es fallida. Te impide engancharte al Camino nada más empezar. Son casi 30 km paralelos a la nacional 120. No son duros pero tampoco amenos.

Al llegar a Puente de Órbigo la mentalidad cambia. Pasar por su puente e inmiscuirte en las andanzas del caballero Suero de Quiñones e imaginarte los torneos de justa ahí vividos, alegran la mente y avivan las piernas.

Siempre adelante

Cuando cruzas Hospital de Órbigo tienes dos opciones. Ir por la carretera o por un camino alternativo. Harto de tanto asfalto, elijo la segunda opción. 

Visto lo visto, no sé si acerté. Ahora te esperan más de 10 kilómetros  por caminos en los que predomina la NADA. Cero sombras y en mi caso, campos recién labrados. Hay que tener una mentalidad fuerte pero yo te animo porque tendrás tu recompensa.

Un poco antes de llegar a San Justo de la Vega, te encuentras con uno de esos rincones que hacen del Camino una aventura tan especial. Una finca en la que el propietario la ha arreglado de tal manera que sirva como área de descanso para el peregrino. Camas, tumbonas, zonas sombrías e incluso un avituallamiento donde reponer fuerzas. ¡Y todo por amor al arte! Tienes la posibilidad de agradecer su iniciativa dejando propina en la hucha. Bueno, posibilidad.....después del esfuerzo, yo creo que tendría que ser una obligación por parte del peregrino.

Más a gusto que en brazos

Al llegar justo a la cumbre que desemboca en la siguiente localidad, un OASIS. En el horizonte se divisa la majestuosa Astorga con su Catedral al mando. Todo se vuelve positivo, sabes que estás muy cerca de acabar la etapa. La entrada al pueblo es un poco rocambolesca, idas y venidas hasta entrar en las primeras calles.

Me hospedo en el Albergue Siervas de María. 7 euros la noche. Tiene todas las medidas sanitarias cubiertas, entre ellas, no poder usar la cocina. Hago el ritual de siempre: ducha, lavar la ropa y a por una cervecita.

En el apartado gastronómico, lo clásico sería probar el famoso cocido Maragato pero en julio y casi a 40 grados, no es lo que más apetece. Opto por hacerme un bocadillo con embutidos de la zona, la cual, no es una mala opción. 

Acabamos la tarde visitando sus murallas, la casa de Gaudí y probando los obligados mantecados. ¡Primera etapa finiquitada!. 


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martes, 22 de septiembre de 2020

ANDORRA TRAIL (33 km 2000 D+)

Este segundo día nos hospedamos en el Hotel Imperial. Además nos ha tocado la suite. Eso es que nos han visto pintas de profesionales. ¡Que mal ojo tienen! Habrá que graduarse la vista....Pasamos la tarde descansando y nos dan de cenar a todos los corredores en la Pizzeria Angelo. La verdad es que alucino con lo que nos sirven. Realmente, me han conquistado. Como estrategia, Gorka y yo nos bebemos una botella de vino para cenar los 2 días. Estamos compitiendo pero también estamos de vacaciones. Hay que buscar el equilibrio perfecto.

Recalcar que me ha gustado mucho la experiencia de competir en una carrera por etapas pero con al aliciente de convivir con el resto de corredores. Los momentos del desayuno y la cena en común han sido muy gratificantes. Al fin y al cabo, somos muchos locos con los mismos gustos.

El domingo tenemos la misma hora de salida que ayer, a las 08:13:30. Lo nuestro es pura regularidad. Otra vez me enfrento al duro envite con el buffet libre del desayuno. Por ser domingo y tratarse de la última etapa, me salto las normas y desayuno todo lo que no recomiendan. Hay que probar estrategias nuevas.

Teníamos bastantes dudas de como iba a despertar nuestro cuerpo. Creíamos amanecer como C3PO pero me siento más bien Han Solo......en "El ascenso de Skywalker". Salimos en el puesto 23 y nuestro objetivo es quedar entre los 20 primeros. ¡Vamos allá!

La etapa de hoy en principio es más accesible. Los primeros 10 kilómetros son bordeando una ladera. Típicos sube bajas pero sin excesivo desnivel. Me parece mucho más acertado que ayer. El cuerpo puede ir entrando en calor y aclimatarse a la situación. En la primera etapa, desde el primer minuto ya empezaba el ascenso y eso nos fundió.

¡Que me dices del paisaje!

Hoy veo mejor a Gorka. Un ritmo más ágil. Antes de afrontar el primer ascenso, hay un miniavituallamiento para reponer agua y tomar algo de fruta. Opto por una pera y que empiece la fiesta. Aflojamos el ritmo y toca tirar de cuadriceps otra vez. Esta parte de la etapa transcurre por un bosque y la subida es en zig zag. Muy agradable. Yo voy a la cabeza. De vez en cuando grito: -¡OSO ONDO!- . A lo que Gorka me responde a lo lejos: -¡BAI!-. Señal de que todo está en orden, puedo seguir tirando.

En el kilómetro 13 llegamos al avituallamiento. De momento ha sido una etapa muy tranquila. Solo nos han adelantado una pareja femenina que parecía que volaban, a la postre, fueron las campeonas. Hemos ido en solitario la mayoría del tiempo por lo que no nos encontramos aglomeraciones esta vez a hora de rellenar los bidones. Charlamos un poco, reponemos y a seguir ascendiendo.

Nos adentramos en otro tipo de bosque. Más seco y con menos vegetación. Muchas rocas grandes acompañan al paisaje de pinos. Me recuerda a mi pueblo, Vinuesa. Poco a poco vamos ascendiendo hasta llegar a un claro. Desde esta posición vemos como otros corredores están haciendo ya cumbre. A nosotros aún nos queda bordear un último monte. Esta parte es la más técnica de la carrera. No obstante, tienes cuerdas y cadenas para ayudarte. Con cuidado, enseguida lo sobrepasas.

En la cima el Bulto de la Pica (2361m) está el punto de control. Disfrutamos de las vistas sabiendo que lo que nos toca afrontar a partir de ahora es mucho más sencillo. A lo lejos divisamos unas antenas. Es donde se encuentra el avituallamiento y a partir de ahí, solo nos quedará descender.

Lo que nos separa de un pico a otro son 3 kilómetros de cresteo para alucinar con lo que nos rodea a uno y otro lado. Al principio, el trazado es muy pedregoso. Pienso que se va a hacer muy largo porque no se podrá correr. Para mi alivio, enseguida salimos a un claro donde poder correr a gusto. Dar vidilla a las piernas después de tanto ascenso.

El tramo dura poco. Ahora pasamos al terreno favorito de Gorka. Cresteo puro y duro. Rocas, cadenas y zonas técnicas. Es el momento de sacar la cabra que llevas dentro. A mi personalmente no me agrada ya que siento que no avanzo pero también es perfecto para recargar energías.

Equipazo

Llegamos a las antenas, situadas en el Pico de Carroi (2291). En el avituallamiento nos damos otro homenaje. Una cerveza con limón helada que me parece la mejor del mundo....y eso que es Cruzcampo. Los voluntarios nos informan del tramo que nos queda mientras nos instan a comer una y otra vez. Me recuerdan a mi madre cuando voy a visitarla: ¡Come un poco de jamón!- ¡Llévate este tupper! - ¡Te pongo una cucharada más! -. Impecable su trabajo. La comida es fundamental en carreras de larga distancia. Siempre es bueno que alguien nos lo recuerde.

Nos quedan 13 kilómetros de bajada. Los primeros 5 son por terreno pavimentado. Es perfecto para poner pies en polvorosa. Hacer que pase el tiempo muy rápido pero Gorka está un poco cargado de piernas y tenemos que bajar el ritmo. ¡No pasa nada! ¡Hemos venido a gozar!

Se alternan sendas por bosques y tramos de asfalto hasta llegar a una rotonda. Ahí nos metemos en una bonita pasarela de madera paralela al rio Madriu. Dan ganas de saltar al agua. El calor y el cansancio están en su máximo esplendor. El rio nos lleva directamente a la entrada de Escaldes. Mientras transitamos por sus calles, se nos ocurre hacer una entrada a meta vistosa. Incluso la ensayamos.

Cuando se divisa el final, nos ponemos la mascarilla como marcan las normas. Empiezo a dar la cuenta atrás para nuestra entrada triunfal. En 3, 2, 1..... ¡Menuda chapuza! Nuestra intención era hacer un salto super simétrico y rítmico. El resultado, parece que estamos huyendo de la policía. Seguiremos mejorando en futuras ediciones.

Hicimos lo que pudimos...

Cruzamos la meta y los organizadores nos obsequian con un cencerro. No nos podía venir más al pelo el regalo. Se preocupan por nuestro estado. Si nos ha gustado la carrera y la zona. El trato así al corredor me parece estupendo. Se nota que son personas que aman su carrera y te transmiten su entusiasmo. Porque no estaban abiertas las inscripciones para 2021 sino me hubiera apuntado ahí mismo.

Al final, la carrera ha sido más dura de lo que parecía y los abandonos han provocado que subamos al puesto 16. Se nota que es de las primeras carreras en la era Covid y la forma física no es la mejor. Nosotros contentísimos con nuestro resultado. Siendo sinceros, creíamos que el rendimiento iba a ser bastante peor. 

Con respecto a la carrera, me ha encantado. Andorra es espectacular, la organización impecable. Todas las medidas de seguridad se han llevado a cabo a rajatabla. Al final, este tipo de actividad está libre de aglomeraciones y no hay peligro alguno. Esperemos que empiecen a dejar hacer más competiciones así. Solo hay que tener cabeza, actuar responsablemente y respetar las normas.


!Va por ti PRIMO! 

Tiempo: 12:58:29
Clasificación general: 16

Participantes finalistas: 23

                                              BANDA SONORA DE LA CARRERA






martes, 15 de septiembre de 2020

ANDORRA TRAIL (29 km 2500 D+)

Por fin llegó el momento. Tantos meses esperando volver a sentir la sensación de ponerme un dorsal, mascar la competición, disfrutar del ambiente, incluso de los nervios antes del pitido inicial. Todo ese conjunto de situaciones estaban a punto de reaparecer e iba a ser en "Andorra Trail".

Ante la situación que vivimos en el país, mis esperanzas de volver a competir en 2020 eran nulas. Después de 4 meses de intensa preparación preparando el "Maratón de Zaragoza", llegó la terrible noticia de la pandemia. Empezó el confinamiento y con ello, la suspensión de carreras. En mi caso, la citada maratón, Els Bastións, Ehunmilak y Tor de Geants entre otras. El panorama era tan desolador que fui perdiendo la motivación. Bien es cierto que mientras duró el encierro, hice mucho deporte. Había que matar el tiempo de alguna manera. 

Como contrapunto, dejé de cuidarme nutricionalmente. El tinto de verano y las patatas fritas campaban a sus anchas por mi casa. En mi caso, para entrenar, necesito un objetivo. En cuanto no tengo ninguno, mi seriedad se desvanece. Gracias a Etrail Zaragoza y su iniciativa de competir virtualmente en diferentes rutas, seguí entrenando de forma constante pero todos sabemos que no es lo mismo.

Un día, mi compañero Gorka me llamó y me habló de una carrera que sobrevivía en el calendario. No me tuvo que dar mucha información. Simplemente confirmé que no trabajaba ese fin de semana y le dije un SI rotundo.

¡Todo listo!

La carrera en si era: Andorra Trail. Una nueva modalidad de competición en parejas durante 2 etapas de exigente montaña. Tenía el aliciente de poder coger un pack completo que incluía 2 noches en un hotel con pensión completa. Era lo más parecido a unas vacaciones que íbamos a tener este verano. Triste pero cierto.

Debido a las medidas de seguridad e higiene, la comida post carrera se suspendió para evitar aglomeraciones en la zona de meta. En esta misma zona, la de salida y los avituallamientos era obligatorio el uso de mascarilla y desinfección con gel desinfectante. Además, la salida era escalonada. Una pareja cada 30 segundos.

Ninguno de los 2 llegamos en un momento de forma excelso, es más, todo lo contrario. Hablando de mi, con un exceso de 7 kilos de más en mi cuerpecito. ¡Y eso que no he tenido ni festivales ni fiestas patronales! Eso no importaba. La ilusión ganaba al físico esta vez. Este fin de semana no tocaba competir, tocaba DISFRUTAR.


Etapa 1: Escaldes-Engordany   -   Sant Julià de Lôria (29km 2500 D+)

Nos hospedamos en el Hotel Mola, al lado del famoso balneario de Caldea. Si venís a Andorra, que sepáis que no hay casi zonas de aparcamiento gratis. Tendréis que pagar por ello. La mejor solución, sacarte un bono de 3 días para reducir los gastos. Una vez hacemos todo los tramites de la recogida de dorsal, pronto a cenar y a la cama.

Nuestra hora de salida es a las 08:13:30. Estamos al lado de la salida y no hace falta madrugar mucho. Igual es porque es como si fuera la primera vez, pero los nervios no me han dejado descansar bien. Acudimos al buffet libre de desayuno y....¡Madre mía! Tengo que dejar pasar ante mi bandejas de huevos revueltos, bacon, donuts y demás manjares. Me centro por el bien del equipo.

Esta primera etapa es de las que no te deja indiferente su tramo inicial. Para romper el hielo, después de meses de inactividad, tenemos 9 kilómetros y 1630 D+. O lo que es lo mismo....Patapúm Parriba. Mi colega Gorka sale muy alegre en el tramo asfaltado de Escaldes. Se nota que también necesitaba sentir la competición.

Acabando la primera subida

Apenas unos metros de carretera y cogemos un desvío que nos introduce de lleno en la montaña. Primero por un camino empedrado y luego tierra. Desde el primer metro empieza el desnivel. Hay que dejar de correr y empezar a coger un ritmo vivo mientras andamos. En seguida pasamos a las primeras parejas. La emoción del principio nos ha podido. Cuando ya empezamos a sudar sin control y el corazón se acelera, nos damos cuenta que ésto va a ser duro. Aminoramos el paso y a sufrir.

Los primeros 4 kilómetros lleva la batuta mi compañero. A mi me cuesta más entrar en calor. Una vez llegamos a un descansillo, cojo yo los mandos del equipo y pongo una marcha más. No muy exigente pero constante. Aún nos quedan 5 km. Se nota nuestra poca preparación pero yo estoy disfrutando de volver a sentir ese gusanillo. Nos adelantan varias parejas. Hoy me da igual. Saludos y deseos de ánimo para todos. 

Poco a poco vamos dejando el espeso bosque atrás y con ello, la sombra. Por suerte, hace una mañana agradable y no se notan los estragos del calor. Al llegar al claro, es más fácil divisar la cumbre (Tossa de Braibal a 2643 metros) . Enseguida la veo y le digo a Gorka que casi lo tenemos. Falsa Alarma. ¿Nunca os ha pasado que estáis en la cima y cuando llegáis aún queda otro repecho? Pues esto mismo nos pasó 3 o 4 veces hasta que llegamos ya al punto geodésico. 

Una vez allí, disfrutar de las vistas, del reencuentro con los voluntarios y celebrar nuestra primera montaña en la era pandémica. Pasado el duro tramite inicial, ya solo quedaba lo más fácil. Si, 20 kilómetros, pero fáciles en comparación a lo vivido.

Mi primera meta en 7 meses

Primero cresteamos y en seguida nos ponemos a descender por una ladera un tanto técnica. Si en estos meses había perdido la forma considerablemente, imaginaros que ha pasado con mi destreza. Si antes parecía un pato mareado, ahora se puede confirmar que ya los soy. Gorka, más ágil en estas lides, se pone en cabeza mientras yo voy echando el culo a tierra más de una vez. 

Poco a poco llegamos al lago Azul, otra increíble panorámica que nos regala este país. A estas alturas ya nos ha adelantado mucho gente y llegando al avituallamiento, coincidimos bastantes corredores. La consigna es clara. Cada voluntario se encarga de rellenarte bidones y ofrecerte lo que tu quieras. Tu como corredor lo único que tienes que hacer es no tocar nada y una vez recibido lo que deseas, alejarte a un lugar espacioso. ¿Parece fácil verdad? Pues aún con todo, parece que hay gente que le cuesta entender. Los voluntarios y la organización perfectos. El suspendido es para nosotros los participantes.

Reponemos fuerzas y nos disponemos a afrontar el siguiente repecho. Las fuerzas ya empiezan a ir justas y la inactividad de los meses atrás va apareciendo en las piernas. Yo voy más fresco que mi compañero. Intento poner un ritmo rápido pero sin forzar. Cruzamos valles, vamos paralelos a riachuelos, bosques, explanadas donde el único acompañante es el sol. Una gran variedad de paisajes en el menú. En una de esas, a Gorka le dio por jugar al baloncesto y encestó su pierna en un agujero del suelo. Por suerte, fue un tiro limpio y todo quedó en el susto.

Llegados al último avituallamiento, en el refugio del Claror (18km) ya solo quedaba un pequeño escollo de 300 metros positivos y afrontaríamos un largo descenso hasta la meta. Llegar a la parte más alta cuesta, el calor ya empieza a hacer de las suyas pero lo conseguimos. Cogemos aire, Gorka se pone en cabeza y empezamos a descender. Al principio es un poco técnico por las piedras sueltas. Luego mejora. Empieza a discurrir por una senda muy rápida perfecta para dar rienda suelta a tus piernas...o lo que queda de ellas.

En mi reloj ya se acerca la distancia de los 29 kilómetros pero el pueblo se sigue sin divisar. Llegamos a una fuente donde están unos voluntarios y nos transmiten la información que no queríamos oír. Aún quedan 4 km. En muchas carreras pasa. No es lo mismo las distancia oficial a la real. Estamos ya acostumbrados pero sigue doliendo escuchar algo así. Además, nos comunican otra bonita noticia. Nos vamos a encontrar un último repecho antes de llegar a San Julià. ¡Bien!

Las sorpresas de los repechos finales son desmotivadores pero hoy estamos para disfrutar, recuerden. Que nadie nos quite la sonrisa. Cuando estamos a punto de llegar nos damos de bruces con una situación muy peligrosa. Nos encontramos con una compañera tirada en el suelo rodeada de otros corredores. Al principio pensamos que ha sido una caída pero enseguida nos damos cuenta que se trata de un golpe de calor. La chica lo está pasando mal. La asisten tapándole con una manta, poniéndola de lado e intentando que no se trague la lengua. Hablarle en todo momento y que siga despierta hasta recibir ayuda externa.

La actuación de los demás corredores fue estupenda. Nosotros nos quisimos acercar a la meta (Estábamos apenas a 1000 metros) para pedir ayuda. En ese momento ya subían voluntarios de la Cruz Roja para socorrerla. En situaciones así te das cuenta que correr en la montaña no es ninguna tontería. Hay que extremar las precauciones. Cualquier material obligatorio propuesto por la organización es algo que nos beneficia a todos. Acceder a los diferentes puntos de carrera es muy difícil. Tener unos mínimos conocimientos de primeros auxilios es fundamental. Hidratarse y comer tiene que ser una constante. Por fortuna, la consiguieron evacuar, hospitalizar y acabo todo en un susto. ¡Un abrazo compañera!

Llegamos a meta con el disgusto en el cuerpo aún. Ver algo así te da que pensar y lo analizas todo desde otro prisma.  Por motivos de seguridad, no nos podemos quedar en la zona de meta y vamos directamente el hotel donde nos ducharemos. Hemos quedado en las últimas posiciones pero eso hoy es lo de menos. Disfrutemos de nuestra estancia en Andorra, descansemos y mañana será otro día....


!Va por ti PRIMO! 

Tiempo: 06:53:02
Clasificación general: 23

Participantes: 32

    BANDA SONORA DE LA CARRERA